19. Spray de nieve

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Feliz. Estaba a su lado derecho, con la cabeza apoyada sobre el cinturón de seguridad. Hasta la palabra pletórica se me quedaba corta. Nunca el camino a ningún sitio se me había hecho tan largo ni a la vez tan disfrutado como lo era verlo concentrado conduciendo. Sonrió al ver que lo miraba y yo no pude reprimir una también.

Jugaba con los lazos rojos desatados de la caja que llevaba sobre mis piernas. Me había negado en rotundo a meterla en el maletero con el resto de las cosas.

El principio del día había sido tan ordinario que la situación en la que ahora me encontraba me resultaba surrealista.

Me levanté bastante tarde, lo suficiente como para ir a por Luis al mediodía. Por fin le daban el alta y no podía estar más feliz por su vuelta casa.

Cogí un par de magdalenas en la tienda de abajo, de la que ya empezaba a ser clienta habitual. Begoña había empezado a hacer unas nuevas con crema con sabor a miel deliciosas.

Eran finales de septiembre, pero en la habitación de Luis estaba nevando.

Se paseaba corriendo de un lado a otro del ventanal que tenía detrás de la camilla con un bote de spray en la mano. No me había oído llegar.

Las ventanas estaban teñidas de blanco, simulando caer a copos sobre las cornisas. Parte de la camilla también estaba cubierto de aquel polvo artificial que buscaba simular una estampa mágica. El suelo estaba lleno de algodones, apenas se podía ver la baldosa bajo la capa y en sobre la camilla dos grandes cajas de cartón envueltas en papel de colores.

- ¡Mierda no! Ahora no, joder. - exclamó cuando el spray de nieve se caló. Empezó a golpearlo con la otra mano y a sacudirlo con impaciencia.

- ¿Pasa algo? - pregunté entre risas por la estampa que se me pintaba. Se sobresaltó.

- ¡No mires nada! - gritó intentando tapar todo lo que estaba preparando. Al ver que era inútil y hasta sutilmente ridículo, decidió bajar los brazos rendido. - Pensé que venías más tarde. - suspiró dejando el spray sobre la mesita.

- ¿Qué es todo esto? - sabía que se me acaba de iluminar la cara.

- Quería preparar una segunda cita antes de irnos. - se rascó la nuca nervioso y después de meditarlo por unos segundos se acercó para coger el paquete más grande. - Aunque la tarde atrapados en la nieve no me ha salido como quería, bueno. - hizo una pausa. - Te he comprado algo.

- Luis eres tú al que le dan el alta. ¿No debería ser yo quien te haga regalos a ti? - le pregunté mientras lo dejaba sobre mis manos.

- ¿Y qué? - reí con fuerza y el besó mi mejilla para después separarse un poco esperando a que desenvolviera su regalo.

A cada tirón de papel, podía distinguir de qué se trataba.

- ¿Esquís? Luis qué... - me frené y esbocé una gran sonrisa. - ¡Júramelo! ¿Vamos a ir a-

- Shhh - me interrumpió poniendo su dedo índice sobre mis labios. - No lo digas hasta abrirlos todos. - dijo tendiéndome la otra caja, mucho más pequeña.

Era un pequeño papel con una frase escrita con su letra.

Ya era hora de que las pistas de Pirineos se iluminaran con tu luz. Bienvenida a nuestro viaje. (no derritas toda la nieve)

- Luis... Pero por qué. -No sabía ni que decir, pero la sonrisa de estúpida que llevaba desde haber identificado los esquis parecía ser suficiente para él, que me miraba con brillo en los ojos.

- Feliz cumpleaños. - posó sus nudillos con delicadeza sobre mi rostro acariciando mi mejilla.

- Pero si estamos casi en mayo. - negué con la cabeza. - Mi cumpleaños es e-

- El 27 de junio. - mi interrumpió con suficiencia provocando en mí una sonrisa. - Pero me he perdido diez de tus cumpleaños y no consigo sacármelo de la cabeza.

Agarré su mano con la mía y la separé de mi cara sin soltarla. Tomé como pude la suya apoyando mi mano derecha sobre su mandíbula. Él trago saliva e intentó que la sonrisa que asomaba no se notara más de lo que hacía. Se quedaba quieto, se dejaba hacer, me dejaba elegir, decidir sobre todo, incluso por encima a veces de lo que el en realidad desea y yo esa vez por mi parte vi claro que no juntar mis labios con los suyos ahora mismo sería un sacrilegio.

No era un primer beso, era mucho más. Era un volver a empezar, una promesa de que todo saldría mejor, un estamos juntos y esta vez no pienso separarme de ti de nuevo.
Era sentirme en él, en cada suspiro que se escapaba de una sonrisa, en el vaho que huía de su boca en todas las mañanas de invierno en cualquier lugar perdido donde estemos él y yo.
Era saber que lo haría. Si por el fuera se dejaría sujetar por un hilo de pescar sobre un acantilado siempre que le dijera que sería yo quien lo agarrara. No iba a caer esta vez, como si tenía que sujetarlo con los dientes, que los hilos me cortaran los dedos hasta asomar la sangre, que los músculos de mis brazos gritaran de esfuerzo. No iba a caer porque yo caería también antes de soltarlo. Y eso era suficiente.

- Aitana no tienes por qué. - me sonrió comprensivo deslizando su dedo pulgar a lo largo de todo mi pómulo y haciendo que cerrase los ojos instintivamente.

- Quiero hacerlo. - susurré antes de consumar aquello con lo que lo llevaba amenazando con la mirada minutos que se antojaban eternos. Envolví el pelo de su nuca entre mis dedos y lo atraje a mí. No opuso más resistencia que la dificultad de besar con aquella sonrisa amplia que a mí tanto me gustaba y me costaba asimilar que hubiera provocado de nuevo.

Se añadió un nuevo significado en el diccionario al verbo amar.



Bueno que va a empezar el salseo.

¿Os gusta más esta portada o la de antes?

Por cierto, que ya quise hacerlo hace mucho e igual es un poco tonto a estas alturas, pero quería pedir perdón por las faltas de ortografía y eso que os podáis encontrar. Estoy intentando sacar tiempo para corregir los acentos, los signos de puntuación las cosas incoherentes que a veces me salen al querer escribir mucho en poco sitio.
Supongo que los que sois bilingües también tendréis esos problemas de b y v que se cambian y tal, h o no... Con deciros que en gallego el participio de volver es volvido ya os hacéis una idea. A veces se me cuelan cosas así que en castellano son una patada a la vista y pido perdón.

Gracias por leer y tal que nunca o sólo digo, espero que os esté gustando. Ah, y todos tenéis un cuerpo diez.💛

Sin LuzWhere stories live. Discover now