El reencuentro

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~¡Sofia!, Habló Miranda al ver a su hija.

La princesa corrió hasta ella y su madre la recibió en un abrazo.

~¿Por qué te fuiste? No sabes lo mucho que sufrí...¿De verdad pensaste que estaba decepcionada de ti? ¡Jamás lo estaría! Tú eres mi mayor logro.

~Mamá... Yo... Tenía miedo de volver a verte, jamás me iría ¡Cedric me raptó para que no me casará con Hugo!

~Sofia... Nunca lo imaginamos, la gente del pueblo murmuraba que habías huido con él, pero nosotros jamás creímos esos rumores. Contestó Roland dándole un beso en la frente. ~Supe lo de tu bebé, yo tampoco estoy decepcionado de ti.

~¿Dónde esta? Quisiera conocerlo. Habló Miranda con emoción.

~Mamá... El bebé de Sofía murió. Contestó Amber con pesar.

~¡No es así! Intervino Hugo acercando a la pequeña niña de cabellos rojizos.

~¿Cómo puede ser?

~Cedric la alejó de Sofía, pero una buena mujer me la entregó a mi.

~¡Eres una hermosa niña! ¿Lo sabías? Mencionó Miranda tocando su nariz.

Anya comenzó a reírse y la ex reina la tomó entre sus brazos.

~No vuelvas a alejarte de mi, ni a ella.

Ernest entró a la habitación y Sofía lo llamó para presentarlo a su familia.

~Él también es mi hijo, su nombre es Ernest, ¡es un muchacho increíble!

Todos se sorprendieron, pero Sofía dijo que explicaría todo más tarde.

Hugo llevó a Sofía a las afueras del castillo.

~Toma mi anillo como prueba de amor, sin importar lo lejos que nos encontremos ¡Este anillo nos unirá! Apenas podamos, quiero que te cases conmigo y criemos juntos a nuestros hijos.

~No puedo aceptarlo... Es algo muy preciado para ti.

~Debes hacerlo, no hay nada más preciado para mi que Anya, Ernest y tú. Sonrió dándole un beso en la boca.

~Tambien son lo más importante para mi y me alegra que aceptes a Ernest en tu familia.

~Él es parte de ti, sé que nos llevaremos bien, merezco un niño que quiera jugar conmigo a las armaduras. Río recibiendo una mirada de complicidad por parte de Sofía.
Así que Hugo siguió hablando.
~¿Por qué no vamos a un lugar más privado? Merecemos un descanso después de todo lo que ha pasado.

Sofía se sonrojó y Hugo dió un pequeño beso cerca de su cuello.

~¡No lo sé Hugo! ¡Los niños nos necesitan!

~Amber los cuidará bien.

~Tal vez, solo un rato...

Sofía tomó la mano de Hugo y sintió que su vida se remontaba a la época de su adolescencia, cada movimiento cada sensación le hacían sentirse liberada.

Entre juegos y risas llegaron hasta la orilla de las cascadas del cielo. Sofía se quitó los zapatos y los sumergió en el agua. Hugo llegó de inmediato y se posicionó detrás de ella.
La joven se estremeció al sentir sus manos recorriendo el rededor de su cuello.

~¿Qué haces?, Habló entre risas.

~Solo revivo sensaciones. contestó esparciendo pequeños besos por sus hombros.

~Me haces sentir la más dichosa.

~¿Recuerdas la primera vez que vinimos aquí? Interrumpió Hugo.

~Como olvidarlo, ese día nos reprendieron. Contestó entre suspiros.

Los pies de Sofía resbalaron y cayó al agua quedando totalmente empapada. Hugo empezó a reírse y la joven comenzó a jugar con el agua.
Poco a poco fue acercándose a él, hasta que lo tuvo lo suficientemente cerca para hacerlo caer consigo.

~¡No! ¿Por qué hiciste eso? Exclamó limpiándose la cara.

~Te lo merecías. Habló besándolo de inmediato.

Hugo puso sus manos alrededor de su cintura y la acercó cada vez más a él provocando que la intensidad del beso subiera.

Sofía acarició sus oscuros cabellos sintiendo la necesidad de estar a su lado... No había otro hombre en su vida y no podía imaginarse en brazos de alguien más. ¡Él encajaba perfectamente en su cuerpo!

Sus manos habían comenzado a recorrer el cuerpo del otro y las pasiones prohibidas estaban listas para salir.

~¡Debemos ir a otro lugar!, Susurró Sofía mientras sentía los brazos de Hugo apretarla con fuerza.

Con dificultad ambos jóvenes corrieron hasta una cabaña que se encontraba cerca del arroyo. Allí consumarian su amor como si se tratara de la primera vez. Ni el tiempo, ni la distancia había logrado que la llama de la pasión se apagará.

La noche se había hecho presente. Sofía se encontraba acomodada en los brazos de su amado... Realmente había extrañado esa proximidad con él.

~Eres bellísima. Habló Hugo acomodando el cabello de la princesa.

~No soy como antes, no después de haber tenido una hija. Contestó entre risas.

~Para mi eres la mujer perfecta, la única con la que he estado.

Sofía se sorprendió al escuchar esta afirmación.

~¿Y Molly? Tartamudeo con miedo.

~Ella y yo siempre fuimos como hermanos, Molly comprendía bien mis sentimientos... Siempre respeto mi fidelidad hacia ti. Aunque fingíamos ser una pareja frente a Anya.

~Tampoco ha existido otro hombre en mi vida... Siempre has sido y serás el único. Afirmó besando su mejilla.

Sofía y Hugo siguieron recordando hasta que el sueño los venció y se quedaron dormidos. Aún así, el duque no dejaba de abrazar el cuerpo de su amada.

Una extraña sombra entró en medio de la noche y notó lo que había ocurrido.

La cólera de Cedric era tal que sentía la necesidad de vengarse. Cuando puso su varita en la frente de Sofía, sintió la calidez y tranquilidad con la que dormía evitando que pudiera hacerle daño. Ella era la única persona a la que nunca lastimaría. Pero había alguien más que era merecedora de su odio, así que con un hechizo se transportó hasta el castillo de Encantia

Las ventanas de la habitación de Anya se abrieron. La niña se escondió debajo de las sábanas. La presencia de un fantasma la aterraba.

Poco a poco levantó la tela asomando su cara... No había nada alrededor de la habitación, al parecer sus nervios eran producto de su imaginación.

Anya intentó volver a dormir, cuando alguien tapó su boca para evitar que llorara.

~¡Por fin eres mía princesita!, Exclamó Cedric cargándola en sus brazos.

El hombre saltó por la ventana desapareciendo al instante. Nadie sabría cuál era el destino de Anya, pero definitivamente no le esperaba nada bueno.

La hija de mi verdadero amor (Sofia Y Hugo)Where stories live. Discover now