✾Capítulo 18: Derrumbe de emociones.

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Tres meses transcurrieron desde que Jacobo y yo nos unimos, tres meses de una felicidad que creía inalcanzable. Me trata con amor y amabilidad, siempre encuentra formas de sacarme una sonrisa. Sin embargo, hay un velo de misterio sobre su trabajo, un secreto que no me atrevo a explorar demasiado, aunque la duda roe mi curiosidad sobre cómo puede permitirse lujos tan grandes como el deportivo Lamborghini que me regaló.

En cuanto a mi pasado, el silencio persiste. No he tenido noticias de Juan, Fernando o mi familia. A veces me pregunto si están mejor sin mí, si mi ausencia ha traído algún tipo de alivio. Las noticias tampoco han seguido mi búsqueda, como si el mundo hubiera olvidado por completo a Anastasia Scott en apenas un año.

Un grito proveniente de la planta baja interrumpe mis pensamientos. Corro hacia abajo y me encuentro con Jacobo, quien me abraza con fuerza y me da un beso lleno de ternura.

—¿Cómo has estado, linda? —pregunta, depositando los víveres en la cocina antes de sentarse en el sofá.

—Te extrañé —confieso, sentándome sobre sus piernas y devolviéndole el beso.

—¿No me dejas descansar? —bromea.

—Me has vuelto adicta a ti —respondo, antes de que me levante y me envuelva con sus brazos, llevándome hacia arriba.

Me recuesta sobre el lavamanos y entra en mi suavemente, yo solo gimo viendo su expresión de placer, es tan bello, pero también puede ser tan salvaje a la vez. 

Luego me lleva a la tina y hace que mis piernas se abran para que su lengua pase en mi, haciéndome retorcer de placer.  La pasión nos consume en la ducha, donde nos entregamos el uno al otro con un deseo ardiente. Cada caricia, cada beso, me hace sentir viva y completa.

De repente, un golpe en la puerta rompe el hechizo de nuestra intimidad. Intento vestirme, pero Jacobo me detiene con un gesto decidido. Con una bata improvisada, se dirige a abrir la puerta, y yo lo sigo sin que se dé cuenta.

—¿Qué haces aquí, Corban? —la voz de Jacobo suena más dura de lo habitual.

—No has terminado tu trabajo hoy. Los del consejo están molestos porque dejaste a uno con vida —responde Corban con frialdad.

Jacobo bufa.

—Mañana me encargaré de él. Ahora no puedo —responde, y su tono cortante me eriza la piel.

Corban persiste, golpeando donde sabe que duele.

—Es tú trabajo Jacobo, tú los asesinas ganas dinero, entonces como faltó uno devuelves el dinero, sabes cómo se maneja este negocio, no tendría que venir a buscarte su hicieras tú trabajo bien.

Siento que mis ojos se llenan de agua al escuchar esto.

¿Por qué mierda me sorprendo?

¿Por qué mierda me hago la víctima si conocía la naturaleza de Jacobo?

No sé, pero escucharlo tan crudamente es diferente.

—No vi cuando me faltaba uno, vete a la mierda.—Gruñe Jacobo con molestia.

El chico se queda un momento callado.

—Has cambiado desde que te enamoraste. Ya no eres el asesino sin corazón de antes. ¿Acaso ahora te ablandaste, maldita flor? 

La ira de Jacobo estalla, y en un instante está sobre Corban, su mano aferrando su cuello con una ferocidad que me estremece.

—En mi vida personal no te metas, y mucho menos con ella. ¿Entendido? —su voz es un gruñido gutural—. Vete de mi casa antes de que me arrepienta.

La puerta se cierra de golpe, dejando a Corban en el umbral, y el silencio que sigue es ensordecedor. Jacobo se vuelve hacia mí, y su rostro palidece al ver las lágrimas en mis ojos.

—Ana, yo... —comienza a decir, pero no puedo soportar verlo en este momento. Me aparto y corro hacia la escalera, las lágrimas borran mi visión mientras subo las escaleras hacia la habitación.

¿En serio Ana?

¿Por qué me duele tanto escuchar la verdad que siempre supe que estaba ahí? ¿Por qué me hago la víctima cuando he elegido este camino con los ojos bien abiertos?

Las preguntas me atormentan mientras me desplomo en la cama, tratando de encontrar consuelo en el abrazo vacío de las sábanas.


Obsesionado por ti ©️Where stories live. Discover now