🌊42. Un final casi perfecto🌊

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—Ya es hora —llamó Mirra a Austin subiéndose a una camioneta

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—Ya es hora —llamó Mirra a Austin subiéndose a una camioneta.

—Voy, ¿te despediste de todos? —preguntó subiendo y cerrando la puerta detrás de él.

—Si lo hice, nos esperarán para año nuevo. Las sirenas más jóvenes quieren conocerte, pero no les mostré ni una sola fotografía tuya—sonrió haciéndole una pequeña escena de celos.

—No importa las veré en persona el próximo año —replicó con una media sonrisa en su rostro.

—Tarado, ya lo decidí pasaremos año nuevo en la superficie —contestó un poco molesta la actitud de su novio.

—Como quieras, hermosa —pronunció solo con la intención de hacerla sonrojar.

—Ya te dije que no me llamaras así —reclamó Mirra ocultando sus mejillas y cubriéndolas con sus manos.

Austin se dio cuenta de eso y antes de encender el auto, la atrajo hacía él con una mano para terminar besándola. Mirra lo dejó por unos segundos y luego se separaron de inmediato, ambos se querían, pero demostrarlo a veces les causaba vergüenza.

—Vamos o se hará tarde —le recordó ella, mirando por la ventana para evitar su mirada.

—Claro —replicó encendiendo el auto pero, lo apagó al instante—. Antes de eso quiero hacerlo oficial—mencionó Austin y ella volteó de inmediato a verlo.

—¿A qué te refieres?

—Eres la única con la que quiero estar el resto de mi vida, ¿me acompañarías en este viaje?

—¿Por qué tienes que ser tan cursi? Estamos por ir a Hawái, ya me habías pedido que te acompañara antes, por eso estoy aquí —se quejó Mirra, pues no estaba acostumbra a escuchar palabras dulces de Austin.

—No seas tonta, te lo digo por otra razón —repuso él.

—¿Me llamaste tonta? —discutió ella

—No es que… —quiso excusarse, pero no encontraba como defenderse.

—Eres un tarado, estúpido, solo piensas en ti y…

—¿Quieres casarte conmigo? —le propuso Austin finalmente.

—¿Qué? ¿Hablas en serio? —dudó Mirra, pues conocía muy bien lo infantil que podía llegar a ser Austin y las bromas que le jugaba.

El chico sonrió ante la mirada confundida de su novia y sacó una pequeña caja de color azul marino traslúcido, que dejaba ver un anillo con un zafiro dentro.

🌊🌊🌊

En el restaurante de la familia Kim, una muy sonriente Micaela preparaba las bebidas que se servirían en el festival gastronómico organizado por su novio.
Leo y Micaela había decidido vivir juntos en la superficie, al menos por un tiempo, debido a que sus padres ya conocían el verdadero origen de Micaela, y ambos insistieron, en que no dejarían que su hijo viviera en el océano. Sus intenciones hacia, ella seguían siendo un misterio, pero Leo aseguraba que su madre adoraba a Micaela y aún si algún día sus padres llegaban a interponerse en su relación, él no la dejaría por nada.

Isla De SirenasWhere stories live. Discover now