Capítulo 25. |Solo nosotros.

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Aaron.

Los muchachos están desde temprano como buenos trabajadores en el almacén. El taller hoy lo hemos dejado en manos de los otros trabajadores y hemos decidido dedicarnos de lleno a las cosas importantes del almacén. Nos detuvimos un momento para desayunar. Alice y Madison nos estaban preparando un delicioso desayuno.

La noche anterior me quedé hasta muy tarde esperando la llamada devuelta de Leah y nunca llegó. Yo podía volver a llamarla, pero ella había prometido hacerlo y lo encontré muy extraño que me haya dejado esperando. No voy a negar que estoy enojado, y a la vez muy curioso por lo que podía estar haciendo Leah que se le olvidó devolverme la llamada.

—¿Por qué tan pensativo, Halcón?—Me pregunta Matt mientras devora su desayuno con verdadera hambre.

Me encojo de hombros.

—No he sabido de Leah desde anoche, acordó en devolverme la llamada y no lo hizo. —Miro a las chicas que se encuentran a mis espaldas moviendo sartenes. —¿Alguna de ustedes habló con Leah anoche?

Ellas niegan.

—Yo no. Nos vimos en el trabajo pero después de ahí no hemos hablado. —Responde Madison.

—Yo tampoco. Nos mandamos un mensaje como a las ocho de la noche, era para decirme que como hoy era su día libre pasara a darle sus saludos a Jojo.

Peyton carraspea mientras se sirve una taza de café.

—La Leah siempre muy servicial con mi madre. —Se acerca a mí y coloca sus dos codos al igual que yo sobre la encierra de la cocina y me mira. —No te preocupes tanto por ella, debió quedarse dormida o que sé yo.

Ruedo los ojos.

—Leah está amenazada de muerte, cualquier cosa puede pasarle y yo tengo que estar pendiente. Pero esta vez siento que se trata de otra cosa. —Suspiro. —¿Alexander aún no llega?—Pregunto extrañado al no verlo.

—No, aún no llega. Travis llamó y dijo que venía en camino con él, al parecer tuvo alguna movida anoche. —Responde Jared.

—¿Alguna fiesta en su almacén?—Pregunto.

—La otra noche sí, pensé que estabas al tanto. —Dice Matt.

Niego.

—Pues no, ahora resulta que soy el último en enterarme. —Suspiro. —Pero no importa, no voy a armar problemas por eso ahora. Terminen de desayunar, hay mucho trabajo.

La puerta se abre y vemos a Leah como entra con un aspecto muy agotador, como si no hubiera dormido nada la noche anterior. Mi cara de enojado y de curioso no puede disimularse. Ella se acerca sonriendo pero se da cuenta de mi actitud hacia ella.

—Llegó por quién lloraban. —Murmura Peyton toda sarnosa y se marcha con su taza de café fuera de la cocina.

Leah la mira confundida y la ignora.

—Buenos días chicos. —Saluda ahora muy animada. —Buen día, cariño. —Intenta acercarse a mí y yo me quedo quieto mientras ella deposita un beso en mi mejilla.

Me mira extrañada y yo sigo en silencio. Los chicos se dan cuenta de la situación y empiezan a exparsirse. Las chicas la saludan con amor y luego salen detrás de los demás, dejándonos solos a los dos en la cocina. Ella suspira y se sienta frente a mí colocando su bolsa en otra silla a su lado. Pone sus codos en la encimera de la cocina y deja caer su cabeza entre sus manos mirándome fijamente.

Mi Salvación #2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon