❝ Tu inocencia fue lo que más me atrajo y no temo corromperte al máximo, Jeon. ❞
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➪ En esta obra no se busca sexualizar u ofender a ningún idol, esto es solo con fines de entretener. Si no te gusta este tipo de contenido te invito a...
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Si pudiera describir en una palabra aquel lugar sería "ridículo". Por lo que logró leer en la entrada era un hotel, grande y lujoso, el cual recibiría a empresarios de todo el mundo para la grandiosa cena organizada por unos importantes embajadores.
—Vendré por ti antes de las doce —. Habló Daniel.
—¿No te quedarás? —. Lo miró asustado, no quería quedarse solo.
—No, va contra las reglas —. Respondió —. Está fiesta solo es para empresarios y yo solo soy un simple chófer.
—Es una tontería, se jactan de ser empresarios a favor de los derechos y no aceptan que el personal cene con ellos —. Estaba indignado.
—Es una cena privada, no es para tanto —. Le regaló una sonrisa.
—Bien, entonces yo tampoco debería de estar aquí, no soy empresario —. Intentó irse, pero Daniel lo detuvo.
—Eres casi un empresario, así que sí tienes que estar aquí —. Además, eres el invitado del señor Kim.
—Creí que su invitada era esa tal Ara —. Rodeó los ojos.
—Ella es su acompañante, tú un invitado —. Respondió ganándose una cara de pocos amigos por parte del pelirrojo.
—Mejor voy al restaurante, se hace tarde, te veo más tarde.
Sin más empezó a adentrarse al hotel observando su alrededor con detenimiento hasta llegar al restaurante del lugar donde se encontraban todos los empresarios. Al entrar lo primero que vió fue a un mesero ofreciéndole un poco de Champagne.
—Gracias —. Agradeció tomando una copa con delicadeza y darle un sorbo.
Siguió caminando en busca de una mesa, se sentía incómodo al ver a todos platicando y él estaba solo. Al llegar a la barra lo primero que vió fue al señor Kim platicando con una pareja y a su lado estaba Ara, con su típica sonrisa hipócrita y aferrada al brazo del mayor.
—Par de idiotas —. Murmuró para después darle un gran trago a su bebida. En ese momento sintió como alguien picaba sus costillas de forma delicada, acción que lo hizo voltear con brusquedad —. Por Dios, Jin, que susto.
—Holi —. Sonrió en grande —. ¿Qué haces aquí?
—Al parecer soy invitado del señor Kim —. Alzó los hombros.
—Interesante, yo acompaño a mi padre —. Suspiro —. Me alegra verte, estás cenas me aburren.
—¿No es tu primera vez? —. Bebió el último sorbo de champagne de su copa.
