✾Capítulo 32: Un lugar correcto.

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Han pasado varios días, exactamente no sé cuántos.

Cyril no volvió en estos largos días, una persona que no identifico me ha traído comida y me ha llevado al baño, también una noche vino alguien que se que es hombre y me golpeó, dijo algo sobre mi muerte.

Maldito.

Hace mucho calor, quiero bañarme.

En la mañana vinieron a llevarme al baño y desde entonces no han vuelto.

Ya me acostumbré a no desayunar o almorzar, es más siento que cada día estoy más débil.

Me alimentaba más Alejandro cuando fue mi niñero.

No he sabido nada de Jacobo o de Corban, los malditos tal vez se largaron y me dejaron en el olvido.

Tal vez Jacobo al darse cuenta de que yo sé toda la verdad no quiere saber nada de mí, ya no tendrá a quien manipular.

Pero no me interesa.

Siento que alguien abre la puerta, mis ojos vendados no ayudan mucho.

—Te llevaré al baño—Anuncia.

Una siniestra sonrisa se posa en mis labios y me dejo llevar.

Camino unos cuantos pasillos y llegamos al cuarto de baño, este consta de varias filas de duchas y varios retretes.

Me quitó las esposas de mis manos y los amarres de mis pies, quitó la venda de mis ojos y me señaló la ducha.

Este baño no está muy lejos del cuarto donde me tenían, pues vine con mis pies atados y no me produjo tanto dolor como hubiera sido el caso de caminar mucho.

—Quédate—Le dije.

No dijo nada, solo miró hacia la entrada y volvió a mirarme a mí.

—Cierra la puerta y quédate—Repetí.

Su silencio se estaba prolongado mucho, así que actúe.

Tomé mi blusa y la levanté para quitarla de mi cuerpo, mientras lo hacía miraba sus ojos, esos ojos llenos de lujuria, esos ojos tan inocentes y a la vez tan deseosos. Bajé mis pantalones y luego lentamente quité mi sostén.

Escuché como tragó saliva con dureza viendo mis senos al descubierto, me acerqué a él y puse su mano en mi tanga, invitándolo a que él mismo la quitara.

—Hazlo Cyril, yo sé que quieres, déjate llevar—Solo me miraba, miraba mis labios y miraba mi cuerpo atónito.

Pero accedió.

Bruscamente quitó mi tanga quedando totalmente desnuda, quité su camisa con fuerza mientras él me ayudaba con su pantalón.

—Me deseas—Hablé acercándonos hacia una de las duchas.

Completamente desnudos puse mi cabeza para atrás dejando que el agua cayese por todo mi cuerpo, dejando que él se deleitara con la vista.

Me tomó fuertemente e hizo que mis manos tomarán la pared de cerámica, haciendo que me agachara un poco. 

Sentí como su juguetón miembro rozaba mi cavidad y sentía que su respiración se aceleraba.

Yo misma introduje su miembro en mí con fuerza, haciendo a los dos jadear.

El agua cayendo sobre mi se sentía tan bien.

Él se movió circularmente en mí haciendo que mis piernas empezaran a fallar. Puse mi cuerpo frente a él e hice que me alzara en su tronco, me recostó contra la pared fría y mojada y empezamos con una danza de movimientos rudos que me hacían gemir.

Pero de nuevo el juego.

Me bajé de él y salí de la ducha, puse mi blusa y mi pantalón dejando al olvido la ropa interior.

Tomé las esposas y lo invité a que las pusiera en mis manos.

Sus ojos reflejaban confusión, no sabía que yo jugaba con su mente y esa era mi ventaja.

Puso su ropa y colocó mis esposas, pero no la venda ni los amarres de mis pies.

—Sígueme—Ordenó sin siquiera mirarme.

Y lo hice.

Probablemente me llevaba a mi "celda" pero dejaría que mis pies descansaran.

Pero no fue así.

Tomamos un conducto estrecho y oscuro.

Él no hablaba.

Yo tampoco.

Cuando llegamos al final pude observar una especie de callejón, sucio y descuidado.

—Falta una hora para que oscurezca, te quedarás aquí hasta que vuelva por ti.—Ordenó asomando su cabeza por aquel oscuro y vacío lugar.

No dije nada.

Solo lo miré, lo observé, lo analicé.

¿A dónde me llevaría?

(...)

Habían pasado varias horas, Cyril había vuelto hace poco, de vez en cuando me observaba y esquivaba mi mirada si se encontraba con la suya.

—Mi auto es aquel—Señaló un Porsche Panamera—Cuando te diga, vas a correr y entrar de copiloto.

Asentí.

Iba a empezar mi trayecto cuando me tomó del brazo.

—No quiero trucos Anastasia, no me importaría dispararte desde aquí—Amenazó tocando su arma.

Volví a asentir, solo quería largarme.

Salí a toda costa de allí y me metí en el auto esperando que Cyril llegase.

Lo que pasó rápidamente.

—¿A dónde iremos?—Pregunté.

Me miró y río un poco.

—A un lugar donde sea correcto correrme—Susurró en mi oído.



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AnyiLi 🌻

Obsesionado por ti ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora