Capítulo #11. Romeo y Julieta

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Estaba a punto de saber sobre una parte de mi vida que desconocía, pues finalmente Rarelía iba a decirme todo lo que sabía no sin antes hacerme jurar de que jamás diría nada, ya que la dinámica de las Eras consistía en eso y si aquella armonía se ...

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Estaba a punto de saber sobre una parte de mi vida que desconocía, pues finalmente Rarelía iba a decirme todo lo que sabía no sin antes hacerme jurar de que jamás diría nada, ya que la dinámica de las Eras consistía en eso y si aquella armonía se rompía por mi culpa todos estaríamos en grave peligro así que, obviamente me quedé callada ante lo que sería lo peor que pudieron decirme tras revelar cómo llegué con la Madam Dumblinton dieciséis años atrás gracias a una grave alteración de mi peculiar pasado lleno de dudas.

—¿Oye Rarelía? ¿mi madre me quiso tan solo un poco? —Pregunté encontrándome llena de dolor tras lo sucedido anteriormente, pues aún no superaba el hecho de haber sido secuestrada después de nacer.

—¡Claro que si, Rainey! ¡ella te amó mucho más que a su propia vida!, por eso ella se... Por eso tu madre voló al cielo como el avecilla libre que era!, ¡ah, si! ¡te aseguro que te cuida desde donde está!, lo se, ¡algún día se reencontrarán en el paraíso!

—¿Qué? ¿entonces ella, mi mamita real está muerta? ¡ay no! ¡profesora Rarelía! ¡no me diga eso! ¡no puede ser verdad! ¡no, no! ¡Ohhhh!

—¡Así es, lo siento!, esa pobre mujer traumatizada murió de manera espantosa poco después que tú desapareciste de su lado, pues se volvió loca de dolor y terminó con su propia vida! —afirmó la profesora Rarelía estando algo triste, cansada y nostálgica, pues bajó la cabeza en señal de duelo por mi.

—¡Ohhhh! ¡ay no! ¡ay no! ¡ella no puede estar muerta! ¡NO! —dije mientras lloraba descontroladamente, ya que por culpa del cruel destino no pude conocer a mi madre cuando siempre fue mi deseo más grande.

—¡Hey! ¡tranquílizate, Rainey! ¡te aseguro que ella permanecerá contigo para siempre porque te está cuidando desde el cielo! ¡su muerte no será en vano si la recuerdas desde el fondo de tu corazón! —Repitió la profesora Rarelía con una sonrisa y el rostro algo húmedo tras llorar, pues sin dudarlo me abrazó fuertemente.

—¡Es que no la pude conocer! ¡no es justo! ¡ella y yo debimos de besarnos y abrazarnos!, debió mecerme entre sus cálidos brazos, cantarme dulces melodías para dormir, arroparme y darme consejos de vida, ¡Ohhhh! ¡la quiero tener de regreso!, si, ¡lo exijo ahora! ¡esto no se puede terminar así de desgarrador! —aseguré mientras lloraba y gritaba como loca, pues no sabía lo que decía tras desconocer cómo controlar mis peculiares emociones porque me sentía como un volcán a punto de explotar.

—¡No! ¡eso es imposible! ¡tu madre está muerta y no regresará a este mundo jamás! ¡entiéndelo ya!, además, creciste sin ella, así que no puedes extrañarla. —afirmó la profesora Rarelía con una expresión dura y siniestra, pues la mujer cambió drásticamente conmigo.

—¡Ah no! ¡nada aquí es lo que parece! ¡ningún capricho es inalcanzable! ¡míreme, profesora! ¡soy la chica más insignificante y probablemente tengo más de seis poderes juntos cuando juraban que no sería más que una simple vendedora de pescados!

Nacida Del Ojo de Agua© (NA#1)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt