✾Capítulo 10: Jacobo, ayúdame.

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Luego de que Fernando apareciera en primer plano en el noticiero de la ciudad, protestando por mi desaparición, Jacobo me ordenó que subiera a la habitación principal de inmediato. A regañadientes, obedecí, agradeciendo en silencio que no me hiciera daño en ese momento.

Por la mañana, me despertó para que me bañara. Su ofrecimiento de ayuda fue recibido con un portazo en la cara, y no salí del baño hasta que estuve completamente vestida y lista. Después de insistir durante varios minutos, finalmente accedió a ir a la antigua casa a buscar mis cosas junto con el auto. Pero no se fue sin antes amenazarme con hacer daño a mis padres en Miami si intentaba escapar. Conociendo a Jacobo, sé que no son simples amenazas; haría cualquier cosa para mantenerme a su lado.

—Regreso pronto. Sabrás que soy yo el que toca el timbre porque lo haré tres veces. Ese será nuestro código —dijo antes de darme un beso en los labios y marcharse.

Paso la mano por mis labios con brusquedad una vez se ha ido. Me quedo sentada en el sofá, encendiendo el televisor. Decido no volver a mirar el noticiero; seguir viéndolo solo me haría querer escapar más.

Después de unos minutos aburridos, decido subir a la habitación principal en busca de algo de entretenimiento. Reviso el armario y encuentro vestidos de mujer, los admito son muy elegantes y sofisticados, algunos son de diseñador, pero lo que más me llama la atención es una cámara que se encuentra dentro de una maleta pequeña metida en la sección de zapatos, soy curiosa así que la encendí. 

La enciendo y veo fotos del hombre que supongo que es el dueño de la casa. Me quedo mirando mientras pasan las imágenes, pero pronto me doy cuenta de que está obsesionado consigo mismo. Sin embargo, mi estómago se revuelve cuando veo fotos de una mujer, capturadas desde ángulos perturbadores, exactamente le enfoca su trasero.

Depravado de mierda.

Paso las fotos y sigue enfocando diferentes zonas de la mujer, me pasa un escalofrío por todo el cuerpo, esto se me hace demasiado perturbador.

Intento guardar la cámara, pero veo un vídeo.

Al principio todo parece distorsionado, no se ve muy bien, está oscuro y sucio el lugar, pero luego está aquella mujer en una silla, sentada y atada, su cabello rubio ahora está enmarañado y mojado de lo que parece sudor, está llorando y sangre sale de su nariz, el hombre le dice unas palabras en inglés británico las cuales no entiendo ya que está agitado, luego noto porqué lo está, tiene su miembro afuera y le insinúa a la chica que se lo meta a la boca, ella llora e intenta gritar, pero antes de que lo haga el asqueroso cerdo le mete el miembro a la boca ahogando sus gritos y manchando su pene de sangre, luego de esto el vídeo termina. 

Maldito violador.

Maldita sea.

Sigo pasando fotos y de repente otro vídeo.

Es en el mismo lugar, pero está grabado desde ángulo diferente y esta vez el hombre no sostiene la cámara, él está parado al frente de la chica que lo mira aterrorizada, el....el hombre tiene un jodido martillo en su mano izquierda, cuando está a punto de dar el primer golpe no puedo más... No puedo soportar esto, me quedo mirando la ropa y al tocarla un escalofrío pasa por mi cuerpo; probablemente sea de esa chica, justo en este momento estar cerca de Jacobo no se siente tan jodido.

Aunque él también sea un asesino.

Con la cámara en mi pecho salgo de aquella habitación.

A punto de bajar las escaleras alguien abre la puerta, me congelo en mi lugar.

Miro hacia abajo y una cabellera rojiza me hace pegar un brinco, no es Jacobo, él no tiene llaves.

Ana, camina, camina, maldita perra camina.

Mi mirada cae en el televisor encendido, mierda.

Doy pasos sigilosos hacia atrás quedando escondida en un muro, que está en frente de la puerta de la habitación. El hombre entra pronuncia algo que no puedo entender y recorre toda la sala de estar, noto que mira hacia el segundo piso y me escondo con rapidez, al sentir que el sube los escalones me meto en el cuarto rápidamente, aún tengo la cámara en mis manos.

Mis manos se niegan a soltarla.

No me queda más opción que meterme debajo de la cama, es un escondite estúpido, pero luego pienso que él primero iría directo a su clóset a buscar las pruebas de lo que hizo; me arrepiento cuando noto que a mi lado hay un gran costal amarrado con sogas  y el olor nauseabundo que emana de él me hace querer vomitar. Pero antes de que pueda hacer algo, alguien abre la puerta y entra en la habitación.

No, esto no puede ser lo que estoy imaginando...

Mi sospecha se hace verdad cuando quito un poco del costal que está al lado de mi cara, una cabellera casi blanca con sangre seca mancha cada hebra de cabello, un sollozo salió de mi boca sin permiso.

Este hombre me asesinará como hizo con esta chica.

Mis manos tiemblan mientras intento taparme la boca para evitar que mis sollozos revelen mi posición. Pero sé que no podré esconderme por mucho tiempo. Estoy atrapada en la misma casa que un asesino, y ahora él sabe que estoy aquí.

Este cuerpo debe tener más de cuatro días aquí, ya ha empezado a descomponerse.

Veo los pies del hombre que está justo al frente mío, directamente como pensé se va justo al closet, al darse cuenta de que su cámara no está estrella todo a su paso, haciendo que un pequeño gemido de susto salga por mis labios.

—¡KANIL, MI VIDA!—Grita desgarrado.

Luego de ello veo que sus pies van retrocediendo, y sus rodillas tocan el piso, va a buscar justo el cuerpo de Kanil si es ella a la que llama, y me veo directamente a los ojos con el asesino...

Obsesionado por ti ©️Where stories live. Discover now