La historia de amor entre una sirenas moderna y un descendiente de piratas, dará inicio a no solo amores prohibidos, sino también a una leyenda mágica perteneciente al océano.
El tridente Lieber roba la magia de luna de los cristales de las sirenas...
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Micaela
Era mi turno para ayudar a Marina a conseguir el beso de aquel chico, todavía no estoy segura de porque el beso que vi entre ellos no funcionó.
Había subido a la superficie ese día para buscar a Marina. Recuerdo perfectamente haberla visto por el ventanal como besaba al humano; sin embargo hay una parte de los textos antiguos que habla del amor verdadero, quizá aún no lo sienten y por esa razón no funcionó. Mi trabajo es preparar un ambiente agradable entre ellos para que el beso sea perfecto.
Era muy temprano por la mañana cuando salí a la superficie, las mañanas humanas suelen ser muy calmadas en la orilla de la playa. El sonido de las olas al romper en la costa eran mi única compañía. Aquel día mientras el sol se asomaba ligeramente. Me quedé observando, se veía muy distinto desde el agua y era realmente hermoso ver el amanecer desde la tierra.
Al llegar al puerto me encontré con varios anuncios en afiches pegados en todas partes que daban aviso sobre el festival gastronómico en la plaza. Sería al medio día y habrían más de mil platillos de diferentes partes del mundo para los asistentes. Lo que sea que eso significará, sonaba como una oportunidad perfecta para terminar mi trabajo. Un ambiente humano común, era lo indicado para el beso perfecto; aún así debía asegurarme de que todo estuviera en orden para poder invitar a Marina. La duración del festival era de una semana entera, así que hoy iría yo sola para ver de que trataba, si todo salía bien luego le diría a Marina y a las demás.
—¿Disculpe señorita desea probar un postre? —me ofreció uno de los humanos vestido con traje blanco, al llegar a la plaza .
Lo rechace a pesar de que el olor me atraía demasiado. Seguí caminando por el lugar, y pude observar a otros humanos que estaban a medio arreglar, muchos de ellos iban de un lado a otro con prisa. Todos vestían el mismo traje blanco, igual al humano que me ofreció algo de comer. Las mesas y pequeñas maquetas coloridas me parecían adorables. No veía nada raro o que fuera peligroso para sirenas como nosotras.
El evento a estaba cerca de comenzar cuando noté, que uno de los humanos estaba teniendo problemas. Me acerqué por curiosidad, más que por simpatía y logré ver lo que estaba haciendo con algunas especies de algas marinas junto a un montón de frutos de extraños colores.
