17. Me quedas tú

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Había pasado un mes. El mundo se derrumbaba para Adrien Agreste. La desaparición de su madre le había caído pesada en aquel entonces, ahora mismo la muerte de su padre le resultaba un desierto en el que se hundía cada vez más y le impedía respirar.

Nathalie le había dicho que se trató de un asalto mal ejecutado, pero poco le creía, su padre era demasiado inteligente y astuto como para morir por algo de ese estilo.

Las palabras de Ladybug aquella noche resonaban en su cabeza y ciertamente, se sentía a punto de ser la siguiente presa en una cacería. Todos los ojos estaban puestos sobre el ahora huérfano Adrien, quién sea el nuevo villano podía observarlo con mayor facilidad.

No sabía si concentrarse en su dolor y pérdida o en continuar vivo y a salvo del bastardo que lo acechaba entre las sombras, quería llorar pero el mismo temor se lo impedía. Quizás sólo se estaba volviendo paranoico.

—El sol está demasiado fuerte hoy, Adrikins, te vas a terminar quemando.— sintió de repente a alguien cubriéndolo con una sombrilla mientras él continuaba de cuclillas viendo la tumba de su progenitor. Él regresó a verla con una ligera sonrisa.

—No me pasará nada, Chloe. Sólo exageras.— la rubia rodó los ojos.

—Siempre has sido tan descuidado.— tiró con algo de capricho.— Deberías agradecerme de que siempre estoy aquí para cuidarte.— Adrien sólo suspiró con pesar.

—Gracias Chloe.— dijo con un suave tono de voz. La fémina asintió algo convencido y se dedicó un pequeño rato a ver la cripta de quien llegó a considerar como un tío para ella.

—¿Está todo bien, Adrien? No has llorado, sólo has venido toda la semana a ver esto y ya.— enunció preocupada. Él negó.

—No, yo sí he llorado, sólo que no aquí.— dijo sin despegar su mirada de la cripta de su padre.—he llorado más de lo que crees pero...— deslizó sus dedos por la inscripción.— me parece demasiado irreal su muerte, como si esto sólo fuera un comienzo. Cuando me despego de aquí me siento como una persona de luto normal, sin embargo cuando estoy aquí siento como si mi padre me estuviera intentando decir algo ¿Patético, no?

Chloe respiró con profundidad. No, para nada ese chico era patético; simplemente era de las personas que siempre tenían una perspectiva distinta de las cosas. Quizás por eso mismo era de las pocas personas que se atrevían a entablar una amistad con ella.

—¿Patético? Adrien, nada de lo que te está pasando es patético. Sólo tú sabes cómo te sientes, cómo fue la...— lo vio levantarse de repente, sin saber si había prestado atención a sus palabras o no.— ¿A-Adrien?— preguntó al verlo en tal posición.

Y sin verlo venir, el rubio se volteó hacia ella y la abrazó con fuerza. El corazón de Chloe se empezó a acelerar, hacia años que no tenía a su amigo así. Meses atrás hubiera saltado de alegría, incluso tal vez se hubiese aprovechado de la situación para robarle un beso.

Pero ahora no, sólo sentía el inmenso dolor y miedo por los que Adrien estaba pasando.

—¿Recuerdas cuando éramos niños?— preguntó Adrien aún abrazado a ella, se notaba su nudo en la garganta.— Nuestras familias salían juntas de vacaciones. Siempre éramos nosotros seis y en mi mundo, sólo existía mi mamá, mi papá y tú.— se alejó un poco de ella para verla a los ojos, su mirada verde se encontraba cristalizada. Suspiró profundo.— Ahora únicamente me quedas tú.— esto no sonaba hermoso, sonaba tremendamente mal. Le asustaba saber que eso era lo que sentía Adrien.— Prométeme que no morirás.— Chloe empezó a parpadear incrédula.

—¿Qué cosas dices, Adrien?—  cuestionó asustada.— Tú... ya no soy sólo yo, Adrikins. Tienes amigos ¿Que hay de Nino, de...?— suspiró con pesar.— Sí, admito que no me cae bien Marinette pero ella también es tu amiga.— dijo resignada.— La tienes a ella también.

His name is LukaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant