8. Debí cerrar

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Mi corazón seguía latiendo rápido pero aun así me sentía pesada como si no hubiera despertado del todo aún, ni siquiera era consciente de la hora que era y con las cortinas cerradas no podía ver el cielo para hacer un cálculo.

¿Cuánto tiempo dormí? No mucho, sentí que fueron minutos.

-Señorita Mellarck- alguien irrumpió en mi habitación prendiendo la luz rápidamente dejándome ciega por un par de minutos. -no se ha presentado a sus últimas cinco clases del día de hoy- me regañó ese alguien con voz gruesa y agresiva.

-es que me que dormida- conteste viendo al sujeto una vez que mis ojos se acostumbraron.

Frente a mi habían dos mastodontes gigantes que me sorprende que hayan cabido por mi puerta que en comparación luce pequeña y frágil.

-¿todo el día? -preguntó uno claramente sin creerme.

-Le juro que a mí también me sorprende- admití jugando con mis dedos y no era mentira, no pensé que enserio estuviera tan cansada.

-Se lo dejaremos pasar solo esta vez ya que es nueva- me amenazó el otro gigante que tenía la voz aún más gruesa que su compañero. -Pero tendrá serios problemas si vuelve a pasar-

-no volverá a pasar- dije intimidada pero ¿Quién me culpa? Este par de sobrealimentados especímenes bien me podrían aplastar sin ningún esfuerzo.

-Más le vale- dijeron al mismo tiempo.

-Mañana tendrá consulta, pasamos por usted a las ocho en punto- me dijo el más grande. -estese lista a tiempo- y dicho eso ambos salieron de mi habitación.

Y como buenos caballeros que son dejaron la luz encendida y la puerta abierta, par de idiotas súper-desarrollados. Igual no me moleste en hacerlo yo, no me quería ni mover pues esa palabra me llegó como avalancha de más.

Consulta; doctores, medicina, agujas, hospitales, lagrimas, adiós.

-¡Oh Joy! - exclamo la rubia entrando a mi habitación como si fuera la propia aunque igual no la culpo, la puerta estaba abierta. -llevamos un buen rato buscándote-

-¿Llevamos? - pregunte alzando la ceja, Emily dio un pequeño asentimiento que parecía una señal pues otras cuatro personas entraron a mí pequeña habitación, con lo mucho que me agradan las personas.

Debí cerrar, con seguro.

-Hola Joy ¿Cómo ha estado tu primer día?- me preguntó Katerina que llevaba de la mano a su novio, comienzo a creer que ese par no se separa ni para ir al baño.

-Podría estar mejor - conteste; de hecho se me ocurren muchas maneras de que este mejor comenzando con echar a patadas a esta gente de mi habitación, dejar sin descendencia a Ed y de paso al idiota que me dijo niñita tonta.

Se hizo un incómodo silencio, al parecer nadie sabía que decir después de mi contestación pero al contrario de mis deseos no simplemente se iban callados sino que estaban buscando palabras para conseguir que la conversación resucitara.

-Íbamos a comer ¿vienes?- dijo de pronto Fred con voz brusca como si esperaba que dijera que no para que pudieran irse diciendo que al menos lo intentaron y así seguir con sus vidas.

-La verdad no tengo mucha hambre- me excusé intentando no ser tan grosera.

-Te conviene venir porque es lo único que comerás hasta mañana- me dijo un chico rubio que no había notado ya que era un poco bajito.

Suspire resignada, como lamentablemente no puedo vivir únicamente con un plato de fruta tendré que ir. -Vamos- me pare de un brinco de mi cama y les señale mi puerta.

Y como si se le estuviera haciendo costumbre, Emily entrelazó un brazo con el mío y el otro con el de su amiga, Mica creó que era su nombre.

Esta vez no pude escaparme de ellos por lo que después de coger mi cena me tuve que sentar en la mesa de los chicos entre Emily y el chico rubio; y como se las habían ingeniado para meter 9 personas en una mesa de 8, estábamos un poco apretados entre nosotros.

-Ellos son Carter, Susan, Patrick y Kyle- me presentó a tres chicos que estaban en la mesa y que no había visto ahora y al chico rubio que sonrió enormemente. -Ella es Joy, es nueva-

-Es un placer- me saludo Carter que era un chico negro de ojos claros muy extraño y los otros dos me saludaron con un gesto. -Me gusta tu cabello-

-Gracias- conteste y esa fue mi única participación en toda la conversación que siguió pues la verdad no estaba con ganas de escuchar lo que tenían para contar de personas que no conozco, así me dedique a comer sin prestar la más mínima atención.

Comencé a ver de nuevo las mesas a mi alrededor y creo que éramos la única mesa en la que le gente platicaba ya que la mayoría de las personas solo veian su plato con cara de pocos amigo y comían lentamente.

Nota mental: Recordar cambiarse a la mesa de los callados y depresivos para la próxima vez.

Emily me comenzó a dar leves codazos. -Mira, él es Nate-

Señalo a un chico alto con el cabello castaño que le caía sobre la frente casi cubriéndole los ojos que caminaba sin ver a nadie realmente, lo conocía.

-Hola Nate- lo saludó la rubia con una sonrisa un poco tonta.

-Emily- contestó él sonriéndole de vuelta deteniéndose por un momento.

-¿Ya conoces a Joy?- me presentó en un intento de hacer conversación con el chico.

Se me quedó viendo fijamente como lo había hecho cuando nos encontramos casi de frente en el consultorio Peter y levantó la ceja burlonamente, dándome a entender que me reconoció.

-Linda niña- dijo burlón antes de seguir con su camino.

-vete a diablo- masculle antes de que alejara más y no pudiera escucharme. Se paró por un segundo y luego continuó con su marcha.

Todos me estaban viendo sin entender lo que acababa de pasar ya que obviamente no sabían que nos habíamos visto antes y no pensaba explicárselos por lo que me limite a decir que suelo ser de amable con las personas mientras me encogía de hombros.

Y una conversación en la que no tenía intenciones de participar continuó hasta que la hora de la cena termino y tuvimos que volver a nuestras habitaciones. Otro detalle divertido de este lugar era que a las 8:30 pm ya debíamos estar en nuestras habitaciones por lo que teníamos un cuarto de hora más o menos para hacer lo que sea antes de encerrarnos.

Emily, Mica y Susan se fueron soltando risas tontas, Patrick a su habitación alegando que estaba cansado, la parejita se fueron a vivir su amor lejos de aquí, por lo que solo me quede con Kyle y Carter.

-vamos a jugar billar ¿vienes?- me preguntó Kyle, mientras caminábamos hacia la Central.

-Tal vez en otro momento-

Una vez que entramos el par de chicos corrieron para apoderarse de una mesa de billar y yo me seguí hacia la puerta que deba a los jardines. El aire helado me dio como golpe en todo el cuerpo provocando un estremecimiento aunque eso no me detuvo a seguir con mi camino de perderme entre los árboles.

En mi caminata me encontré con Katerina y Fred besándose muy apasionadamente por lo que mejor me fui hacia otro lado donde estaba la misma niña de ayer leyendo un libro bajo la luz de una de los faroles que estaban acomodados en intervalos regulares y que no alumbraban mucho.

Tenía ganas de seguir caminando hasta que mis pies no pudieran más pues de todos modos sabía que no podría dormir ni quería hacerlo; me seguí adentrando en los jardines que eran enormes hasta que termine en afuera de un agregado del edifico principal de dos plantas que desde el frente no se veía y solo se conectaba a este por un pasillo corto.

-¿Qué es este lugar?- me pregunté en voz alta intentando recordar si Emily lo había mencionado en el recorrido que me dio ayer pero no me suena nada.

-Es la enfermería- me contestó tal como si la hubiera invocado. -un conjunto de consultorios y laboratorios donde nos dan seguimiento-

-Así que aquí tengo que venir mañana-

antisocial...Where stories live. Discover now