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Capítulo 9

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Era sábado y Blair se encontraba realmente aburrida en casa. Oliver estaba con Roscoe, enseñándolo a afeitarse. Cuando Blair trató de ver, Roscoe la corrió. Él no quería que lo viera en tan vergonzosa acción para él. Blair solo rio y salió de la habitación. Luego se comió las galletas que Lorena había preparado para su hermano; ya que él estaría ocupado convirtiéndose en un hombre, alguien tenía que comérselas. Lorena la reprendió a lo que ella solo rio de nuevo. Estaba realmente extraña estos días, como más feliz y de mejor humor. Uno pensaría que después de perder algo importante para ti y, para rematar, volver a la escuela, se estaría un poco triste todavía; eso era lo que esperaba Blair, sin embargo, los últimos días estaba radiante, y estar radiante le recordaba a Eugene.

Escuchó música un rato y vio una película. Normalmente, los sábados de su vieja vida los pasaba yendo de compras con Macy y Hilary. Ahora, eso sería totalmente innecesario, ya que su closet estaba repleto de ropa como para usar una prenda cada día del año.

Cuando abrió las puertas de su balcón para dejar entrar la luz del sol, se dio cuenta de que su vista daba exactamente a la cochera de la casa de Eugene y que él estaba allí, en pantalones de chándal y una camiseta gris, jugando basquetbol. Sobre la cochera había una canasta y ahí estaba él, jugando por su cuenta.

Una sonrisa involuntaria surcó la cara de Blair; ella ni siquiera se dio cuenta. Antes de siquiera pensarlo, ella se encontraba cruzando la calle para hablar con Eugene. No sabía si eran los extremos del aburrimiento o cualquier otra cosa, pero realmente no intentaba averiguarlo.

―Hola. ―Eugene lanzó la pelota hacia el aro y cayó justo dentro antes de voltearse para verla.

―Hola. ―Él sonrió, brillante y alegre, con una pizca de sorpresa―. Hola, Blair ―repitió. Se acercó a ella, entornando los ojos y arrugando un poco la nariz porque el sol le daba de frente―. ¿Qué haces aquí?

Blair se encontró indefensa, no sabía qué decir porque, en realidad, no tenía la respuesta a su pregunta.

―Yo... estaba aburrida. ―Se encogió de hombros como si realmente no le importara. Eugene ladeó su sonrisa.

―¿De verdad? ―Puso sus manos en sus caderas y se acercó más―. ¿Y venir a hablarle al aburrido Eugene era más interesante? ―Levantó una ceja. Blair rio un poco y luego se acomodó el flequillo, planeando un chiste.

―Tienes razón, mejor me voy... ―Se giró para volver a su casa, pero Eugene la detuvo tomando su mano. Era la primera vez que la tocaba y ella no podía explicarse cómo podía sentir tanto calor en una sola zona del cuerpo.

―No, quédate. ―Ella vio la cara de Eugene un poco desubicada cuando miró abajo e hizo una mueca. Ella se preguntó si él lo había sentido también.

―No planeaba irme ―susurró gentilmente ella, con una sonrisa―. No sabía que jugabas basquetbol. ―Blair miró el balón detrás de Eugene y él sonrió. Miró la pelota y soltó su mano para ir a recogerla. Blair casi le reclama por soltarla, pero se le fue el aire en el último minuto.

―Me gusta. ―Eugene hizo girar el balón en la punta de sus dedos.

―Es gracioso, pensé que no hacías ningún deporte ―dijo ella y lo rodeó, con sus brazos cruzados sobre su pecho. Blair estaba usando unos blue jeans, unas zapatillas, un cárdigan rosa y su cabello suelto. Para Eugene, era extraño verla vestida de esa manera, como si no hubiese pensado demasiado al ponérselo. Aun así, cualquiera podía pensar que había salido de la portada de Vogue.

―Oh, entonces sí me veo como vago ―murmuró Eugene y lanzó de nuevo la pelota hacia el aro, nuevamente encestó. No es como que él quisiera impresionarla, pero ella ciertamente lo estaba.

La vida después de la popularidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora