Un mensaje de un hijo a un padre - parte 47 -

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"Las palabras que no se logran decir... y los pequeños que no las saben callar"    


El jueves a pesar de que los abuelos quedaron de ir a casa de Santiago, este opto por ir a la casa de sus padres, no había despertado al niño y solo les llamo diciendo que llevaría al niño. Santiago llego veinte minutos antes de la hora de entrar a trabajar con el niño en brazos aun dormido.

Mario: ¿no quedamos en que íbamos a ir nosotros?

Santiago: el niño esta domino no he tenido problema en traerle.

Mario: ¿y para llevarlo? ¿O lo piensas hacer dormir para llevártelo? Tu hijo le tiene miedo a los autos.

Santiago: lo sé, pero..

Miranda: pero no querías que fuéramos a seguir moviendo tus cosas.

Santiago: no es eso.

Miranda: claro que si, eres mi hijo te conozco.

Santiago: me tengo que ir a trabajar –dijo entregándole el niño a su padre sin dar más explicaciones-

Mario solo le dio una mirada seria sin decirle  nada, total era su casa ya sabría él lo que hacía.

Arman durmió un poco más,  despertando en casa de los abuelos, su abuelo le había comprado una alberca  más grande que la que tenia en casa así que apenas empezó hacer calor el niño pidió permiso para entrar al agua. Miranda ese día no le dejo mucho tiempo jugar pues lo vio   empezar a moquear y eso no era buena señal, así que tomo una toalla para sacar al niño del agua. 

Miranda: vamos hijo, a fuera.

Arman: ¿porque? ¿me porte mal? prometo que ya no me porto mal.

Miranda: no hijo, no te portaste mal, pero ya tienes muchos mosquitos, no quiero que mi niñito se enferme y poner una inyección un esas pompitas.  

A lo que Arman se cubrió su trasero con las manitas a él le daban mucho miedo las inyecciones, vio detenidamente el agua de la alberca y con un puchero enorme abrió los brazos para que le sacaran del agua, a lo que Miranda saco al niño quitandole el calzoncillo mojado y cubriéndole con la toalla, cargándole para meterle dentro de casa, vistiéndole   y dejándolo en el sofá con unos juguetes. 

Mario: una nariz mocosa.-dijo apenas le vio, pues llegaba de hacer unos mandados-

Arman: abuelita no me deja entrar al aguita.

Mario:  ve esa nariz se está poniendo rojita.

Arman: hace calor.

Mario: si pero no puedes estar todo el día en el agua. Ven mejor vamos a jugar te traje un juguete   mira –y saco una bolsa grande con bloques, eran bastantes-

Arman: mira, mira ¿armamos un castillo?

Mario: un castillo y una cuidad también. –dijo moviendo la mesita de la sala y sentándose en el piso con algo de dificultad poniendo un cojin para sentarse-

Miranda: llegaste –dijo dándole una sonrisa al ver a su marido en el piso jugando con el niño-

Arman: mira abuelita, son muchos.

Miranda:  si amor son muchos cubos.

Mientras Mario y el niño permanecieron sentado armando casitas y castillos Miranda preparo la comida, dejado el juego y una sala llena de pequeños rascacielos de cubos.

Un mensaje de un hijo a un padreWhere stories live. Discover now