Capítulo 35

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Alice tenía la cabeza entre las manos y los ojos cerrados. Su rodilla se movía de arriba abajo de manera ansiosa.

Se sentía como si hiciera una eternidad que esperaba en el pasillo. No habían dejado que entrara por no ser guardiana de la ciudad. Como si eso importara. Pero no le había quedado otra que esperar sentada en el suelo del pasillo intentando no volverse loca. Era como si el tiempo no pasara.

Miró por la ventana y se puso de pie, frustrada. Le dolía cada músculo del cuerpo. No había dormido. No había comido. Solo quería que esa pesadilla terminara de una vez por todas.

Estaba a punto de aporrear la puerta cuando escuchó pasos a su derecha. Se dio la vuelta enseguida y vio que los guardianes estaban saliendo de la sala de reuniones. Ninguno la miro a los ojos. Ninguno.

Alice intentó no empezar a agobiarse y pasó a través de ellos hacia el despacho de Max. Él hablaba con Rhett en voz baja, pero se detuvieron cuando la vieron llegar.

—¿Y bien? —preguntó, impaciente.

Max suspiró y le hizo un gesto. Parecía agotado.

—Cierra la puerta.

Ella la cerró enseguida, acercándose. Ni siquiera se sentó. Estaba demasiado nerviosa. Miró a Rhett y el corazón se le encogió un poco cuando vio que él no le dedicaba una sonrisa reconfortante.

—¿Y bien? —repitió, esta vez más nerviosa.

—Siéntate —le dijo Max.

—No quiero sentarme, quiero que me digáis cómo vamos a ir por Jake.

—Alice —él adoptó un tono de voz más autoritario—. Siéntate ya y respira hondo.

Ella soltó un resoplido de frustración y se sentó. Los miró, impaciente.

—¿Qué?

—Hemos estado hablando con los demás guardianes. Ya sabes que estas decisiones tan importantes tienen que ser tomadas en conj...

—¿Y qué habéis decidido? —lo cortó ella.

Max se tomó un momento.

—Estamos considerando negociar con John.

No era la respuesta que Alice esperaba. Frunció el ceño, un poco sorprendida.

—¿Negociar? ¿Con el hombre que ha estado jugando nosotros todo este tiempo?

—No es tan sencillo como eso, Alice.

—Bueno, no importa, ¿y cómo vas a negociar?

—Lo único que le interesa aquí es eso que tenemos en la máquina de memoria —le dijo Rhett—. Y Kai consiguió esconderse en esa sala y protegerlo, así que...

—¿Queréis devolverle la capacidad de crear androides? —Alice frunció el ceño todavía más.

—A cambio de Jake —aclaró Max.

—¡Nunca aceptará eso! ¡Lo que quiere es que Jake sea un androide!

—¿Se te ocurre algo mejor? —Max enarcó una ceja.

—Sí. Dejarnos de tonterías de una vez e ir a por ellos. Y que pase lo que tenga que pasar.

Rhett suspiró y ella clavó los ojos en él.

—¿Qué?

—Vamos, Alice, sabes lo que pasaría.

—Que recuperaríamos a todo el mundo.

Ciudades de Humo (¡YA EN LIBRERÍAS!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora