Capítulo 11

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Evanna:

—Te dije que yo te llamaría.

¿Está llamándome la atención?

Si, lo está haciendo.

—Pero que tenemos aquí.—Un tercero se nos une y apoya su mano en el hombro de Mathew.—¿Un nuevo juguete, Mathew?

Mathew mantiene los ojos furiosos en mí, pero cuando lo escucha, lo coge de la muñeca y la aparta de él.

—No me toques.—Le ordena y se acerca a mí.

—Solo fue una pregunta.

Me coge del codo y tira de mi hacia la salida, llegamos al coche estacionado afuera y me sorprenda que se comporte como caballero y me abra la puerta, hasta que claro me coge de la cabeza y me obliga a entrar, ni siquiera me da tiempo para soltarme.

Mathew ingresa al coche y el camino es silencioso, hasta que estaciona su coche frente a la casa, guarda las llaves en su bolsillo y se acerca a la ventana de mi lado, da unos pequeños golpes exigiéndome que baje.

Lo hago y me quedo frente a él, su mirada me examina hasta causar escalofríos en mí.

—¿Tanto te importa aprobar, niña?.—Hace la pregunta.

¿Niña?

Todo mi cuerpo se paraliza y el recuerdo viene a mi mente.

El miedo y el dolor, como si todo volviera a repetirse.

—No me llames así.

Sonríe o al menos es un intento de burla, Mathew no agrega ni una sola palabra más y se dirige a la puerta de su casa mientras yo permanezco paralizada al lado de su coche, al notar que no estoy siguiéndolo, se vuelve hacia mi desde la entrada.

—¿Vas a venir o no?.—Me pregunta ofuscado.

Mi respuesta es acercarme y tal vez nuevamente me está metiendo en la boca del lobo, pero.. ¿Qué más me queda?

Ingreso a la casa y el lugar no luce nada diferente a la última vez que estuve aquí, aun así ingreso hasta la sala mientras escucho como cierra la puerta detrás de mí, Mathew se acerca a la mesa y busca entre los papeles, cuando los encuentra, regresa a mí y me los pone en frente.

—¿Esto será suficiente para que deje de joder mi tiempo?

Tomo los papeles.—Tampoco es como si hubiera mucho que puedas perder.

Sus cejas se juntan y se acerca a mí, su altura me intimida, pero no lo hago notar, he pasado por cosas mucho peores que estas.

—Por un comentario tan simple como ese puedo hacer que la pases muy mal.

—¿Estas amenazándome?

¿Otra vez?

El no responde y cuando giro para irme, lo escucho una vez más.

—No vuelvas a aparecerte en el bar.

Trago saliva, pero no me vuelvo hacia él, solo me quedo ahí en silencio.

—Nunca más.—Agrega enfureciéndome.

—¿Se supone que es una orden?

—Sí, lo es..

Finalmente me atrevo a mirarlo.—Es una pena que no puedas darme ordenes, Mathew.

La confianza en su rostro se pierde y aun así lo ignoro para irme, estoy segura que con esto ya no tendré que acercarme más a él, tengo su parte del trabajo y el final puedo hacerlo yo sola.

Camino hacia la puerta y entonces todo sucede muy rápido, me coge de la muñeca tomándome desprevenida, las hojas resbalan de mi manos y el me obliga a retroceder, entonces el deja vu choca contra mí porque es exactamente la misma posición donde me beso la última vez en su mueble.

Esta sobre mí, sosteniéndome las muñecas y mirándome con esos ojos que me provocan extrañas sensaciones que no comprendo.

—¿Qué estas..?.—Intento hablar.

—¿Sabes lo fácil que es para un hombre en ese lugar ponerte en esta situación?

Mis ojos se abren.

Su mandíbula se aprieta.

—Sería tan fácil para cualquiera llegar a esto..

—¿Así de débil crees que soy?

Sus ojos se abren, pero enseguida sonríe.—¿Acaso no ves la situación en la que estás?

No respondo y sus dedos dejan de apretar mi muñecas, en lugar de eso, las baja y las detiene sobre mi cintura, justo en la parte final de mi camiseta.

—Eres tan ingenua, Eva..—Dice examinando mi cuerpo.

No le respondo y su sonrisa de superioridad crece, mi cuerpo tiembla cuando su tacto choca contra mi piel desnuda.

—Te crees tan valiente, pero ni siquiera sabes cómo salir de esta situación.

No es miedo lo que siento, sino el dolor del recuerdo porque a pesar de que Mathew busque intimidarme, sus palabras suenan contradictorias a sus expresiones.

Es como si quisiera de una u otra forma mostrarme a fuerzas un lado malo suyo, cuando en realidad..

—Basta..

No mires..

No sigas mirando..

Y se detiene.

Demasiado tarde.

Su mirada se queda ahí, observando mi vientre y sus manos se paralizan sobre la cicatriz en mi abdomen, lo entiendo y aunque se trate de una persona con tan mala reputación como el no estoy decepcionada porque es lo que cualquier persona haría al ver la horrible cicatriz que guardo.

Después de todo..

¿Qué clase de persona seria feliz tocando un cuerpo tan dañado como el mío?

—Ya entiendo.

No, no lo haces.

Nadie lo hace.

Mathew acerca su rostro al mío.

—Tú también estas rota.

Mis ojos se abren producto de sus palabras y entonces el vuelve a hacerlo.

Sus labios se presionan sobre los míos dejándome aún más sorprendida y no me doy cuenta que tengo lágrimas en los ojos hasta que los cierro.

Y esa noche el error más terrible no fue haberle seguido el beso , si no abrir la primera puerta de toda mi vida rota frente a él.









Hola..

Hola..

Nuevo capítulo.

Díganme que les pareció y también díganme sus teorías locas.

Nos leemos.

>>Yiemir.

My Dignity has died for you (#1.5 Odio a los chicos)Where stories live. Discover now