25 - 'Consecuencias'

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Jake ahogó un grito cuando uno de los hombres los apuntó con la pistola al instante en que los oyó. Alice, por su parte, se quedó paralizada.

—¡Mierda! —soltó el otro, sacando también su pistola y apuntándolos—. ¡De pie! ¡Vamos!

Jake miró a Alice, esperando que ella supiera qué hacer. Tras unos segundos, Alice se puso de pie lentamente. Jake la imitó con la misma cara de aterrorizado que antes. No sabía cuál de los dos tenía más miedo.

—¿Estáis solos? —preguntó el mismo hombre—. ¡Levantad las manos, los dos!

Alice lo hizo al instante y miró significativamente a Jake, que se había quedado paralizado, para que finalmente él también lo hiciera.

—¡Responde! —le gritó el hombre a Alice.

—Sí —le dijo ella enseguida.

Había bajado la pistola para acercarse, pero el otro seguía apuntándolos. Alice tragó saliva, tensa, cuando notó que le pasaba las manos por las piernas, los brazos y el torso en busca de armas. Le entraron ganas de clavarle un rodillazo en la cara. Y sospechó que Jake sintió lo mismo cuando se lo hizo a él.

Pareció quedarse satisfecho, porque no llevaban nada encima.

—Están limpios —informó al otro en voz baja.

—Bien —el tipo que todavía los apuntaba les hizo un gesto brusco—. Acercaos. Lentamente.

Obedecieron enseguida. Alice estaba intentando pensar una forma de escaparse de esa, pero su mente se había quedado en blanco. Quizá, si Jake no hubiera estado ahí, podría haberse centrado un poco. Pero los nervios de que le hicieran daño estaban consiguiendo que pensar con claridad fuera imposible.

—¿Qué hacemos? —preguntó el otro hombre, sin dejar de apuntarlos.

—Pregúntale a Giulia. Ella sabrá qué hacer.

¿Giulia? ¿Ella también estaba aquí?

Oh, no.

El aludido se llevó una mano a la cabeza y pulsó un botón de algo que llevaba en la oreja. Sin dejar de pulsarlo, empezó a hablar.

—Tenemos a dos extraviados. Una chica de diecisiete y un niño de doce.

—Trece —susurró Jake.

—Y diecinueve —susurró Alice.

—¿Es que queréis morir? —preguntó el otro hombre.

Los dos se callaron al instante.

El que estaba hablando con Giulia escuchó unos instantes. Después, se quedó mirándola a ella.

—Ella dice que diecinueve. Creo que un poco menos de un metro setenta. Sí... delgada. Pelo oscuro, ojos... —silencio—. Muy bien.

Asintió con la cabeza a su amigo, que se acercó a ellos.

Alice dio un paso hacia delante cuando vio que uno agarraba a Jake por el brazo y lo empujaba hacia la puerta, clavando una pistola en su cabeza.

—Andando.

—¡Alice! —él parecía aterrorizado.

Ella intentó acercarse a ellos al instante, aterrada, pero alguien la agarró por el cuello y la estampó contra la pared con una facilidad casi ridícula. Agarró la muñeca del hombre, intentando liberarse, pero ya podía sentir el aire frío sobre su estómago. Le había levantado la camiseta. El número.

Oh, no, no, no...

—Mierda —masculló él, abriendo mucho los ojos.

Ella bajó la mirada y vio el enorme 43 en su estómago. El hombre se quedó mirándola unos segundos, incrédulo, y después se llevó la mano a la oreja.

Ciudades de Humo (¡YA EN LIBRERÍAS!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora