Capítulo 13

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Hace muchos años que en Friston Rige no nieva y parece ser que este año tampoco será el elegido para que vuelva a caer una blanquísima capa como hace ya más de diez años. En lugar de la nieve lo único que hay en el inmenso bosque son plantas con un finísimo rocío que hay en toda la flora, en cada hoja y cada parte de ellas. Una muy hermosa mañana digna de una escena vampírica romántica. Hace frío pero uno aguantable e incluso agradable.

Toda la noche después de que la aldea se fuera a dormir hubo rutinas de gente cuidando la seguridad de las personas que dormían en las cabañas, aunque dudaban de que los lobos volvieran no estaba de más las dos rutinas de personas que resguardaron la seguridad de la aldea. Es temprano y la gente ya comienza a despertarse, Julia es una de las primeras, sabe que es bueno madrugar, ella ya está acostumbrada.

Durmió en una cabaña con dos chicas, de una no recuerda el nombre y la otra es nombrada como Mavis, sí, cree recordar que ese es su nombre. Era una linda chica, cabello negro, ojos lindos, no se fijó bien en el color ya que las dos veces que la saludó la chica no fue muy amigable; cuerpo esbelto, delgada en otras palabras y obviamente maneja el aire ya que estaba en la aldea, la primera vez se la presento Sebastián, la vio y ella parecía indiferente, no se lo tomó a pecho ya que ella no es rencorosa. La segunda vez que la vio fue ya en la cabaña, ahí saludo a las dos chicas ya que le tocaría dormir con ellas, parecía que ellas tampoco se llevaban muy bien, de hecho parecía que Mavis con la única persona que tenía una buena relación es con Sebastián, sonreía mucho cerca de él y se le aproximaba bastante, aunque de una anormal manera a Julia no le daban celos.

Llegó, saludó a las dos y se presentaron aunque Mavis lo hizo muy desganada, no, desganada no es la palabra, más bien lo hizo sin sentir importancia alguna con la presencia de Julia, incluso fue grosera y esta vez Julia lo tomó un poco más personal, pero no importó porque después de eso escogieron sus camas y durmieron sin decir alguna otra palabra u oración.

Salió de su cabaña y notó que era una hermosa mañana, lo primero que vio fue gente de la aldea recogiendo las cenizas de ayer de la fogata y los troncos que quedaron, tenían que guardarlos, la miraron, le saludaron con la mano y terminaron sonriéndole.

Cantos de pájaros y...

—Con permiso. —una voz atrás de Julia y no muy amigable. Es Mavis que también se acaba de despertar, le pide a Julia hacerse un lado para pasar. Atrás viene la otra chica de la cual sigue sin recordar el nombre.

Julia se hace un lado y entre dientes dice: «Pasa», y realiza una mueca de indiferencia. No sabe porque es así, ella no le ha hecho nada a esa chica, pero luego piensa que tal vez ella es así con todos, claro, menos con Sebastián.

Pasan las dos chicas y después de dejar de mirarlas mira como viene Sebastián corriendo hacia ella. Antes de llegar saluda a Mavis y a la otra chica.

—Julia. Buenos días, ¿cómo amaneciste?

Es raro pero Julia se percata de que los dos llevan la misma ropa de ayer y claro que es anormal ver así al chico que te gusta, en las citas siempre llevan ropa elegante y nunca se ven con la ropa de ayer y... un momento... esto no es una cita, es lo que piensa Julia después de darse cuenta del loco pensamiento.

—Excelente, Sebastián. Gracias por preguntar ¿y tú?

—De maravilla, es un lindo día.

—Lo sé, muy bonito. —es inusual pero Julia se siente desde ayer más segura con lo que dice y hace.

—Hace rato hable con el maestro Mehmud y el maestro Gerrad, hay una sorpresa para nosotros, no quisieron decirme pero creo que es algo bueno. Ojalá...

Aprendiz de ElementosWhere stories live. Discover now