Capítulo 15

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Evanna:

Desnudarnos mientras vamos a su habitación no es tan incómodo la primera vez, al menos para mí y dudo mucho que para él lo sea, Mathew me ha dado la imagen de que no soy la primera, ni la segunda, ni la quinta chica en su vida, no tengo problema con eso, es hombre al fin y al cabo.

Aunque..

Espero que no sean muchas.

No desperdiciamos ningún segundo, Mathew termina por dejar caer mi cuerpo desnudo sobre el colchón y se sube encima, sus besos dan inicio desde mi cuello, bajan por mi abdomen, mis pechos, mi cintura y finalmente me separa las piernas y hunde la cabeza entre ellas.

El primer contacto de su lengua contra mi centro me produce cerrar los ojos, mis manos van de sus hombros a sujetarse de su cabello mientras disfruto de la extraña sensación.

Saborea un poco más de mí y a los tres segundos esta en mí encima como la última vez, sus ojos me observan penetrantes y de sus labios no sale ni una pequeña palabra, ahí mirándome, Mathew estira el brazo en busca de un preservativo en el segundo cajón de su cómoda.

Lo coge para luego abrirlo y colocárselo, lo siento entrar en mi muy rápido y cierro los ojos mientras mis caderas se levantan recibiéndolo.

Entonces comienza a moverse y yo me agarro de sus brazos, los ruidos no se tardan en hacerse notar, el sonido de mis jadeos se incrementa a la altura de sus gruñidos y acompañan perfectamente los golpes que producen cada penetración.

Abro los ojos y lo miro, no hay palabras, solo miradas de deseos y parece comprender que es lo que quiero, Mathew comienza a tocarme por todas partes, me aprieta y deja grabadas sus manos y dedos como huellas en mi piel, sus mordiscos también quedan y yo marco su espalda con mis uñas.

Hundo los dedos en su cabello, los bajo por su cuerpo y vuelvo a apretar hasta llegar a su trasero, echo la cabeza hacia atrás cuando las arremetidas se vuelven algo bruscas y hasta un grito se me escapa.

Antes de esto no me había interesado el sexo, pero creo que no hay una sensación más gratificante y que te lleve al placer como lo que estoy sintiendo ahora.

Mathew lleva su mano izquierda y masajea mis pechos, continúa bajando las manos y clava sus dedos en mi cadera hasta deslizarlo a mi trasero, levanta mi pierna y la aprieta alrededor de su cadera, hundiendo su erección mucho más profundo, cierro los ojos y con esa nueva posición y sus arremetidas que no paran, llego al orgasmo.

Al poco tiempo, él llega, sale de mi interior y se sienta para retirar el preservativo, doblarlo y tirarlo al tacho, después de deshacerse de él, se deja caer a mi lado otra vez.

Aunque igual que la primera vez, no hay palabras.

Está bien.

Solo necesito esto.















(*)













—La cicatriz que tengo en mi abdomen lo hizo mi padre.

El cuerpo de Mathew se tensa, está dándome la espalda, pero esa sola reacción, aunque sea mínima, me dice que al igual que yo no puede dormir.

—Es un alcohólico y hasta sospecho que consumió drogas, aunque la bebida siempre ha sido lo que más se ha metido al cuerpo.

O lo que yo logre ver.

—Una noche, vino ebrio a casa como nunca y golpeo a mi madre igual que siempre, pero esta vez casi la mata, mamá siempre me dijo que lo mejor no era desafiarlo, pero estaba cansada y más daba igual recibir un par de golpes más.—Hago una pausa y cierro los ojos.—Cuando desperté estaba en el hospital, todo mi cuerpo estaba vendado y me dolían los brazos, mi padre me había arrojado sobre la mesa y el vidrio se había incrustado en mi piel..

Bajo la mano a mi abdomen y acaricio la cicatriz.

No odio la cicatriz, sino el recuerdo que me ha dejado, la odio porque me recuerda que jamás le importe a ninguno de mis padres.

—Supongo que lo peor no fue , sino descubrir que mi madre se había marchado sin que yo le importara.

Mathew no dice nada, muevo la cabeza para mirarlo, pero solo tengo la imagen de su espalda desnuda.

Regreso mi mirada al techo y mis dedos descansan sobre la cicatriz, trato de sonreír, aunque apenas lo hago.

—Está bien, ya paso mucho tiempo... ahora estoy mejor.—Tomo un respiro.—Mis tíos me adoptaron, si podríamos llamarlo así.

Di algo..

Por favor..

Cierro los ojos y no hay nada, me quedo esperando algo que no llega y resignada, me giro dándole la espalda.

Estoy a punto de cerrar los ojos cuando lo siento, como rosa sus dedos con la palma de mi mano.

No una, sino varias veces.

Entiendo que quiere que yo lo haga porque no se atreverá a mostrar debilidad frente a mi.

Es Mathew Vance después de todo.

Pero así sucede, tomo su mano y entrelazo nuestros dedos, pero el se asegura de no soltarme .

Sin darme cuenta dejo que se forme una sonrisa débil en mis labios y cierro los ojos.

No necesito palabras suyas que me reconforten y que se que posiblemente nunca salgan de la boca de alguien como el, pero esta bien, cuando me da esto..

Cuando sé que para alguien como Mathew Vance, algo como esto es dar más que suficiente.






Nos leemos pronto.

>>Yiemir.

My Dignity has died for you (#1.5 Odio a los chicos)Where stories live. Discover now