Capítulo 9: El esperado lunes (Parte 2) *Maratón de POVS 3/4*

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POV Omnisciente

El hombre misterioso estaba esperando por Xavier. Su mano derecha estaba haciendo investigaciones acerca de las mansiones que hay la ciudad de Los Ángeles. Claro, si hubiera sido Londres o la misma Inglaterra, en un dos por tres tuviera la dicha información. Pero al ser Estados Unidos, le está costando un poco, "la gente se hace de rogar y quieren ser más duros, al no aflojarse por dinero", eso es lo que él piensa.

Él aún tenía en sus manos a Melek, pensaba que ella aún le serviría de ayuda para acercarse a Larisha o saber de ella. Si fuera por él, hace rato la hubiera matado. Pero tiene que pensar estratégicamente, ya que Larisha se le ha hecho difícil de roer. Eso para nada le enoja, al contrario, le encanta que su kitten, sea tan difícil de cazar. Él disfruta este "juego" entre ellos dos como si fuera un niño. Sabe que tarde o temprano estaría con su sunshine de la forma que siempre ha soñado. ¿Quién diría que ella se ha vuelto su punto de entretenimiento? El hombre sólo quiere descubrir por qué se siente de esa manera con esa mujer, ha sido la única que le ha revolcado su mundo, le ha cambiado las reglas de su juego. Cualquier persona que tratara huir de sus manos, él sin pena y sin remordimiento alguno lo mataría. Fuera hombre o mujer. Pero Larisha no cae en esa categoría, ni en el mínimo segundo él pensaría hacer una cosa como tal. Él la quiere consigo. Xavier piensa que su jefe perdió la cabeza más de lo que ya estaba, cree que todo esto es una vil obsesión. Pero él no puede hacerle cambiar de opinión, más bien ni se atreve hacerlo porque sabe que ese hombre sin duda le volaría la cabeza de tan sólo un balazo. Cosa que a su jefe no le gusta porque dice que para eso le paga a la gente, para hacer el trabajo sucio. Pero cuando toca, toca.

El hombre estaba en su escritorio meditando, con el frasco de su amada kitten en mano, percibiendo su aroma. Deseando percibirlo desde el cuerpo de ella, quiere conocerla, quiere acercarse, pero aún no sabe cómo. Le gusta causar buenas impresiones, buenas entradas, buenos shows. Pero cree que su kitten necesita algo de calidad, algo que la haga perder el aliento en cuanto lo vea. Él está seguro de su físico, voz, clase y estilo. Sabe que una mujer como ella se derretiría por él, o eso cree. Ninguna mujer se ha resistido a este hombre, pero por primera vez se siente inseguro si Larisha caería también o es más diferente de lo que él pensaba.

Ya estaba cansado de pensar, se sentía exhausto, él no es hombre de pensar tanto y menos por una mujer. Estaba cambiando con los años, ella lo estaba cambiando. La lejanía de esa mujer lo estaba haciendo perder la razón y su control. Salió de su oficina y decidió pasar por una de las habitaciones en donde tiene encerrada a Melek. La habitación tiene una puerta de acero, pero por dentro parece un palacio. Paredes, decoraciones y la cama están a juego con color rojo y dorado. Dignos colores de un rey. Las ventanas se ven relucientes, pero al mover las cortinas, se ven los garrotes. Sin duda alguna era una celda, pero para ricos. La mujer no podría escapar de allí, ni siquiera había objetos para poder atacar al hombre. Sólo ella tenía su mejor arma, la resignación. El hombre andaba con el celular de la mujer en su saco. Tenía la esperanza que su kitten hiciera una jugada. Él esperaba una respuesta de Larisha con altas expectativas, en ningún momento ha dudado la capacidad de su kitten. Sabe perfectamente que si ella es digna de ser reina, ella lo demostrará por encima de todos los obstáculos. Su reina iba actuar, eso lo sabía perfectamente. Él se sentó en una silla al otro lado de la habitación de Melek, ésta lo miraba confusa, con miedo y hasta con deseo. A pesar de que ese hombre la tuviera secuestrada, no podía negar que es un hombre apuesto.

Estuvieron sin hablar y sin contacto visual por 15 minutos, el hombre no despegaba la mirada del celular de Melek. De repente, el celular comenzó a sonar y al mirar la pantalla, reconoció perfectamente de quien se trataba. El hombre se paró de la silla y empezó a dar vueltas en un sólo sitio, bailando de la felicidad. Luego camino al estilo vals a donde Melek, y de un momento a otro su mirada de felicidad se tornó oscura, sin expresión facial alguna y le extendió el celular a Melek.

Nunca es Mucho (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now