the chaos remains. the problem... resolve? (1)

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Miraba impaciente el reloj, como si eso fuese a hacer que el tiempo pasase más rápido. Pero, el efecto era totalmente lo contrario. Los segundos parecían horas y horas, y Renjun ya no hallaba el momento de irse.



Sus otros amigos se encontraban en otros lugares, los tenían a todos separados, por seguridad.



—Bien, Renjun. Ya puedes retirarte. —Un suspiro de alivio se le escapó cuando oyó eso de parte del policía. Le agradeció al cielo por haber escuchado sus plegarias.



Se paró del incómodo y duro asiento en el cual estuvo sentado horas. Podía sentir como su trasero había tomado la forma de la silla. Youngho lo escoltó hasta la salida.



—Esa patrulla te devolverá a casa. Que te vaya bien, nos veremos pronto. —Le sonrió amablemente.



—Ojalá no sea así. —-Hizo una mueca y se adentró en el vehículo.

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¿Nunca han sentido esa sensación de amargura? Como si hubieras comido algo realmente amargo y te ha dejado ese sabor impregnado en tu boca, tanto así que ni con agua se quita. Bueno, pues así se sentía Jeno. Desde que salió de la comisaría que no se siente bien, ha permanecido callado incluso cuando sus amigos le dirigen palabra. Porque había sido traicionado, porque sus amigos lo habían delatado.



—En serio que ese maldito policía era un fastidio enorme. —Pronunció Renjun mientras se dejaba caer en el sillón. Su cuerpo pesaba como si hubiese subido veinte kilos de golpe. Nunca en su vida se había sentido tan cansado. —¿Saben lo que hizo? ¡Inspeccionó mis cosas! —Exclamó, totalmente indignado. Seguía molesto por lo que Youngho había hecho, aunque él estuviese en todo su derecho. —El corazón casi se me para cuando me enteré. ¿Se imaginan hubiese encontrado mi caja con nuestras armas?



—Ese idiota. —Mark se sentó a un lado de Renjun, con una lata de bebida en sus manos, y sonrió sarcástico. —Era un real fastidio. No paraba de decir que yo lo había matado, tenía tantas ganas de golpearlo.



—Y no sólo ese, el idiota con el que me tocó también era un tonto. —Comentó Chenle, quien apenas llegó se había acostado en el sofá de enfrente. —No entiendo cómo es que no se dio cuenta de que somos unos criminales. O nosotros somos muy inteligentes, o de verdad es un idiota que no se da cuenta de lo que tiene frente a sus narices. —Una risa queda se escapó de sus labios, con un volumen moderado, y no rompe oídos como siempre lo era. Mark sonrió.



—Yo les mentí, diciendo que el dinero lo pagaron tus padres. —Chenle se incorporó en su asiento, impactado por lo que su amigo había comentado.



—¡Yo también dije lo mismo! —Exclamó, y ambos se miraron, cómplices.



—¡Bien! —Exclamó el chico, saliendo de la cocina con seis botellas de alcohol para cada uno. —Aún se ven tensos... ¿Por qué no nos relajamos un momento?



—Eres un imprudente, Haechan. —Rio Renjun. —Pero aun así no puedo negarme. —Haechan le sonrió pícaro y le entregó una botella de vodka, Renjun la recibió para abrirla y tomársela, sintiendo cómo sus entrañas ardían cuando el líquido pasaba desde su garganta hasta su estómago. Soltó un suspiro de alivio.



—Vamos, Jeno. Toma una. Tú eres el que más lo necesita. —Habló Donghyuck. Jeno yacía sentado en el borde del sofá, alejado de todos. Sus codos apoyados en sus muslos, y sus manos entrelazadas entre sus piernas. Su mirada directa en el suelo, con un aire de muchos sentimientos, no necesariamente positivos. Su tersa piel dibujaba perfectamente la línea de las lágrimas que habían caído hace unos momentos, delatando que había llorado, y que todo el manojo de emociones que sentía gritaba por salir a la luz. El nudo en su garganta le impedía hablar, así que sólo se limitó negar con la cabeza, simultáneamente que sorbía su nariz.



misplaced criminals ー nct dreamWhere stories live. Discover now