10. Ansiedad

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Tony estaba muy cerca del quinto mes de embarazo y ya se sentía terriblemente cansado. Nat le recomendaba hacer ejercicio para tener algo de energía, pero era casi imposible cuando Steve no le permitía mover ni un músculo y tampoco ayudaba estar prácticamente preso en su torre. No lo dejaban más que asomarse por el acceso a la pista de aterrizaje.

—Estúpidos alfas sobreprotectores —farfulló enojado mientras revisaba sus pantallas verificando que su legión de hierro funcionara de manera correcta bajo el mando de Steve en la misión de ese día.

Todos se habían unido a ella, todos menos Fury. Lo dejaron como su niñera personal ese día.

—Si no fueran "estúpidos alfas sobreprotectores" —habló Fury con burla—, tal vez Hydra ya hubiera logrado acceder a ti.

—Lo sé —respondió de mala gana sin apartar la mirada de sus robots.

—Además, la caminadora ya debe de estar llegando.

Tony resopló y se enfurruñó más en su silla.

Fury había encargado una caminadora para que pudiera hacer ejercicio sin correr el riesgo de salir del edificio. Le parecía una idea muy tonta, como si no existiera todo un mundo que pudiera recorrer, pero no podía hacerlo si no quería que todo su equipo se volviera loco.

Jarvis anunció la llegada del paquete en recepción, Fury de inmediato pidió que lo llevaran al apartamento. El alfa de Shield se ocupó un rato recibiendo el paquete y armando la dichosa caminadora junto a Happy mientras Tony seguía revisando la misión, la cual, estaba siendo todo un éxito con sus robots. A la vez, apuntaba algunas mejoras en la programación de la legión de hierro.

Sin que se diera cuenta y entre más los veía avanzar, su respiración se agitaba de una manera incómoda, poco a poco se dio cuenta de que estaba sudando frío y un escalofrío estremecía su cuerpo de manera violenta.

Volteó a ver a sus niñeras quienes discutían con el instructivo en mano y decidió no interrumpirlos. Aunque la realidad era que no los quería cerca, necesitaba de un momento a solas.

Se dirigió a la habitación que había adaptado para sus revisiones y le pidió a Jarvis analizar sus signos vitales. Después de unos cuantos minutos, la inteligencia artificial habló:

—Señor, al parecer todo su organismo se encuentra bien, el latido de su bebé tiene un ritmo constante. Lo que está experimentando es un ataque de ansiedad —Tony se quedó un rato en silencio intentando dar una explicación coherente. Sí, se sentía algo estresado por estar encerrado, pero no era la gran cosa, no le molestaba tanto como para provocar una reacción tan exagerada de su cuerpo—. Un ataque de ansiedad en su estado se puede dar por la ausencia de su alfa, ¿quiere que contacte al señor Rogers?

—No —respondió de inmediato—. No alarmes a nadie, puedo controlarlo por mí mismo.

Tony salió de aquel lugar y se dirigió a su habitación, cerrando la puerta para que el intenso aroma de Steve no saliera; recorrió el armario olfateando la ropa de su pareja y eligió una con el olor más impregnado. Después de colocársela se recostó en la cama enredándose en las sábanas que olían a ambos.

Esperó durante unos largos minutos a que su ataque de ansiedad disminuyera. Sin embargo, entre más pasaba el tiempo, más agitado se sentía y su sudor estaba retirando el varonil aroma de su alfa de las sábanas y la camisa que llevaba puesta.

Se levantó con brusquedad de la cama sollozando de desesperación y volviendo a rebuscar en el armario, se puso otra camisa encima de la que ya llevaba puesta y salió de aquel lugar sintiéndose desesperado por estar bajo el cobijo de Steve.

Nuestra gran familia (Stony mpreg)Where stories live. Discover now