Un mal equilibrio y allí estaba, había caído cual princesa siendo sostenida por un príncipe azul; jamás se esperó que sus pies fallaran y perdiera el equilibrio cayendo hacia atrás.
Pero sus piernas traicioneras, y el destino jugador, le hicieron caer. Tambaleó un poco con todo su peso; se creyó estrellado en el suelo, cuando aquellos fuertes brazos, aquel cuerpo cálido y confortante, le sostuvieron de la cintura.
Le agarró como si fuese su pareja en un baile de salsa al final, donde el hombre inclina a la chica para un gran desenlace. Zelo alzó su mirada, sus cabellos rubios habían tapado sus ojos y le impedían ver con claridad. Estaba bastante asustado asustado, de creerse con la cabeza rota contra el piso frío, evidenciando aquello en un reflejo de su mano sosteniéndola, ahora estaba en los brazos de... ¿Daehyun?
Le extrañó un poco, pero agradeció al cielo que allí estuviera el mayor; su temerosa mirada se fijó en los ojos del contrario que mostraban sorpresa, había sido un total acto reflejo el sostenerlo; pero no se arrepentía, le había salvado. Las miradas se cruzaron, y cuando el ritmo de ambos corazones pareció calmarse un poco, Daehyun logró dibujar una casanova sonrisa en su rostro, intentando darle confianza al pequeño. Pero Zelo no sonrió, ¿susto? No, ya se le había pasado, ahora estaba serio, o más bien, desconcertado, no sólo por aquella situación inesperada, sino por aquella sonrisa que le robó el aliento.
Daehyun le había quitado el habla, con sólo una sonrisa, solamente al tenerlo así. Se sentía bien el cuerpo del mayor sosteniéndolo. Por un momento, se imaginó como la doncella en peligro, y que, aquel caballero enigmático que ocultaba su rostro en una máscara, fuese su príncipe rescatándolo.
La sonrisa de Daehyun también se borró al ver aquel rostro embelesado, y algo se removió dentro de él teniendo al maknae allí; quizás, se sintió algo atraído. Zelo parecía tan indefenso en esos momentos, quería protegerlo.
Y sus corazones volvieron a latir rápido, la visión de un mundo exterior desapareció, y sus miradas sólo podían conectarse a sí mismas; definitivamente algo no era normal allí, definitivamente, entre Zelo y Daehyun, algo había cambiado y algo comenzaba a surgir.
— Gracias, hyung... — susurró el menor observando los profundos ojos del mayor, ocultando su sonrojado rostro, ahora, en aquella bufanda que ese día llevaba.
— De nada, Junhong... — contestó con el igual tono de voz bajo.
Y si no fuese porque la mirada de cuatro chicos curiosos que esperaban seguir grabando el "Ta-Dah it's B.A.P", estaban posadas sobre ellos, seguramente Daehyun se hubiera atrevido a bajar su máscara, y a su vez la bufanda de Zelo, para descubrir esos labios de fresa y besar estos por primera vez.
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