Alex y Marian Sanders son los hijos de Gema y Lion Sanders.
Esta vez seguiremos de cerca los pasos de Alex, el hijo mayor de la pareja que protagonizó la precuela de esta historia. Veremos como huye, pelea, juega y hace de las suyas mientras descubr...
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Como una semana después en la que milagrosamente he conseguido no meterme en líos ya estoy medianamente recuperado, el brazo sigue molestándome de vez en cuando, pero el pie está genial. Me fastidia estar en el recreo mirando como todos juegan sin mí, han conseguido que un tipejo de segundo de bachillerato se les una por el momento, yo no puedo jugar, quiero jugar.
Veo a Megan hablando con algunas chicas, ha hecho amigas y apenas me habla ya, ¿En qué momento se ha olvidado de mí? Me molesta, hasta deja que los chicos se le acerquen ahora, vaya mierda de día que llevo joder. Al menos Yaris está a mi lado calmándome y dándome lo que no quiere comerse del bocadillo que le ha hecho tía Summer, soy como su cerdito personal, me como todo lo que no le gusta a él. Al menos comer me deja tieso... Yar dice que mientras como no me meto en peleas así que me alimenta con ganas.
Me aburro tanto que hasta me pongo a hacer gilipolleces en la tierra del patio, dibujando con la punta del zapato, son cosas de críos, lo sé, pero el aburrimiento me mata. Yaris intenta animarme para que hable y me entretenga, pero sabe muy bien que no puedo mantenerme quieto mucho tiempo, así que al final caminamos alrededor de la cancha de baloncesto, una de las pelotas se escapa y va directa hacia mi cara, pero la paro con la mano buena y calculo en segundos la distancia hasta la canasta, así que la tiro y encesto limpiamente dejando a todos callados por unos instantes. Al menos he metido una canasta, pienso para mis adentros antes de suspirar y sentarme de nuevo en el banco.
Vuelvo a mirar de reojo a Megan, me ha dado fuerte con ella, pensaba que al menos nos llevaríamos bien como amigos o algo por el estilo, pero lo que veo me deja impactado. Ella está muy acaramelada con un chico de clase, parecen una parejita feliz, digo parece porque conozco a ese capullo demasiado bien como para saber que ella no tiene buen gusto para elegir con quien acurrucarse, lo más seguro es que ese cabronazo ya tenga un plan para meterse en sus bragas. Casi me dan ganas de vomitar al verlos así, pensaba que ella sería diferente.
- Yaris, paso de estar aquí, vamos a clase o a la biblioteca, me aburro un huevo y medio.- digo sin expresión alguna en el rostro.
- Vale, al menos así te entretienes leyendo algo, vamos.- dice él levantándose.
Caminamos con toda la calma del mundo, aunque tenemos que pasar al lado del grupo con el que está ella. Justo al pasar escucho al tipo que la tiene abrazada como si fuera su trofeo.
- Mira, si es el rey del instituto, ¿Qué te ha pasado? ¿Te han dado lo que merecías?
Lo miro como si las miradas realmente pudieran matarlo, parece que ni se tensa, no me tiene miedo, al menos no ahora, no cuando estoy en esta situación. Miro a Megan a los ojos, decepcionado con ella, lo nota enseguida y me mira con pena. No quiero darle pena, no quiero que piense que la necesito o que me había enamorado de un imposible, paso de ella.
- ¿Qué pasa? ¿Quieres a mi chica? Ven e intenta tomarla, si me ganas es toda tuya.- dice el gilipollas.
- Ella no es un trofeo, si sigues hablando así de ella te mato aquí y ahora.- digo solemnemente y con la voz tan fría como el hielo.
