De madrugada

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Entre el sol y las pesadillas, nacían girasoles y sentimientos crujientes, que se cocían en las mañanas con hilos dorados y se revestían de nubes empapadas de lágrimas.

Era un nudo de colores, algunos rebotaban alegres y otros se hundían, pesados, pero allí estaban. Amargando las madrugadas, y combatiendo las pastillas.

Entre las noches en vela, y los ojos cansados, se escondían tiernas las lágrimas, pidiendo auxilio en un grito susurrado, que solo podían escuchar ellas; empapando de insomnio y quejas, el rostro de un indefenso cuerpo, pesado por los dolores del alma, un cuerpo cansado de cargar aquel nudo, aquellos nubarrones, un cuerpo deseando unirse a las mañanas, despertarse y a la vez dormir con el alba, fundirse en él y desaparecer.
Desvanecerse entre los malos augurios y las flores de loto, llenarse el cabello de pétalos de girasol y pintarse los labios con el néctar de una orquídea. Así, cortando los lazos humanos, se perdería entre la mañana y las hojas; solo un hilo de sangre quedaría, dejando el rastro del más bonito encuentro entre un humano y la madrugada.

Hombre.Where stories live. Discover now