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Capítulo 11

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Blair cruzó la calle hasta la camioneta Eugene. O más bien saltó como una pequeña niña feliz hasta ella. Eugene la estaba esperando a un lado de esta con una sonrisa y la puerta abierta para ella, estaba recostado de ella con un pie puesto contra la pared, flexionando la rodilla y con los brazos cruzados sobre el pecho. Ella fácilmente podía ver su sonrisa deslumbrante que hacía que su camioneta pareciera un carruaje. No estaba segura de por qué se sentía tan emocionada. Podía escuchar su corazón palpitando en sus oídos. En cuanto estuvo cerca de él, Blair lo abrazó como la última vez, incluso mejor.

—Buenos días, cariño. Susurró él cerca de su oídoEstuve esperando verte toda la noche.

La piel de Blair se erizó y separó su mejilla de su pecho, donde podía oír su corazón, para mirarlo a los ojos. Ella quería que él hiciera algo. Ella quería que él se moviera hacia ella y la besara. Y fue como si estuviese leyendo su mente porque de pronto, sin romper la conexión de sus miradas, él comenzó a descender y ella sabía que iba a besarla.

Y justo en ese momento... Blair despertó.

Su pecho iba a mil por hora, sus ojos estaban abiertos de par en par, estaba hiperventilando y sudando y sus manos agarraban las sábanas fuertemente. No era posible ¿un sueño con Eugene? Eso era... bueno, no había palabras con que explicarlo. Le había gustado. Y sin duda le hubiese gustado muchísimo más si no se hubiese acabado antes del beso.

Blair se agarró la cabeza con amabas manos y trató de calmarse, tenía los nervios de punta y por alguna razón había una sonrisa en su cara. Sentía la boca seca, como si se hubiese tragado un puñado de arena. Así que se levantó y caminó fuera de la habitación para ir por un vaso de agua, miró primero su reloj despertador. En la oscuridad podía ver las letras rojas marcando las tres de la mañana. Blair odiaba levantarse a las tres de la mañana, desde que vio El Exorcismo de Emily Rose sentía que era un mal augurio. Pero mucho no le hizo caso porque estaba deslumbrada por su sueño.

Tener a Eugene ¿Qué estaba mal con ella? ¿Por qué se ponía a soñar con un chico que no era un total bombón ni iba al gimnasio? Ese no era su estilo.

La verdad, si se ponía a pensarlo, Eugene sí era un bombón. Había pasado un día completo con él el domingo, él la había enseñado a encestar mejor, habían hablado y mientras él trataba de enseñarle como se colgaba de la canasta al encestar —cosa que a ella le gustó mucho— ella podía ver, gracias a su camiseta sin mangas, que él no era tan delgado como aparentaba. Sí, tenía brazos delgados, pero también músculos magros, quizá porque se cuelga mucho de la canasta.

Bien, a ella le gustaba mucho que él hiciera eso.

Cuando llegó abajo se sorprendió de encontrar a Lorena aun despierta leyendo un libro y tomando un té en la mesa de la cocina. Blair entró sigilosamente y se dirigió directamente a la nevera, sin disimular su sonrisa, es que ni siquiera estaba enterada de que la tenía puesta en su cara. Y se preguntó por un momento si él también estaba pensando en ella.

—Sonreír mientras ves el interior del refrigerador, no suena algo que Blair Rain haría un lunes a las tres de la mañana. —La voz de Lorena la hizo saltar y cerrar su línea de pensamiento de Eugene. Había estado con la mirada perdida mirando el interior del refrigerador.

¿Cuán normal era eso?

—Lo siento, es que tuve un sueño muy bueno. —Confesó Blair y estiró su mano para alcanzar un vaso que Lorena siempre dejaba sobre el refrigerador. Se sirvió agua aun pensando, la tomó y aun no dejaba de pensar.

—Últimamente estás de tan buen humor. —Lorena volvió sus ojos hacia el libro y le dio un sorbo a su taza de té— No me sorprende que tenga que ver con Eugene Pointer ese sueño tuyo.

La vida después de la popularidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora