My Dignity has died for you (#1.5 Odio a los chicos)

Capítulo 6

Evanna: 

—¿La dirección de Mathew?.—Peter repite mis palabras, parece muy confundido.

—Si, necesito la dirección, somos compañeros y tenemos un trabajo en grupo.

Tras no obtener respuesta, dejo caer mis hombros.

— ¿Qué sucede? ¿Acaso no lo tienes?. —La siguiente pregunta lo echo en broma, no lo esperaba en serio.

Mi boca se abre.

— ¿Acaso no son amigos?

Peter luce incómodo.

—Escucha, amigos no somos.

—No entiendo, los he visto juntos .. ¿De qué hablas?

Mi pregunta lo incomoda más.

—Somos conocidos ¿De acuerdo?. —Me responde. —Y si estoy con él para librarme de los problemas, Mathew tiene una reputación, me quise ligar de eso , ya sabes..

— No, la verdad no lo sé. — Respondo con cierto enfado.

—Tener buenas fiestas. — Me aclara alzando las cejas. —Conocer chicas. No somos amigos. Solo..

— Ya no digas nada. — Lo interrumpo.

Sus ojos se abren.

— ¿Sabes la dirección o o?

Que las personas se junten contigo por conveniencia debe ser lo más horrible que puede pasarte en una amistad.

Tal vez por eso Mathew Vance es así, como sea, el sigue siendo un misterio.

Uno que cada vez más quiero adentrarme a averiguar.

¿Dónde quedo mi lado sensato?

—No creo que debas ir.

Me ve de pies a cabezas y antes de golpear su rostro, hablo.

—¿La tienes o no?. — Insisto alzando la voz.

Peter suspira cansado y se prepara para dármela.

(*)

Bueno, es un lugar bonito. —Es lo primero que pienso cuando estoy frente a su casa.

He meditado desde que salí de clases, no he visto a Mathew la primera hora y después de ponerme el saco de Sherlock, logre averiguar que siempre falta a clases y ya que está prohibido dar información de otros estudiantes, eso me llevo a Peter y finalmente me trajo aquí.

¿Se encontrara su padre en casa?

Mi cuerpo tiembla de solo pensarlo.

Tomo una respiración profunda y levanto mi puño para tocar, antes de hacerlo la puerta ya se encuentra abierta.

—Llegas tarde.

No dice nada más, deja abierta la puerta seguramente para que pase, lo hago.

Tras cerrarla detrás de mí, digo. —Hola ¿No?