Rainey Ferrer crecerá llena de misterios en una escuela para estudiantes normales, sin embargo, sus poderes de nacimiento reaparecerán y será reconocida como la Elegida mientras lucha consigo misma.
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Rainey Ferrer fue bastante poderosa desde...
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Narrador Testigo.
-¿Madam Dumblinton? -pregunté estando algo nerviosa, pues mordía mis uñas tras la intriga causada al posarme frente a aquella bruja.
-¡Ashh! ¡Ya sácate las manos de la boca, chiquilla asquerosa! ¡qué horror!, ya tienes diez años y aún pareces una bebé, ¡uff!, pero a ver, ¿Qué quieres de mí, eh?, espero y no sea para nada estúpido porque mi tiempo es muy valioso y no pienso gastarlo en ti. -respondió la Madam Dumblinton con una expresión de placer en su arrugado rostro, ya que sabía que le pediría un favor.
-¿Algún día iré a la escuela, tendré amigos de mi misma edad y estaré dentro de eso a lo que llaman salón de clases?, es que ese es mi sueño más grande desde hace muchísimo tiempo y sería genial que me sucediera algo tan bonito como eso. -sugerí sutilmente mientras bajaba la cabeza, pues sufría mucho con ella a mi cuidado.
-¿Cómo es que sabes de que existe la escuela o hay más personas allá afuera que poseen tu misma edad, chiquilla torpe?, vamos, ¡explícame!, tú solamente conoces a los vendedores y panaderos del pueblo, ¿alguno de ellos te habló sobre todo esto? -interrogó la Madam Dumlinton tras hallarse bastante intrigada al escuchar que yo estaba diciendo cosas que nunca me fueron enseñadas por obvias razones, ya que, se levantó rápidamente de su cama.
-Yo...
-¡Habla ya! ¿Acaso alguien ya descubrió nuestra cabaña?, vamos niña torpe, ¡Esto puede ser muy grave! ¡Responde!
-¡No!, que yo sepa, nadie ha logrado colarse por la barrera o se arriesgaría a seguirme hasta aquí sabiendo que usted vigila, ¡lo prometo!, y sé sobre eso tan hermoso porque lo leí en una página de un libro color negro ubicado en su biblioteca, así que, absolutamente nadie me ha instruído a sus espaldas.
-Niña, ¿Sabes leer?
-Sí, aprendí yo solita cuando tenía cinco o seis años de edad mientras me escondía de usted, pero hoy, sigue gustándome hacerlo durante mis pocas tardes libres y gracias a ellos es que quiero saber cómo se siente estar dentro de una escuela con más niños y maestros aunque sé que eso es prácticamente imposible para mí, ¿cierto, señora?
