Capitulo 12

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Abrí los ojos, recibiendo la luz natural que se filtraba por la ventana, cuando me levanto, me tabaleo a causa de los mareos, aunque sabía que no tendría resaca ya que no había tomado tanto. Cuando entre a la cocina, salude a Sam, que al parecer se encontraba en un "perfecto" estado y en cuanto a Alice, bueno, ella era otra historia.

Cuando ella se levantó fue directamente al baño a vomitar, si, lo sé, una buena forma de comenzar el día. Ella entró unos veinte minutos después a comer. Se sentó en una silla quedando enfrente a nosotras, apoyando sus codos en el desayunador, y una mano sosteniendo su cabeza, la miré. Se veía fatal, tenía unas ojeras de mapache y el perlo todo enmarañado, aunque no le diría.

―¿Cómo te sientes? ―le pregunto, aunque fuera obvio.

―Mierda, no grites ―se queja enojada, apretándose los oídos con sus palmas y luego se froto la cara ―mi cabeza va a explotar.

Sam como toda una experta (ya que conocía cada rincón de la casa), abrió un cajón donde habían pastillas y le tendió una aspirina, con un vaso con agua.

―Creo que va a necesitar más que una―le comento en un susurro a Sam y esta se ríe, en un tono bajo.

―Creo que va a necesitar más que una―le comento en un susurro a Sam y esta se ríe, en un tono bajo

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El resto del sábado lo pase en mi casa limpiando, si limpiando. Salgo de clases y lo que hago es limpiar ¿vaya vacaciones no crees?

Contaba las horas mentalmente, y cuando se hizo de noche Daniel y yo preparamos la sala para una noche de películas, y bueno ¿qué mejor que ver el maratón completo de Harry Potter?

Daniel había agarrado una varita de su colección y había comenzado a decir hechizos al azar, y yo, claro, no me quede atrás.

Cuando terminamos de ver las películas, mi mamá estaba practicante roncando. Con un zarandeo la desperté, y la guie a su cuarto, para que durmiera más cómoda.

Me fue a despedir de Dani, cuando entre me quede sorprendida, trate de contener mi risa, pero me fue imposible: Daniel estaba sobre su cama, con unos anteojos de juguete, tenía la forma de un rayo es su frente, uno bastante torcido, brincaba en su cama, con unos peluches y juguetes animados. Estaba de espaldas, y zarandeaba la barita, diciendo expelliarmus.

―We will, we will ―cantó, pasado su barita a modo micrófono imaginario ―rock you ―y eso fue lo que hizo que perdiera toda resistencia, estallando a carcajadas, Daniel dio un respingo, y soltó un grito, para nada masculino. Como cereza del pastel, se enredó con su capa, y cayó de la cama. Mi risa incremento, y con lágrimas en los ojos, trate de tranquilizarme, ya que me estaba quedando sin aire.

Me acerqué. Se estaba frotando la frente, cuando me vio gruño, y aparto mi mano, que le tendía. Pude ver que tenía la frente rojo, lo más seguro era que tendría un chichón.

Solté otra sonora carcajada, mi hermano gruñe en respuesta.

Cuando logro calmarme, me despido de él y me dirijo a mi cuarto.

Lo que nadie diceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora