🌊27. No me rindo🌊

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Y dentro de la oscuridad Shin, aún mantenía la conciencia

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Y dentro de la oscuridad Shin, aún mantenía la conciencia. Él se propuso hacer todo lo que estuviera a su alcance para no lastimar a Marina.
La fuerza con la cual sostenía la daga, para mantenerla alejada de la chica se le estaba acabando. Dentro la oscuridad, miles de voces provenientes de Layna le afirmaban que sus intentos eran inútiles y que el destino de Marina estaba sellado. Él se negó y sin importarle sus palabras se mantuvo firme en sus intentos por obtener nuevamente el control de su cuerpo y sus acciones.

Un abismo negro se formó de un momento al otro y el dolor como una punzada el tobillo izquierdo se extendió. A un lado, Shin pudo ver la silueta de tres jóvenes, uno de ellos llevaba algo parecido a un dardo que pareció haberle lanzado para ayudarlo a romper el hechizo que lo mantenía apresado. Shin volvió a tener el control de su cuerpo y por ese breve momento de lucidez, tiró la daga lo más lejos que pudo. Trató de recuperar la respiración, pero cayó de rodillas, sintió su pecho doler y su vista se nubló dejándolo inconsciente.

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—No, no, no —reclamó por venganza.

Layna había perdido el control de la única persona, que pensó podría ayudarla a destruir fácilmente a Marina. A partir de ahí debía idear otro plan o el tiempo se le acabaría solo en intentos por conseguir su ansiado objetivo.

Mientras tanto en casa de Shin, los tritones y Marina se reunieron para ayudarla a despertarlo. Los tritones mantuvieron distancia y discreción, pues no podían revelar todo en ese instante. Actuaron como humanos ocultando el hecho de que gracias a ellos Shin pudo librarse del hechizo.

El dardo que Austin lanzo traía un anulador, ese artefacto cortaba el lazo invisible entre la marioneta, es decir, Shin y quien lo controlaba, Layna. Su efecto era instantáneo, pero ellos aún no podían explicar los momentos de lucidez de Shin, que les dio el tiempo suficiente para arrojar la daga y luego por fin quedar desplomado en el suelo. Se suponía que cuando un hechizo de esa naturaleza terminaba la víctima experimentaba algo parecido al dolor que surgía al querer separar los huesos de su piel y alma de su cuerpo. Era un dolor tan insoportable para los humanos, que comúnmente caían inconscientes al instante; sin embargo, no fue el caso de Shin.

Poco a poco sus ojos volvían a abrirse y encontraron a Marina y aquellos muchachos frente a él. Shin quiso reincorporarse nuevamente, pero no pudo hacerlo sin ayuda por el dolor de una herida invisible que sentía en el pecho. Marina lo ayudó y con angustia le preguntó cómo se sentía, pero antes de que él pudiera responder, Austin le susurró que no dijera nada de lo ocurrido y que se limitará a decir que era consecuencia del accidente que sufrió anteriormente al protegerla.

Shin estaba confundido, pero asintió. Al parecer los chicos habían comentado a Marina el estado de Shin, después de salir del hospital y aunque Dylan le había dicho anteriormente que lo vio recuperado, no desconfío de las palabras de Leo y los demás.

Isla De SirenasWhere stories live. Discover now