Cap. 12...

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En cierta hora de la noche un ruido fuera de la cueva los despertó, sonó como a aleteos de alas y a garras que rasgaban las rocas.

Imhara se removió en su lugar despertando de su sueño, sobresaltada, sin comprender que le sucedía, estuvo a punto de pegar un grito pero Dharek la sujetó con fuerza inmovilizándola en el lugar mientras le tapaba la boca deteniendo su grito, le hizo un gesto de que guardara silencio, entonces escuchó aquello que la había despertado.

Fuera de la cueva se escuchaba un sonido, era tan atronador como la misma tormenta que caía, pero la misma no lograba empañar esos quejidos agudos y profundos que sonaban por encima del goteo y del tronar del carbonado cielo, y de esos arañazos impetuosos que parecían ser letales en la carne, dueños de filosas y gruesas garras de chuchillas que no dejaban de rasgar la faz de las rocas, y de esos aleteos, aleteos que parecían volar el suelo y correr las rocas, generando brisas y violentos vientos que se desprendían de ellas. Seguramente toda esa tormenta de bullicio provendría de unas enormes y poderosas alas emplumadas. No se podía ver nada, la noche cubría el paisaje y todas las formas, sólo podían percibir la distancia de los extraños y aterradores sonidos.

Luego de unos segundos las pupilas se acostumbraron a la oscuridad e Imhara pudo ver el rostro de Dharek, pero no más allá de él. También vio como desfundaba lentamente su espada para estar preparado si algo se le ocurría ingresar a la cueva.

Flogh se escondió debajo de la piel parda que los cubría, el cuerpo del felino temblaba sin control de sus músculos.

La lluvia no cesaba, cada varios minutos se escuchaba caer un rayo, donde momentáneamente el valle se iluminaba, mostrando sólo los contornos reflejados, pero no vieron nada extraño mas que las formas irregulares de las rocas.

El sonido de aleteos había cesado, y eso había inquietado aun más a Imhara, ¿Dónde estaba? ¿Acaso ese sonido provenía de Crhag? ¿Los atacaría?, la mente de Imhara navegaba por aquellas preguntas, ¿Por qué tardaba tanto en entrar a la cueva y atacarlos?

En un momento, tocó la tierra un poderoso rayo que iluminó los contornos del aire por varios largos segundos, dejando ver algo a la distancia que congeló de estupor los corazones de Dharek e Imhara.

Sobre una alta elevación de la montaña a aproximadamente un poco más de tres quilómetros de distancia de donde ellos se encontraban, se iluminó la figura de una enorme bestia que posaba sobre su superficie rocosa, en aquellos segundos no se pudo apreciar mucho, pero las características más sobresalientes se vieron de lejos. Era una bestia enorme, con un cuerpo voluminoso y musculoso, poseía las más poderosas y gigantescas alas que habían visto de cualquier otro animal, las cuales se abrían a su espalda atemorizantemente. La bestia miraba al cielo desde la altura, imponente, vigilante, esperando algo. Ni el caer de la lluvia ni el atronador sonido de los rayos de la tormenta la atemorizaban, porque ella era mucho más feroz que la noche misma.

Esa imagen los atemorizó, parecía ser una bestia terrible, feroz, imposible de vencer. Se movieron inquietos durante unas largas horas.

Mantuvieron sus ojos abiertos durante la noche, no querían dormir y ser víctimas de Crhag, tenían sus armas aferradas a su pecho, listos para dar batalla, esperando que la bestia ingresara por la puerta de la cueva, pero nunca sucedió.

De tanto esperar se durmieron.    

Imhara StheelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora