Capitulo III. Sentimientos indebidos

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Sin duda los años habían hecho justicia sobre los finos rasgos de tan hermosa niña, lucia tan pequeña a su lado, tenía un bello cuerpo delgado, en el que si bien no tenía enormes pechos, no eran tan poco tan pequeños, eran simplemente perfectos acorde a su simetría corporal, su cintura, cadera y sus glúteos los tenía muy pronunciados, al menos dicha prenda de vestir los dejaba entre ver, su silueta era tan fina, jamás había conocido a una mujer que tuviera tal cuerpo sin cirugías, pero estaba seguro que el de ella era natural, pues desde que era una niña siempre había sido muy delgada, sabía que cuidaba su cuerpo dado pues desde pequeña practicaba gimnasia por las tardes y natación todas las mañanas, además estaba en el equipo de voleibol de la secundaria, como no saberlo si su padre no dejaba de hablar todo el tiempo de los logros de su pequeña hija, aunque ahora era todo una señorita.

De pronto recordó el motivo por el cual no acompañaba a su padre tan seguido a las fiestas que organizaba Kizashi, y se sintió apenado respecto de los sentimientos impropios que en alguna ocasión creyó tener sobre tan dulce niña, Sakura acaba de entrar al primer año de secundaria cuando él ya había terminado su licenciatura y de hecho ya estaba realizando su especialidad, su hermano Indra iba en tercer grado de secundaria, y al ir ambos en el mismo Instituto en una ocasión tuvo que pasar por ellos, pues el padre de Sakura había ido a una reunión con su padre, Indra evidentemente nunca seguía las indicaciones y rompía las reglas, vaya inicio para un futuro abogado, así que una tarde en lo que esperaban en su vehículo, Sakura se encontraba sentada en la parte trasera del copiloto, estaba recostada sobre el sillón y entre dormida, a Sasuke le pareció tan dulce y tierna y después de notar que la chica tenía levantada un poco su falda escolar tuvo la intención de bajársela pero tocarla no se le hiso lo correcto, aunque a estas alturas ya no estaba tan seguro si era eso o el impulso de saber que podía ver sus piernas tan finas, tanto como la vista de su perfil que sonreía mientras descansaba, lo que le hizo pensar que se sentía segura, lo cual lo hizo sentir aún peor, pues siempre había estado fascinado con los ojos jade de la chica, había fantaseado con tocar su cabello y dibujar la silueta de sus labios, un sentimiento impropio para ellos que se llevaban con una diferencia de 18 años.

Sakura se despidió de él sorprendiéndole con un beso sobre la mejilla mientras su padre le daba unas indicaciones sin saber bien de que, se había perdido en sus recuerdos, ahora no solo se sentía idiota, sentía que nuevamente esos sentimientos que alguna vez creyó ocultos volvían a surgir entre las cenizas de sus recuerdos.

Durante los próximos dos meses no tuvo contacto alguno con los Haruno, se había enfocado al 100% sobre su ganado y la administración de su rancho, un becerro se había lastimado y todas sus tardes le dedicaba el tiempo para tratarlo, se acercaban las épocas decembrina y su hermano Itachi les había hecho saber que él y su familia pasarían navidad con ellos, lo que quería decir su amado sobrino estaría de latoso durante ese tiempo, además tendría que buscar algún regalo para dárselo por navidad.

-Me encantan estas épocas, siempre tengo reunidos a mis 3 hijos – comentó sonriente una hermosa morena que se encontraba colocando algunas esferas y adornos sobre un enorme pino natural.

-Eso es mentira madre, lo único que te importa es que puedes hacer una fiesta en grande y hacerte notar entre la gente del pueblo – se mofó el más joven de sus 3 hijos.

-Eres detestable Indra, jamás le das gusto a tu madre, cállate y mejor ve al desván y tráeme la caja azul en la que guardo mis series navideñas – sonrió la bella mujer, quien observaba atenta su obra de arte.

Indra bufó pero le hizo caso a su madre y salió de la sala para ir por el encargo casi chocando con Sasuke quien acababa de llegar a dicho lugar.

-Sasuke querido ¿crees que hace falta más esferas o mejor sigo colocando más bastones? – preguntó seriamente como si de la paz mundial se estuviera debatiendo, Sasuke sonrió y se acercó a su madre.

-Sabes que diga lo que diga harás lo contrario, así que mejor decide tú de una vez – beso la frente de su progenitora y ella abrazo a su hijo.

-Todos ustedes son terribles con su madre – fingió estar ofendida – deseo que alguno de ustedes me consigan una linda nuera que pueda estar de mi lado.

-Tienes a Izumi mamá, Itachi ya te la ha conseguido.

-Jamás están en casa apenas y les veo, dos veces al año por lo mucho, eso no cuenta Sasuke, quiero una nuera que pueda ser mi confidente todo el tiempo, que me de muchos nietos hermosos como lo es Tobi, pero los quiero a mi lado, me hago vieja y tu e Indra no veo para cuando me hagan abuela – se cruzó de brazos y logró sonreír a su hijo.

-Creí que desde hace años ya habías perdido la esperanza conmigo – se rio el moreno ocasionando que su madre le pegara en uno de sus brazos a modo de juego.

-Eres joven Sasuke shhhh no te atrevas a decirlo, ya se lo que piensas, pero por amor al cielo, solo hace falta mirarte, no es porque seas mi hijo pero eres guapo, talentoso, tienes un gran corazón y una madre que adorara a la mujer que te haga feliz y me de muchos nietos ¿Qué más pueden pedir? – comentó la morena y Sasuke abrazó amorosamente a su madre.


Mientras te mirabaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora