|CAPÍTULO 21| P3

2.4K 453 621
                                    

PARTE 3

Fresita ha sido más sigilosa al momento de jugar. Por curioso que parezca, tiene un don para caminar en puntas y no dejar que sus pies reproduzcan algún sonido. Les huye a los demás, independiente de si es ratón de su equipo o alguien de otro. Se ha decidido (como haría yo) a solo esperar que nadie la atrape, no busca pistas, solo quiere sobrevivir y llegar sin haber sido capturada ni una sola vez. Está haciendo un poquito de trampa porque cuando siente que hay gente cerca, esconde su varita para ser más invisible aún.

A diferencia de Ash, ella le huye a la luz; prefiere la oscuridad.

Ha llegado a la cocina, siempre mirando primero que no haya gente. El agujero negro del lugar la hace andar despacio pero segura, hasta que su pierna tropieza con un estante cuya puerta ha estado abierta y la hace soltar una palabra no digna de una dama al sentir el punzante dolor.

Se queda paralizada mientras asimila el golpe que seguro le dejará un buen moretón; quién te manda a irte en vestido, Fresita. Cuando la luz se enciende le encandila las pupilas dos segundos pero sabe que debe salir de allí. Antes de hacerlo, ve que sobre la nevera hay un imán sosteniendo una hoja dorada con una pista. No pierde nada leyéndola. Se acerca y la lee: Pista #1: Donde el frío te atenaza los huesos.

Fresita, ingenuamente, abre el congelador pensando que allí está el tesoro, como si las cosas fueran tan fáciles.

Con su mano aún sobando su pierna, se dispone a salir y allí en la puerta, se cruza con Ethan cuya sonrisa se borra al verla inclinada y claramente adolorida.

—¿Qué te pasó?

—Me golpeé con una puertecita. —Fresita deja ver su muslo y su acompañante hace una mueca al ver el área muy roja.

Deja su barrita roja en el bolsillo y la luz se apaga. A tientas Ethan logra sacar un par de hielitos y la toma de la muñeca para salir de allí, él tiene un poquito de ventaja porque conoce un poco más la casa. Crecer y salir con Brenda tiene sus beneficios.

Ethan la conduce hasta uno de los dos baños del primer piso, es amplio y él lo sabe y afortunadamente, está con la luz encendida.

—Toma, esto te ayuda —le dice Ethan y le entrega los dos hielos a medio derretir que ella agradece y, sentándose sobre la tapa del váter, los frota sobre el rojo de su muslo—. ¿Todo bien?

—Sí. Quizás no es buena idea ir con vestido a todas partes.

—No te he visto nunca con pantalón.

El as sacando conversación.

—Tengo solo dos y los uso solo en los peores días de invierno.

Ambos desvían la mirada; ese hielo que se cierne entre ellos no lo rompe ni el más grande oso polar.

Pero Ethan lo intenta:

—Ambos somos ratones.

O una rata x2.

—Sí, bueno, es lo que hay.

—Oye, sé que no me has disculpado del todo —suelta Ethan de repente y la luz es apagada, facilitando lo que tiene qué decir—. Pero quiero que lo hagas, es decir, lo seguiré intentando.

—¿Sabes qué funciona mejor que pedir disculpas?

—¿Qué?

—No cagarla tanto.

Haberlo sabido antes.

Ethan hace una mueca que Fresita no logra ver y al tiempo, termina de deshacer el hielo sobre su tibia piel.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora