Un mensaje de un hijo a un padre - parte 36

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Un buen Hermano que se preocupa y un abuelo que te enseñara a manejar


Mario: no me digas no es cierto, ve, no sabes ni estacionarte hijo.

Richard: grrrr –era el colmo porque todos se la pasaban criticándolo por como conducía, pero él nunca había atropellado a nadie, nunca había chocado y pasado un alto, jamás

Arman: entérate que te estaban esperando en la puerta para ver si no te estampabas o ver si trías con vida al enfermo.

Richard: otro, cuando me pidas que te lleve algún lado no lo haré.

Miranda: Dejen de pelear, ven a dentro. Tu papá me dijo que te sentías mal.

Arman: estoy bien.

Miranda: Pues como tú no eres médico para confirmarme eso iremos a que te vean, ya pedí una cita y es en una hora.

Arman: pero estoy bien.

Miranda: Sin renegar, anda adentro, te acuestas en lo que se hace hora de irnos.

Richard y su abuelo fueron a ver qué era lo que iban hacer, tenían que acomodar unas cosas y su abuelo ya no podía estar cargando tanto y yendo de un lado a otro con todo.

Miranda: Ya vamos, para llegar a tiempo.

Mario: bien.

Richard: voy acomodando las cosas.

Mario: no, usted viene con nosotros.

Richard: ¿yo para qué?

Mario: tú vas a manejar.

Richard: mejor me quedo.-dijo al entender el porque su abuelo quería que el fuera con ellos, eso era clases de manejo o mejor dicho criticarlo mientras conducía-

Mario: no está a decisión, vas con nosotros.

Apenas subieron al carro don Mario empezó a corregir en todo a Richard, desde el cinturón está mal puesto, hasta la forma en pisar el acelerador.

Arman: jiji.

Richard: cuando te tengan que picar el trasero también me voy a reír créeme.

Arman: aaggg

No tardaron tanto en llegar, Richard ya se mordía la lengua, estaba enojado, así que solo se sentó en las sillas de la recepción del consultorio a seguir escuchando a su abuelo reñirle, más que nada porque conducía bastante rápido, no tardaron mucho en llamar a Arman quien quería entrar solo pero su abuela no le dejo y paso con él, salieron y fueron hacer unos estudios médicos que le mando el doctor tendrían que esperar por lo menos una hora hasta que les dieran los resultados, paso el rato y le entregaron los estudios y lo pasaron nuevamente a consulta recetándole los medicamento que necesitaba.

Richard: jajaja aa yo decía que me iba a burlar de ti pero no pensé que tan rápido.

Arman: abuela pero ¿Por qué? si las pastillas también son buenas, si no, no las venderían.

Mario: son solo unos piquetes hijo, no pasa nada. Tú,  la vista a la pista no a tu hermano.

Richard se tuvo que detener en una farmacia para comprar la receta de los medicamentos.

Arman: ya cállate Richard.

Richard: tú empezaste a burlarte de mí.

Arman: fue distinto y no me burle me reí.

Richard: fue lo mimos.

Arman: aaarr por eso yo no quería venir –dijo tirándose al respaldo del asiento- me siento mal.

Miranda: Ya vamos a llegar para que te acuestes.

Richard: claro primero te van a inyectar.

Miranda: Ya deja a tu hermano.

Apenas llegaron Arman se fue a acostar tapándose casi por completo haciéndose el dormido cuando vio llegar a su abuela.

Miranda: sé que estas despierto hijo, anda.

Arman: ...

Miranda: Hijo.

Miranda salió  a buscar a Richard para que le ayudara.

Richard: anda Arman, oye pero si no tienes 4 años... Arman, bien entonces lo hacemos por las malas. –y como pudo lo hizo quedar boca abajo atrapando sus manos, sentándose en su espalda baja y dándole un tirón al pantalón-

Arman: te odio.

Richard: aja

Miranda: Es un momento hijo –y sin perder más tiempo le encajo la inyección-

Arman: aagg aauu – apretó la cara en la cama, con los ojos rojos y las lágrimas por salir-

Miranda: Ya está.

Richard: ya vez, ni fue para tanto -se paró dejando en libertad a su hermano- ya está. –Dijo tocando su espalda-

Arman: no me toques, te odio.

Richard: ya empezaste, si yo ni te inyecte.

Arman: no, solo me dejaste como a un perro atrapado.

Richard: Arman no seas así.

Miranda: Deja que se duerma anda ven, hay que terminar.

Richard: bien.

Tres horas después y tanto Richard como su abuelo ya había dejado casi todo terminado, su abuela les había preparado la comida.

Arman seguía en cama su hermano había subido a llamarle.

Richard: ya vi que estas despierto ¿vas a seguir?... contéstame, oye yo no hice nada malo.

Arman: te burlaste de mí y...

Richard: y de deje inmóvil para que te pusieran el medicamento nada más, y me burle porque tú te burlaste, así que no tienes por qué estar enojado.

Arman: es distinto, yo no me burlo por el dolor ajeno.

Richard: es lo mismo, te burlaste por algo que a mí no me gusta que digan.

Arman: no es lo mismo, tu conduces peor que un borracho que parece que un día de estos se mata, eso no es burlarse, claro que me da gracia que te riñas a ver si un día te entra algo en esa cabeza.

Richard: grr... como quieras, ya sé que a nadie le gusta como conduzco, y que bajes a comer –se salió del cuarto molesto-

Arman bajo a comer una vez que su hermano termino  se fue, estaba sentido con él y a su vez Richard está enojado y pocas veces se molestaba. Por la tarde Richard se fue a su casa dejando a su hermano para que su padre fuera por él no le llevaría para que siguiera con su alegata de que conducía peor que un borracho según él.

Ya por la tarde llego Santiago quien se enteró que esos dos estaban peleados, les agradeció a sus padres el atender a su muchacho y se fue a su casa.

Un mensaje de un hijo a un padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora