|CAPÍTULO O9|

4K 620 577
                                    


Parece que eso de "esconder a simple vista" algo solo le funciona a mi papá cuando cambia la clave del wi-fi y la escribe por ahí donde debo encontrarla y nunca lo logro a pesar de que está en mis narices

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parece que eso de "esconder a simple vista" algo solo le funciona a mi papá cuando cambia la clave del wi-fi y la escribe por ahí donde debo encontrarla y nunca lo logro a pesar de que está en mis narices. Supuse dentro de mi ingenuidad que colocándome un suéter enorme con capucha enorme de color negro pasaría desapercibida pero al parecer no funciona, ni ha funcionado estos dos últimos días.

Desde que me bajé del autobús el día miércoles he recibido toques amistosos en el hombro, chocolates de chicos de no sé dónde, una chica en biología me hizo la charla como si fuéramos amigas de siempre, Samantha me abordó en preguntas y Ashley ha estado entre compasiva y avergonzada por lo ocurrido.

Me he cruzado varias veces con Ethan pero no he sido capaz de mirarlo a los ojos por el bochorno que siento al pensar en él el martes, sentado en Nice esperándome y eso sumado a que he sido incubadora temporal de virus como lo había predicho, me hacen casi esconderme de él. Sé que tengo que disculparme aunque no estoy muy segura de cómo o cuándo hacerlo.

Al haber desistido de mi camuflaje malísimo el día de hoy y ya sintiéndome un poco menos enferma, me he quitado la capucha y he andado con la frente lo más en alto que puedo dadas las circunstancias.

Me siento mal por Ethan, no por mí. Él quedó como el rechazado, yo quedé como una heroína, aunque no me guste admitirlo.

Cuando llego a la cafetería y muy similar a ayer y antier, no tardo en atraer involuntariamente las miradas, incluso algunas conversaciones se detienen en lo que me aproximo a nuestra mesa de siempre y no es hasta que me siento, que noto que dejan de tomarme como centro de atención. Ashley arrastra por la mesa hasta mi lugar frente a ella un trozo completo de pizza que obviamente ha comprado acá.

Me observa con una mirada de cachorro arrepentido.

—Es una compensación —informa—, no pensé que lo de Ethan...

—Déjalo así, después de todo fui yo quien no asistió, no tú.

Con su humor un poco más animado que de costumbre, como lo ha tenido desde el miércoles, Brad llega, se sienta junto a mí y me planta un beso en la mejilla.

—¿Te he dicho que te amo? —Sí, eso también lo ha dicho por dos días cada que me ve.

—Si basas tu amor en lo mucho que hagan sufrir a tu hermano, gracias, pero paso.

—Pasa si quieres, te sigo amando.

Brad da un respingo a la vez que veo un sutil impulso de Ashley al otro lado, lo que significa que lo pateó bajo la mesa.

—No sigas, Brad. Han pasado más de dos días, ya no es gracioso —increpa Ash.

—¿Por qué?

—Me siento muy mal por lo que hice —mascullo—. Lo dejé en ridículo.

Brad guarda su buen humor en el bolsillo y enseria su expresión, volviendo a la neutralidad común.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora