La historia de amor entre una sirenas moderna y un descendiente de piratas, dará inicio a no solo amores prohibidos, sino también a una leyenda mágica perteneciente al océano.
El tridente Lieber roba la magia de luna de los cristales de las sirenas...
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Marina
Existe un lugar un poco alejado de la isla. Se trata de un conjunto de rocas en donde había una pequeña cueva. Ese era mi lugar favorito cuando era pequeña, lo llamaba la cueva en medio del mar.
Me dirigí hacia ahí apenas pude. La cueva estaba vacía, solía ir ahí junto a Stella, para recoger algunas caracolas que nuestra madre adoraba. Saqué la cabeza del agua y me senté en la cueva por unos minutos, quería permanecer ahí por un largo tiempo. La brisa del mar era delicada y el ambiente sereno, no me había sentido tan relajada en mucho tiempo. Al estar en ese lugar sentía que nada podía preocuparme y que cualquier problema empezaba a desvanecerse con el apacible sonido de las olas.
🌊🌊🌊
—Por fin te encontré —su voz resonó entre las paredes de la cueva.
Marina se sorprendió y dio un brinco hacia el agua, con la cabeza aún en la superficie para ver de quién se trataba, no desapareció por completo. Sus miradas se encontraron y antes de que ella pudiera escapar, él se apresuró a saltar dentro del agua antes de resignarse a dejarla ir nuevamente. Apenas pudo la beso sin decir nada, él esperaba que ella entendiera que no planeaba dejarla jamás.
—¿Dónde rayos te habías metido? ¿No sabes qué te busque como loco? ¿Cómo pudiste desaparecer de ese modo? —le reclamó sin dejar de abrazarla.
—Pensé que me habías olvidado, eso era lo mejor Shin —se excusó aún sin poder creer que él realmente estuviera frente a ella. Lo había soñado tantas veces que le era difícil creerlo—. Además, yo nunca podré volver a la superficie —le confesó sujetando el diamante de luna en su collar.
Sin embargo, en ese momento la gema que Shin traía consigo comenzó a destellar llamando al anillo con la gema oscura que traía puesto Marina. Sin entender muy bien lo que hacia, Shin pensó en la posibilidad de remover la gema oscura e intercambiarla por la otra, en su deseo por permanecer al lado de Marina de alguna forma pensó intentar hasta lo imposible.
—Pase lo que pase no planeó alejarme de ti, ya sea en el mar o en la tierra, como sirena o como humana, te amo —dijo Shin al colocar el anillo en su mano—. Te seguiré a donde vayas.
