Capítulo 24.|Tus llaves nuevas, Camaleón.

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Alexander.

Me levanto con un fuerte dolor de cabeza, producto de todo el alcohol de la noche anterior. Intento ponerme de pie de la cama pero mis esfuerzos son inútiles, vuelvo y caigo desplomándome como todo un enfermo. Lanzo un gruñido de frustración. ¿Para qué me puse a beber como loco? Estas fiestas de pandillas van a acabar conmigo. Me levanto ya sin volverme a caer y me siento a orillas de la cama y todo empieza a darme vueltas. ¡Jodido seas Alexander! ¿Cuándo vas a dejar de pasarte de tragos, eh?

Camino al baño y con gran dolor en todo el cuerpo me doy una ducha. Cuando salgo, paso por el living del almacén para ir a la cocina a tomarme un calmante. Encuentro el típico desorden y veo a Travis ordenando un poco.

—¿Travis? ¿Tú tan temprano aquí?—Le pregunto mientras abro el refrigerador y me sirvo un vaso de agua.

Él me mira levantando las cejas.

—¿Qué hora crees que es Alexander? Son casi las dos de la tarde.

Miro el reloj y sí las dos y muchos minutos más. Paso mis manos por mi rostro todo enmarañado.

—He dormido bastante.—Digo tomándome el calmante.

—Demasiado y eso sólo te pasa cuando amaneces bebiendo y de fiesta.—Me mira directamente.—¿Qué Aaron no puso pretextos por tus fiestecitas?

Río.

—No tendría por qué, este es mi almacén.

—Sí pero ahora somos sólo una pandilla Alex, cualquier cosa que se haga en los dos almacenes se tienen que comunicar a los líderes. ¿Le dijiste a Aaron que harías una fiesta?

Miro hacia abajo y niego.

—No.

Travis rueda los ojos.

—No estamos para más problemas de los que ya tenemos Alexander, y mucho menos con Aaron, las cosas van bien entre las pandillas, no lo arruines.

—Lo sé y lo siento, pero necesitaba un respiro, cualquier cosa se lo explicaré a Aaron.

Travis niega.

—A ver. ¿Por qué el Camaleón Mayor necesitaba un respiro?—Me pregunta con su sarcasmo.

Me encojo de hombros y me siento en el taburete de la cocina.

—Simplemente he estado muy agotado Travis.

—Cuando se está agotado se descansa, se duerme Alex, no se hace una fiesta con mujeres, sexo y alcohol. ¡Eso acabará contigo hermano!

Lo miro divertido.

—¿Desde cuando te has vuelto tan correcto y aburrido amigo?

Él niega sin humor.

—Desde que mi verdadera familia sabe de mi existencia y pronto cualquier duda que tengan se aclarará.

—¿Ya te hiciste la prueba?

Él asiente.

—Hace unas horas, y no puedo esperar por esos resultados.

Palmeo su espalda y le sonrío.

—Eso es una buena noticia Trav, me alegro mucho por ti.

Él me observa como si me estuviera analizando.

—¿Y entonces por qué te veo tan apagado, Alex? ¿Por qué estás tan ido? ¿Qué está pasando?

Trago fuerte y suelto un suspiro.

—No lo sé, quizás con todo esto de Gregory vivo y buscando venganza en contra de Leah y su familia me tiene en otro mundo.

—No creo que sea sólo eso. A ti te pasa algo más. Vamos Alex. ¿Qué sucede? Somos mejores amigos, no estoy acostumbrado a verte tan cabizbajo.

Mi Salvación #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora