Capítulo 7: La quiero para mí

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POV Larisha

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POV Larisha

Sinceramente jamás me imaginé haciendo una locura como ésta. He hecho cosas peores, pero no pensé que iba a estar en esta situación. Me toca cambiar un poco, para ver si esquivo al lunático que me sigue. Quizás sean esa gente que me localizaron, pero es que, si fuera así, hace rato me hubieran secuestrado o lo que sea y ya estuviera muerta. Dudo que quieran estar coqueteando para hacerme sentir miedo. No tiene lógica. Entré al salón de belleza y rápido me recibió la dueña del local.

—Buenos días, ¿Tienes cita ahora para las ocho de la mañana? ―me dijo sonriente

—No... De hecho, pasaba a preguntar, si ¿podrías atenderme sin cita previa? ―dije con la expectativa de recibir un "sí" de respuesta

—Nosotras estamos saturadas ahora. Sí aceptamos personas sin cita, pero es si alguna chica llega tarde quince minutos a su cita, no viene o cancela. Porque esto aquí se llena demasiado y si atendemos sin cita, se forma un caos y no somos tanto personal, para atenderlas a todas.

—Oh, cielos...―dije con frustración—. Es que sinceramente necesito ese cambio de look hoy mismo, es algo urgente. ¿No te molesta si me quedo? Quiero esperar a ver si alguna clienta llega tarde o se ausenta. Lo que quiero es sólo cambiar el color de cabello, secarlo y listo.

Pensarán que soy una estúpida, porque no fui a una farmacia a comprar un tinte. Pues lo pensé, pero si luego me siguen y me ven comprando el tinte, sabrán que es lo que quiero hacer o de qué color me lo pintaré. Y ya tengo un mini plan de cómo escapar de aquí. Lo haré por la puerta de atrás. Ya sea con cabello negro o castaño, me iré por esa puerta.

—Tranquila, no hay ninguna molestia en que te quedes con nosotros, al contrario. Siéntete como en tu casa y gracias por venir hacia nosotras para ayudarte con tu crisis cabellera. ―tonteó y dio una pequeña risita y se la devolví —Aquí tenemos de todo como puedes ver. Televisión con Netflix, Wi-Fi, bocadillos, café, agua, refrescos y un espacioso baño al fondo a la derecha. ―sonrió

— Y ustedes dan todo esto, ¿gratis? ―dije asombrada

—Claro, es en modo de agradecimiento hacia las clientes, aunque no es tanto dinero lo que se gasta. Porque lo del televisor y Wi-Fi, como quiera el local iba a tener para nosotras. Lo de comer es menos, porque también es de nuestro beneficio. ―dijo sonriente y entró una chica al local y era la chica que ella estaba esperando. Mierda... —Bien, llegó mi chica de las nueve de la mañana, como dije siéntate por ahí y si tienes suerte pues te atenderemos hoy. ―sonrió y se marchó a lavarle la cabeza a la chica

Yo en cambio me quedé sentada en los sillones que tenían pegados a la pared, tomé el control del televisor y busqué una película de Thor.

Pasaron par de horas y al fin a las 11:30 a.m., la dueña del local recibió una llamada, la chica de las 12:00 p.m. no vendría a secarse el cabello.

Nunca es Mucho (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora