Capitulo 11

20 2 0
                                    

―Me estoy comenzando a arrepentir... ―murmuro, encogiéndome por las ráfagas gélidas que me chocan.

―Oye, casi nunca salimos a fiestas, de vez en cuando no hace daño. ―dice Alice golpeándome amistosamente con el codo. Sonreí forzadamente.

Seguía sin creer que había aceptado ¡Pero que estúpida!

Alice anticipante todo, planeó nuestra escapatoria. Liza, y Andrew los padres de Alice era doctores, por lo que trabajan en el hospital, bastante ocupados. Y nuestra amiga sabía que eso era una oportunidad.

Y como si el mundo nos abriera el camino para ir a la famosa tienda, Liza tenía turno de noche, y su padre llegaría como a las nueve y media pero iba directo a dormir. Así que solo falto actuar, pedimos permiso para quedarnos a dormir a casa de Alice, y aceptaron. Ya en casa de Alice lo único que teníamos de obstáculo (aunque no por mucho tiempo), era la hermana de Alice. Ali como hermana menor utilizo su az bajo la manga. «Si le cuenta su mamá, le diré yo también que saliste con Harry el domino, otra vez.» Y así, con simples palabras, tuvimos el paso libre y llegamos a la fiesta. Aunque antes de irnos yo insistí en disimular un poco más, así que pusimos unas almohadas donde se supone que dormiríamos, mediocre, lo sé, pero algo era algo.

Apresure mi paso para no quedar atrás.

―¿Falta mu...? ―deje la pregunta en el aire cuando levanté la vista, el ruido de una de las canciones de momento se oía por las calles, pero no vi movimiento en ninguna de las casas.

El viento me revolvió me cabello en todas direcciones, bufé.

―Que sea la última vez que venga a una de estas cosas.

―Vamos Camila, ¡tienes diecisiete años! No puedes ir por ahí amargada por todo, además solo será un ratito. ―dice Sam, animándome.

Volví a enfocar mis ojos en donde pisaba, la música se oía un poco más con base son acercábamos.

Suspire resignada, ya no había vuelta atrás, no era que odiara las fiestas (aunque no las amaba), es que me incomodaban ir a una en la que casi no conocía a gente. La idea que me encontrara a Caleb en ella me daba escalofríos.

La música se escuchó con claridad, un tono muy alto, frente a mí se encontraba un casa, bastante grande (no exagerada), de quien sea quien fuera esta casa se notaba que sus padres ganaban bien.

Era de una planta, con un patio espacioso, aunque no se podía apreciar muy bien, se podría decir que era bonita. La puerta estaba abierta, y afuera se encontraban una que otra persona paseándose, unas chicas que no conocía entraron entre risas por la puerta. Me giré hacia Alice, quien venía vestida con un jeans ajustado y una blusa azul de manga larga. Sam tenía una blusa rosado pálido que tenía los hombros descubiertos, y unos jeans casi negros. Yo en cabio, venía un jeans rasgado, una chaqueta azul oscura, y una blusa sencilla con unas flores en el lado derecho, pero no se veían gracias a la chaqueta.

Caminamos hacia la casa y la música se intensifico a tal punto, que me dieron ganas de taparme los oídos con las manos. Entre empujones, logramos pasar entre la multitud de personas salimos a el patio trasero, era bastante amplio y se veían personas hablando, otros haciendo apuestas, y claro la pista de baile, donde se en contaban personas bailando bastante pegados. Alice nos guía a lo que parecía una barra y pidió algo para tomar, yo esperé paciente, aunque incomoda. Miré a mí alrededor, había unos sillones y sillas, la barra era grande y una chica estaba al otro lado, alistando los pedios de las personas.

Suspiré, definitivamente no me apetecía venir a una fiesta hoy, pero aquí estaba.

Alice llego con su bebida y la mía, ella se tomó la suya en segundos, mientras yo miré la mía con una mueca, no me gustaba tomar alcohol, pero si tenía que pasar toda la noche aquí, algo tenía que hacer. Alice me grito que iría a bailar, yo me negué a ir con ella, y solo permanecí sentada tomándome la bebida de sorbo en sorbo, quemándome la garganta con cada uno.

Lo que nadie diceWhere stories live. Discover now