Capítulo 7

8K 714 49
                                    

No puedo creer que dije eso. De verdad que no puedo.

- Ah... yo... Te veo mañana Raquel-¡ Genial! ahora ya piensa que soy una zorra.- Yo no pienso que seas una zorra...- ¿Ahora me lee el pensamiento? a ver, que adivine que para pienso ahora... Hmmm... Me tiré un pedo en el coche.- ¿Te tiraste un pedo en mi coche?- Dios, este tipo es bueno...- Raquel, estas hablando en voz alta.

Ay no...

- Será mejor que te meta en la cama.

- Por favor... no me dejes...- me carga hasta mi habitación, mientras lo hace, meto mi nariz entre su cuello y su hombro, aspiro su aroma y me embriago de él, no lo resisto y lo beso.

- Raquel...- me reprende con su voz

- No te vallas.- murmuro contra su cuello- quedate, no quiero comprar un gato y ser la señora loca de los gatos.

Oigo vagamente su risa y siento cuando toco la cama. Después de un rato, oigo el caer de sus zapatos y siento como se acuesta conmigo. Pierdo la conciencia totalmente cuando se acurruca conmigo entre sus brazos.

************************************************************************************************************

"TI-TI-TI-TI-TI-TI..."

- ¡PUTO DESPERTADOR!- Grito al momento que lanzo el aparato infernal que tengo en el buró que está al lado de mi cama y se estrella en la pared de enfrente mientras se hace pedazos.

Puta resaca, puta borrachera, puta madre. No, no estoy de humor. 

- ¿Raquel?- escucho la voz al lado de mi, y lentamente me doy vuelta para ver al hombre que tengo detrás. 

- ¿Tú que haces aquí?

- Anoche me pediste que me quedara... ¿no te acuerdas?

- No. 

- ¿No te acuerdas de nada?

- Algunas cosas, por cierto, le tengo miedo a las alturas y a los malditos payasos.

- ah..

- Pero me divertí. Gracias.

- De nada... ¿qué hora es?

- Son las nueve de la mañana.

Se levanta como alma que lleva el diablo y de inmediato comienza a desvestirse.

- ¿Me puedo duchar?

Lo miro alucinada. Pedazo de torso tiene este hombre, si hasta vientre en V y todo...

- ¿ Raquel?

- S-si...

- Gracias, voy por el traje que tengo en el coche y regreso.- sale sin camisa y sin zapatos de la habitación, para después regresar y ponerselos de nuevo.

Aprovecho y me meto a la regadera. Yo casi nunca me tardó al bañarme, tan solo unos diez minutos, así que me pongo en marcha. Salgo del baño y me envuelvo en una toalla.

Dios. Mío. Estoy en el cielo.

- ¿ Estás bien, Raquel?

¡¿Que si estoy bien?! ¡¿QUE SI ESTOY BIEN?! ¡¡MIRENLO!! Con solo unos calzoncillos pegaditos... desnudo. Y no me ha tocado. Me envidiarías si fueses yo. Lo juro.

- ¿Raquel?

-¿ ah...?- digo quitando la mirada del meloso torso que tengo frente a mí- si, pasa,  el baño está listo.

Lo veo pasearse  delante mio y casi arrancarse la única prenda que lo separa de la desnudez total cuando entra al baño. Las nalgas más bonitas que he visto.

¿Pablo qué?

La puerta se cierra antes de que pueda ve la otra liberada. Por unos segundo veo con añoranza la puerta, soy una sinvergüenza. 

Me visto en tiempo récord, un vestido verde ceñido, chamarra de cuero beige y unos taco es a juego. El cabello me lo dejo suelto y  le doy algo de forma con la secadora.

Han pasado unos quince minutos y oigo como el agua de la regadera deja de correr. Salgo disparada de la habitación con todas mis cosas para maquillarme y corro a la cocina para encender la cafetera.

En lo que escucho como todo se procede, me maquillo en tiempo récord, quien haya dicho que las mujeres nos tardamos, que se joda.

Bueno, mi humor va mejorando. Ya listo el maquillaje, tomo dos tazas y el azúcar, sirvo café y voy directo a mi cuarto con ambas tazas en mano.

- ¿Listo?- digo sin poder ver en donde está - ¿Joel?

Sale de debajo de la cama y me pone un susto que hace que casi tire el café.

- ah, hola. Ya todo listo, cuando quieras.

- Te traje café.

Suspiro. Dios, es como ver a un ángel en traje gris obscuro y corbata roja. Es guapísimo.  Toma la tasa y me da un beso en la mejilla.

- Gracias - Da un sorbo y me dedica una sonrisa- Buen café, hace años que no tomaba uno antes de salir de casa. Bueno, no es mi casa, pero se siente...

Natural. Así se siente. Fácil, no forzado, tranquilo y muy bien. Ni sé si es la situación, pero me hace sentir plena.

- Normal.- Termina la frase.- me gusta esta normalidad contigo Raquel.

- A mí también.

- ¿Ya no tienes resaca?- pregunta y le

toma de nuevo al café. Ma cosa más erótica que he visto, lo juro.

- No... bueno solamente algo sedienta.- se hace un cómodo silencio entre nosotros. De pronto imágenes y recuerdos de las cosas que dije llegan a mi cabeza como bombardeo. Que vergüenza. - Ayer... dije muchas cosas que... no debí decir, y te pido una disculpa, últimamente no he tenido una buena racha y termino cagandola. En verdad me interesas, eres un hombre encantador y divertido.

- Raquel, todos decimos tonterías cuando nos emborrachamos.  A mí también me ha pasado, y creeme, eres la mujer más ocurrente y tierna que he visto al estar borracha. Pero...

Ya sabía. No todo es perfecto, ayer dije tanto. ¡Le dije lo de Pablo! pensará que soy zorra y aprovechada.

- ... Tengo competencia. Lo bueno es que me gusta ganar.

La DecoradoraWhere stories live. Discover now