capítulo 17

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Cuidando del enemigo part. 2

—Solo la calmidol o ¿algo más? —preguntó la vendedora de la farmacia a Jungkook.

— ¿Qué más me recomienda para los cólicos?, mi esposo está  sufriendo mucho el dolor es muy fuerte — Jungkook realmente estaba preocupado y quería que su enano se recuperara rápido, nunca había visto a nadie con ese tipo de cólicos.

Mientras Jungkook pedía más indicaciones para tratar a su  mochi era el blanco de los comentarios de las mujeres del lugar, Jeon se veía tan guapo y era tan tierno de su parte salir a comprar las medicinas mientras su esposo estaba en sus días.

—Si la calmidol es la que le quita el dolor pues llévele esa, pero también puede ponerle compresas calientes, un té o incluso una sopa podría ayudarle, si el dolor sigue le recomiendo llevarlo al hospital—

—Gracias —agradeció el castaño cortésmente, en ese momento su celular comenzó a timbrar.

“ My Mochi Llamando”

—Minnie cariño ¿te duele demasiado? Ya voy para allá—se apresuró contestar Jungkook con preocupación.

—Me duele un poco menos gracias al té, pero en realidad quería pedirte que me trajeras donas de chocolate —la voz de Jimin se escuchaba débil, pero también como un niño mimado buscando que le cumplan un capricho.

—Mochi, no has comido ningún tipo de comida de sal desde el sábado en la mañana, te haré una sopa de pollo eso te ayudara—

—Pero yo quiero donas de chocolate Kookie— lloriqueo Jimin.

—Está bien, está bien amor te llevare tus donas de chocolate pero  no te levantes de las cama ¿sí? Llego en veinte minutos— Enserio Jungkook no era capaz de darle un no por respuesta a Jimin.

—Su pedido está  listo—

—Gracias —Jungkook le pasó la tarjeta a la joven para pagarle, mientras seguía hablando con el rubio— si cariño ya voy para allá, y prometo no olvidar las donas trata de no moverte bebé —dijo antes de colgar y que le entregaran su  tarjeta.

—Una cosa más Joven—la voz de la empleada de la farmacia lo hizo voltearse hacia ella.

— ¿Si? —

—Su esposo se encuentra en un ciclo hormonal, puede que tenga cambios de humor repentinos, en un momento puede estar enojado al siguiente feliz o demasiado sensible, o incluso llegue a tener  antojos, no lo deje solo y consiéntalo todo lo que pueda, hágalo que sentir amado siempre, aunque creo que eso no tengo que decirlo se le nota que lo ama, tenga un buen día— le recomendó la chica.

—Se lo agradezco, usted también tenga un buen día— contestó Jungkook y claro que el haría sentir a su enano como lo más precioso del mundo porque su rubio lo era, realmente era lo más precioso que existía en el mundo.

Algunas de las mujeres que aún estaban comprando suspiraron al ver Jungkook salir del lugar <<quiero un esposo así>> pensaron algunas de ellas.

Jungkook pasó por las donas y regresó a casa lo más rápido posible, lo primero que hizo fue comprobar que su enano gruñón siguiera en la cama, llevándole un vaso de agua y las pastillas.

—Con esto te pondrás mejor mochi —susurró Jungkook sentándose en la orilla de la cama.

Jimin con todo y su dolor logró acomodarse para tomar la medicina y volvió a recostarse, en ese momento sabía que dependía de Jungkook en su totalidad, y de cierta forma lo asustaba, él nunca había dependido de nadie después  de que se marchó de su casa, incluso cuando vivía con sus padres siempre sabia tomar sus propias decisiones, en sus siete años de noviazgo con Yoongi nunca había dependido de él en ningún aspecto.

De repente sintió una mano acariciar su vientre haciéndolo salir de sus pensamientos, su cuerpo se puso rígido, Jeon le daba caricias suaves y delicadas sin ninguna doble intención, Jimin fijo sus ojos en el rostro del castaño se veía realmente preocupado.

—No me gusta verte así mi mochi —  Jungkook susurró casi inaudible pero Jimin alcanzo a escucharlo, ¿mochi? El castaño no había dejado de decirle ese apodo en todo el día, no era que no le gustara, simplemente se le hacía familiar.

— ¿Mochi? — Pregunto el rubio, ¿él era la bolita de arroz de Jungkookie? Esa idea le pareció realmente tierna.

El castaño solo sonrió —Eres mi mochi ¿ya lo olvidaste? —

—Jungkook jamás he sido tu mochi— Jimin hizo un puchero, el no recordaba ser el mochi de Jungkook, pero ahora quería serlo, además que el castaño lo llamara de esa forma era súper dulce.

—Jimin, ¿enserio no  recuerdas lo del príncipe Mochi y Kookie el caballero que llegaba a rescatar al príncipe del oso que lo tenía secuestrado en su cueva? —Jimin miro a los ojos del castaño y negó con la cabeza.

La mirada de Jungkook cambio a una sorprendida y triste —Siempre pensé que no mencionabas esos momentos porque me odiabas, nunca se me paso por la cabeza que lo hubieras olvidado de verdad—

Jimin miró hacia la ventana frunciendo el ceño, enserio quería recordar todo sobre lo que hablaba el castaño, antes de empezar a odiarlo pero ningún recuerdo llego,  su mente estaba realmente en blanco.

Jungkook miró el rostro atribulado de Jimin y le acaricio la mejilla, —Esta bien Mochi, no es algo tan importante como crees si lo olvidaste, uno tiende a olvidar las cosas irrelevantes, era solo un juego de niños estábamos muy pequeños — el castaño trato de sonreír y le dejo un beso en la mejilla al rubio— iré a preparar tu sopita, no te muevas—

Jimin fruncio las cejas e hizo un puchero, si no era importante ¿Por qué el semblante de Jungkook cambio a uno muy triste? Jimin aunque no lo recordaba, tenía la certeza de que no era un simple juego de niños, y se sentía tan culpable por haberlo olvidado, quería con todas sus fuerzas traer todos esos recuerdos de lo más profundo de su mente.

El dolor fue disminuyendo gracias al efecto de la pastilla, pero ahora tenía una agonía mental.

Soy tan estúpido tengo la memoria de Dori
Se dijo a sí mismo.

Jungkook regresó con la sopita de pollo, estaba calientita y deliciosa Jimin la  tomó con avidez, pero no sacó de su mente el tema, el castaño no se apartó ni un instante del rubio al contrario termino acostándose en la cama, tomando a Jimin entre sus brazos mientras le daba pequeñas caricias en el vientre.

Jimin  no podía estar más feliz, estaba en los brazos de Jungkook, buscó más calor acurrucándose en el pecho de su esposo, acaricio con las llenas de sus dedos el dorso de la mano del castaño, y mentalmente pedía a todos los dioses que lo ayudaran a recordar.

Hola mis amores ya llegue… besitos para todos mis bebés.

𝕮𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 𝕮𝖔𝖓 𝕰𝖑 𝕰𝖓𝖊𝖒𝖎𝖌𝖔 ♡KookMin♡Where stories live. Discover now