11. Turno de trabajo

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[—¿Estas bien?— la chica alzó la mirada, sus piernas se sentían débiles como una pluma. Su pecho aún ardía, ni siquiera tenía fuerzas para hablar.— Ya deja de llorar; vi lo que te dijeron ese grupo de niñatas. No les hagas caso, su ropa apretada no les permite que el oxígeno les llegue al cerebro.— una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Quizás tenía razón, no debía prestarles mucha atención.

Aunque dolía no poder encajar con ellas, las constantes burlas a su persona eran casi imposibles de ignorar. Ya lo había intentado un millón de veces y simplemente no lograba sacarse de la cabeza todos los indultos que le decían constantemente.

—No dejes que ellas provoquen lágrimas que opaquen esa linda mirada.— ella alzó la vista tras aquello que había dicho y él comenzó a alejarse. Inevitablemente sonrió,era bonito escuchar un cumplido de alguien. Se levantó y corrió para alcanzarlo.— Oh, dejaste de llorar. Me alegro.— dijo con simplicidad.

—Aún intento dejar de hacerlo.— tiró un poco divertida con lágrimas en los ojos aún.— ¿Te molesta si voy contigo?

—¿Molestarme? Como sea.— se encogió de hombros.

—Okey.— asintió intentando calmar su entusiasmo por un nuevo amigo.— Me llamó Isabelle ¿Y tú?— cuestionó un poco tímida.

—Dime Couffaine.]

—...Luka ¿Has estado abusando de tus pastillas para la ansiedad?...— preguntó el médico observándolo fijamente, podía sentir la mirada de su madre por igual.

—No me llame así.— fue lo único que se digno a decir. El Doctor soltó un resoplido.

—Bien, joven Couffaine, responda mi pregunta.— insistió otra vez el hombre. Luka tragó saliva.

—Perdí el paquete, hace rato que no las tomó.— se excusó. Si le decía que no, no podría conseguir la receta para obtener más pastillas. El Doctor negó.

—Señora Couffaine ¿podría hablar a solas con usted?— preguntó con una sonrisa tranquila, ambos adultos miraron a Luka insitandolo a que saliera. Él sólo rodó los ojos.

—Pueden hablar ¿Saben?

[—Anarka. Necesito que me describas al hombre ideal; ya tengo idea.— tiró Charles entusiasmado. La fémina asintió apenas y con ganas, le alegraba verlo feliz, pero simplemente no se sentía igual de emocionada que él; con él prácticamente no sentía nada, no le nacía hacerlo.

No tenían ni medio año de casados y ya estaba buscando la forma de decirle que quería el divorcio. Inevitablemente recordó a su amor de la secundaria, con quien tuvo su primer noviazgo y se envició perdidamente todos los años que estuvieron juntos. De quién ahora estaba embarazada. No entendía como aún así, Charles había aceptado aún así.

—Un chico extraño.— tiró soñadora.— Cuando camina, parece existir en otro mundo; es tan ajeno a veces. Su sonrisa es seductora, su mirada apasionada y su risa puede conquistar a cualquiera. Él va de corazón en corazón, los abandona y deja su esencia en ellos como si fueran departamentos. Le teme al amor pero no puede estar sólo. Su sarcasmo es legendario y tiende a ser egoísta...— tiró un suspiro. No podía creer que aún siguiera enamorada de aquel chico.

—Excelente, amor.— tiraba mientras escribía emocionado en su máquina de escribir. — Pero en el camino a una muerte segura en soledad, se encuentra con una chica en...— y Anarka se perdió en sus palabras, lo observaba con pesar. Quería amarlo, amarlo tanto como él la amaba; pero el amor no funciona con el sólo querer.— Muchas gracias, preciosa. Te amo.— agarró las hojas de su máquina, le tiró un fugaz beso en la frente y se fue.

His name is LukaWhere stories live. Discover now