Capitulo LIX. Grave error

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-Bien, yo distraeré a tu guardaespaldas mientras sales de aquí, en verdad espero que funcione – suspiro Ino.

Sakura tomó su maleta y mientras Ino hablaba con el guardaespaldas "para reclamar" sobre el cacheo y una posible demanda por abusos deshonestos, la pelirrosa salió por la puerta trasera, Ino le había dicho que la patrulla tenía alrededor de 10 minutos que se había ido, lo que le dejaba 20 minutos para huir, ya que los rondines eran cada media hora.

Aunque la casa tenía la seguridad suficiente, Sakura sabía el manejo de todas las contraseñas de cada monitor de alarma, una vez que pudo estar fuera sonrió, sabía que Ino traía un vehículo pero éste se encontraba frente a la casa para no levantar sospechas, ahora tenía que caminar sobre los arbustos de la contraesquina y esperar a que la rubia saliera y la recogiera y así pasar un rato agradable fuera de "su prisión", grave error.

Quince minutos más tarde una camioneta blanca se colocó cerca de donde estaba Sakura, quien pensó que era Ino quien no llevaba su vehículo ya que quizá tal vez llevaba un vehículo de Fiscalía, así que sin pensarlo subió a la camioneta, pero no había caído en cuenta de que ella sola se había llevado la soga al cuello, pues no era Ino quien abordaba ese vehículo.

-¿Lee? – preguntó incomoda, el castaño sonrió con la mirada perdida, puso los seguros a la camioneta y la puso en marcha, Sakura había visto el arma pequeña que tenía en su mano, ella trago en seco, no dijo nada, no hacía falta saber que nada bueno le esperaba.

Rock Lee bajo de la camioneta, la había llevado hasta una especie de cabaña, a unos 10 kilómetros del rancho, abrió la puerta del copiloto y con el arma le hizo la seña de que bajara, ella tomo su pequeña maleta y bajo con sumo cuidado, en ese momento se dio cuenta de que jamás había experimentado tener tanto miedo.

Cuando el director del jardín de niños abrió la cabaña, la cual era robusta y demasiado ordenada, se dio cuenta de que Lee tenía que vivir ahí, y si no fuera él, alguien.

-Tenía la esperanza de que finalmente te dieras cuenta de que ese idiota por el cual te tomó como esposa no valía la pena y vendrías a mis brazos, si ese sujeto no te hubiera obligado a casarte con él, estoy seguro de que tu y yo estaríamos juntos, tal y como debería de ser – su mirada vacía solo reflejaba que aquel pequeño pero ahora intimidante hombre estaba al borde de la locura – te gustaría tomar algo cariño, luces algo incomoda – Lee tomó un vaso y lo lleno con agua de garrafón, extendiéndolo hacia la chica – toma – ella negó pero en cuanto vio el disgusto del castaño tomo el vaso y le dio un pequeño trago, acompañado de un par de lágrimas traicioneras, la chica estaba aterrada.

-No llores mi amor, al fin estamos juntos ¿no es maravilloso? – Sonrió y subió las escaleras de la cabaña – y ni siquiera pienses en huir, ya que no dudare en dispararte, si no eres mía no serás de nadie – amenazó y Sakura solo se sentó en el sofá sollozando.

Habían pasado cuatro horas y Sakura no contestaba el teléfono, Sasuke gruñía encolerizado, Ino temblaba a su lado, mientras Naruto hacia un par de llamadas, el Sheriff y algunos policías ya habían prendido la búsqueda.

-Lo... lo siento Sasuke – la rubia comenzó a sollozar, Sasuke gruño, apretó sus puños pero eso no aminoraba su enojo, por ahora estaba enfadado, quería colgar a Ino y a Sakura del primer puente que encontrara, pero no tenía, ni siquiera idea sobre el paradero de su esposa, lo primero era encontrarla, saber que estaba bien, tenerla en sus brazos, aspirar su aroma, su bella fragancia a mujer, alborotar su cabello rosa con sus manos, besarla hasta dejarla sin aliento y después, solo después le recriminaría por escabullirse, todo lo que había hecho era para su propio bien, quizá había exagerado pero quizá no, ahora solo le importaba poder encontrar a su amada.

Las horas pasaron, cada maldito segundo se hizo más eterno que el anterior, Sakura no aparecía, Ino no había recibido alguna llamada de ella, o una en donde solicitaran rescate, lo que solo podía indicar una cosa, algo estaba mal, podría quizá estar molesta con él, pero jamás haría algo para preocuparlo, a él, a su padre, a sus amigos, o a su familia.

Aunque la ley dictaba que tenía que haber transcurrido al menos 48 horas para reportar a una persona como desaparecida, los antecedentes que los habían llevado ahí, así como el conecte que tenían con el Fiscal de Distrito Naruto Uzumaki, había ayudado en que desde que Ino supo que algo andaba mal y le había confesado a Sasuke el plan de su mejor amiga, su búsqueda había iniciado.

Los oficiales acudían a los hoteles y moteles cercanos, algunos incluso se encontraban patrullando las fronteras de los condados, otros acudían a hospitales, y en el peor de los casos unos estaban encargados de revisar los ríos y la morgue, solo de pensarlo a Sasuke se le oprimía el pecho.

-La encontraremos – prometió su mejor amigo, Sasuke abrazó a su amigo y comenzó a llorar sobre su hombro, siempre había sido un hombre fuerte, pero justo ahora, después de 36 horas de la desaparición de su esposa se había doblegado, se encontraba débil, abatido, sin razón de ser, se sentía ausente, prácticamente casi muerto.

Sasuke se encontraba parado frente a la habitación en la que se supone sería de su bebé, había pintado la habitación de color amarillo con ayuda de Sakura, ella había insistido en que fuera un color neutro ya que ella le tenía una sorpresa sobre el sexo de su bebé, se acercó a la cuna y tomó un oso de peluche, olía a bebé y a Sakura, ya que ella había dormido con el mismo, la noche en que el médico le había dado la noticia; Sasuke se observó a través del espejo que estaba frente al cunero, estaba despeinado, tenía la barba sin afeitar y las ojeras se hacían presentes, no había podido dormir, pues cada que sonaba el teléfono corría pensando en que quizá era ella, deseaba tenerla a su lado, tenía tanto miedo de que ella, no, ni siquiera quería imaginarlo.

Mientras te mirabaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant