Capítulo 18

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La chica despierta cuando el sol ya resplandece como la mayoría de los días en el pueblo, aunque ahora reside a las afueras es casi como estar ahí en cuanto al clima, en las demás circunstancias es mucho más tranquilo en la mansión, lejos de toda la gente del pueblo, Friston Rige más bien ya parece una ciudad.

Julia se incorpora mientras se talla los ojos porque la luz choca contra ellos, esas cortinas en la ventana no tapan nada el sol que siempre sale de ese lado de la mansión. Hace su sabana hacia delante y observa la cama de Mavis para darse cuenta de que ella ya se ha levantado. ¡Tendió su cama! Parece que en el aspecto de la limpieza no tendrán problemas, el chico es otro asunto.

Mientras saca las piernas de la cama hacia el suelo se le cruza un pensamiento por la cabeza: ayer por la noche le negó una plática a Sebastián para hablar con Ramsés, antes de todo esto ella se hubiera muerto porque él le pidiera eso y por Ramsés se obstaculizó la petición, es algo que no le molesta en absoluto porque valió la pena, Ramsés es su amigo y él se lo pidió primero, pero le hace pensar, especula en lo que le dijo ayer Ramsés, todo esto es extraño, aún no se acostumbra.

«En que me he metido» se dice a si misma por el pensamiento. Julia se está poniendo de pie para buscar ropa que ponerse, hurga en el armario y en ese momento entra alguien por la puerta.

—Ya estás despierta... el maestro me ha mandado, me pidió que te informara que desayunaras y después fueras a la biblioteca, no te molestes por nosotros, ya todos desayunamos, te tocará hacerlo sola, eres la última en despertar. —le dice una Mavis con un tono algo indiferente y nada amigable.

—Gracias, enseguida bajo. —Julia ni siquiera la voltea a ver.

—De nada. —sale de la habitación.

A estas dos chicas les llevará mucho tiempo llevarse bien, perros y gatos sería la expresión para cada que están juntas, incluso cuando están a solas en una habitación. Ni siquiera en un tranquilo aviso pueden comunicarse de una manera mejorada, tienen que hacer de la manera antisocial e indiferente, les costará seguir las órdenes de Mehmud.

Termina de ponerse de pie, se acerca al armario y lo abre, escoge unos jeans azules apretados, no es algo que muy a menudo use, hoy lo hará, una camiseta blanca de botones y los tenis que ha usado en estos días. Sale de la habitación, ve las paredes rojas de la mansión y ese gran pasillo, comienza a caminar, baja las escaleras y los gemelos están con Sebastián en la sala principal, platican y en ese momento sale Mavis de la cocina para sentarse junto a Sebastián, llega con un vaso de agua.

Julia y Mavis han llegado al mismo momento a la sala donde están los tres chicos. Todos voltean a ver a Julia, que baja de las escaleras a paso lento como la Cenicienta, es una toma perfecta para una película de princesas, castillos, dragones, caballeros y más cosas medievales.

—Buenos días Julia. —los gemelos la saludan al mismo tiempo.

—Buenos días chicos. —les contesta Julia que ya ha terminado de bajar todas las escaleras.

—Julia, buenos días, ¿cómo has amanecido? —Sebastián la saluda sentado justo al lado de Mavis.

—Muy bien, gracias. También buenos días para ti, Sebastián. —la chica lo mira.

—Eres un poco dormilona, despiertas ta...—no termina de decirle Sebastián.

—Yo ya no te saludo, te di los buenos días ahora que subí. —le interrumpe Mavis con una hipócrita sonrisa.

—Si... —le devuelve de la misma manera la sonrisa y después mira a Sebastián—¿Que me decías?

—Nada —le sonríe—, ¿ya has desayunado?

Aprendiz de ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora