|CAPÍTULO 20|

2.5K 420 275
                                    

Ethan ríe con un gesto tan amplio que nos contagia al resto de los presentes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ethan ríe con un gesto tan amplio que nos contagia al resto de los presentes.

Los maestros están teniendo una reunión relámpago con el director desde hace poco más de media hora así que nuestro receso se extendió a más de una hora. Ya que el día es bonito, nos hemos salido al campo tras el edificio solamente a charlar.

Nos hemos sentado en el césped a mitad de cancha —hay muchos otros grupitos así sentados, no es que estemos solos en la mitad como tontos— haciendo un círculo. Ethan está sentado entre Ash y Fresita y yo estoy semirecostada en el cuerpo de Brad que me rodea con un brazo.

Es divertida la manera en que lo nuestro se volvió más costumbre que otra cosa. Es como cuando haces algo cada día hasta que deja de ser un evento importante y pasa a ser parte de la rutina, como el orden de tomar una ducha: agua, luego shampoo, luego acondicionador, luego jabón y luego solo dejarse ahí sintiendo el agua hirviendo en la espalda por unos minutos; es como que ya estás tan habituada a ese orden que jamás pones el jabón primero, ya deja de ser algo pensado y pasa a ser automático.

Así me pasa con Brad.

Ya se volvió automático en que nos tomemos de las manos, el que él me abrace a cualquier momento o el que yo llegue a recostarme encima suyo a cualquier hora. No han tenido lugar más besos o chispas similares pero estoy bien con eso. Fresita me lanza miraditas de tanto en tanto al verme sonriendo junto a Brad y cada vez me sonrojo, pero no le he admitido a ella —ni a mí misma— algún sentimiento para con él.

—En mi defensa, tenía trece años y me sentí temerario —añade Brad.

Ethan acaba de contarnos que hace cuatro años salió con Brad a la tienda luego de la escuela, vivían cerca después de todo, entonces Ethan lo retó a que se robara un paquete de papas fritas a cambio de hacerle las tareas por dos semanas y Brad obviamente aceptó. Tomó el paquete y lo puso bajo su suéter mientras Ethan compraba las cosas que su padre le había encargado. Iban saliendo y Brad tropezó, cayó de frente y la bolsa de papas explotó entre su cuerpo y el suelo. Tuvieron que pagar el paquete y no volvieron por meses a esa tienda.

—A un temerario no le habría pasado eso —apostilla Ash, limpiando una lágrima de risa del rabillo de su ojo—. Qué vergüenza, Brad. Y yo pensando que el día en que cometiera un crimen te iba a llamar a ti a apoyarme.

—¿Y ya no lo harás?

—Claro que no. Me quedo con Emily.

—Uuuuuuh —abombera Fresita—, eso es mucho decir.

Y las risas saltan de nuevo, la mía incluída.

El timbre a lo lejos suena pero ya que sigue la hora del receso, no nos movemos de nuestro sitio. Ethan ha traído una cantidad exagerada de frituras hoy para compartir con nosotros. Estando a solas con Brad, él me dijo que de verdad quiere reivindicar y recuperar su amistad y de paso, ganarse la nuestras.
Me enorgullece pensar que ya no le presto tanta atención como antes.

Un Cliché desComunal •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora