Ruidos

11.6K 596 148
                                    

Me levanto casi a mediodía. Lo bueno de pasar la noche trabajando y no de fiesta es que no hay resaca al día siguiente. Me encuentro otro post-it en el espejo, esta vez diciendo que Queen ya tiene su pienso y con un corazón dibujado. No sé si eso último es por mí o por la gata, pero cualquiera de las dos opciones me hace mucha ilusión. Entre las notitas y el detalle de venir a verme anoche, cuando estos últimos días no ha estado en su mejor momento de ánimos, Natalia se está ganando un huequito en mi corazón. Además, con cada día que pasa voy desentrañando un poco de ese aura misteriosa que tenía cuando solo era una desconocida en el metro y la atracción va en aumento.

Mientras me ducho se me ocurre que ella ha estado en este mismo lugar desnuda. Visualizo el recorrido de las gotas de agua desde su coronilla, bajando por sus mejillas, cuello, pecho... un escalofrío me recorre el cuerpo antes de llegar a su ombligo. Mi regla debe estar al caer, porque estos fogonazos no son normales.

Después de comer me pongo a trabajar en un dibujo que tengo que entregar la semana que viene. Los únicos requisitos indispensables que ha pedido la profesora es que sea un torso femenino, que esté hecho a carboncillo y en un A2. Me pongo a ello con una foto de una escultura de Venus como modelo. Al rato suena mi móvil, es Famous.

- ¡Hola, Alba! - me saluda

- Hey, Fam, ¿qué tal estás?

- Bien, aquí acabando el proyecto de Análisis de la forma. ¿Tú cómo vas?

- Me acabo de poner con el trabajo de Fundamentos de dibujo, el que tenemos que entregar el miércoles.

- Buah, yo aún no he empezado, se me está acumulando todo. Oye, te llamaba para decirte que hemos quedado esta tarde para tomar algo.

- No creo que pueda ir, quiero adelantar esto todo lo posible y hoy trabajo, así que mañana me levantaré tarde también y no me cundirá nada el domingo.

- Anda, no pongas excusas que ya nos diste plantón el jueves.

- Bueno, iré un rato, pero porque me insistes, eh - digo haciéndome la digna de broma.

- Será todo un esfuerzo, con lo mal que te lo pasas con nosotros - me replica.

- Oye, igual le digo a mi nueva compañera de piso que se venga también.

- Claro, the more the merrier. Nos vemos después, guapa.

- Un besito, Famous.

Ahora ya me he acostumbrado, pero al principio me resultaba curioso que hablara con ese acento sevillano y, de repente, soltara algo en un inglés impecable.

...................................................

...................................................

Me llega una notificación de mensaje al móvil de camino de vuelta a casa y miro la pantalla del teléfono con miedo. Afortunadamente es de Alba, así que pulso para leer el contenido. Ha quedado con sus amigos de la universidad para salir un rato antes de trabajar y quiere que vaya con ellos. Me debato entre aceptar o no la invitación. Por un lado me apetece estar con ella, pero por otro me da un poco de reparo juntarme con gente que no conozco. Al final las ganas me pueden y le digo que sí.

Es suficiente estar con ellos solo un ratito para darme cuenta de que he hecho bien viniendo. El recibimiento ha sido cariñoso y en todo momento han intentado que estuviera integrada en la conversación, explicándome cuando salía alguna broma interna del grupo. Después de la segunda ronda pedimos algo para picar, así Alba no se va a trabajar sin haber comido nada como ayer y nosotros hacemos algo de poso para amortiguar el alcohol. Cuando llega la hora en la que se tiene que marchar estoy lo suficientemente cómoda con sus amigos como para quedarme con ellos. No niego que las cuatro cervezas que llevo encima me han ayudado a sentirme a gusto con esta pandilla de universitarios, hacía mil años que no bebía tanto. Se despide de mí con un abrazo largo y un beso en la mejilla. Me parece muy mono que tenga que ponerse de puntillas para hacerlo.

Pasamos de un local a otro, hasta que llegamos al pub donde suelen ir porque ponen buena música y las copas a precio asequible para estudiantes. Ahora vamos ya a cubatas y lo estamos dando todo en la pista. La verdad es que así como grupo de baile debemos ser un cuadro. Tenemos los dos extremos, Famous que baila genial y Miki que parece un pato mareado, pero le ponen los dos el mismo ímpetu. Cuando las cervezas de antes hacen su efecto diurético mi vejiga pide a gritos que la vacíe y no me queda más remedio que ir al baño, me sabe mal con lo bien que me lo estoy pasando. Está hasta los topes, por lo que saco el móvil para distraerme con un juego mientras hago cola y hay un mensaje no leído. Es de Poison. Con el juicio nublado por los rones con cola decido leerlo. De hecho, lo leo varias veces. Por fin me explica por qué me ha puesto los cuernos. Le doy tanto asco y follo tan mal que ha tenido que satisfacer sus necesidades con otras chicas. Quiero demostrarle tanto que está equivocada que cuando salgo del baño me voy directa a recoger mi chaqueta para marcharme. Por el camino me encuentro a Sabela, que es la que va más serena de todos, y me despido de ella. No pierdo el tiempo en decirles adiós a los demás, tengo una misión que cumplir. En mi estado tardo un poco más de lo normal en llegar al Menganita, pero allí no me cuesta mucho encontrar a una chica dispuesta a pasar un rato conmigo.

...................................................

...................................................

Vuelvo por segundo día consecutivo a casa a las tantas, pero esta vez no tengo ni comida ni nota en el espejo. Me reciben unos gemidos que se deben oír desde el rellano del segundo. Natalia está teniendo sexo salvaje, probablemente de reconciliación. Aún a sabiendas de que no debería, no puedo evitar sentir una punzada de envidia en el pecho. Me gustaría ser yo la que la hiciera gritar así y no su exnovio.

Tengo hambre después de haber estado currando toda la noche, pero paso de estar en la cocina escuchando cómo disfruta. Me desmaquillo y me lavo los dientes lo más rápido posible, y me meto en mi cuarto cerrando la puerta para amortiguar los sonidos que vienen de su habitación. Espero que a Queen no le importe quedarse en el sofá el resto de la noche.

Por fin se han acabado los ruidos. No sé muy bien cómo Natalia ha aparecido en mi habitación. Por la escasa luz de la calle que se filtra a través de la persiana soy capaz de vislumbrar que lleva su camiseta larga de pijama, pero hay algo que abulta en la zona baja de su vientre. Sin decir nada se mete entre mis sábanas y se recuesta sobre mí. Confirmo mi sospecha de que lleva un strap-on puesto. La reacción que se genera entre mis piernas es como si hubieran abierto la compuerta de una presa. Empieza a besarme y yo la sigo, solo el deseo de quitarnos las camisetas la una a la otra nos hace separar nuestros labios. Sus pechos son pequeños, pero perfectamente simétricos. Ella aprovecha que ahora están expuestos los míos para lamerlos y mi espalda se arquea de forma instintiva en busca de más fricción. Me quita de una vez el pantalón y las bragas. Parece que ninguna de las dos estamos por perder mucho el tiempo con preámbulos, porque yo le agarro de ambas nalgas y la empujo hacia mí, guiándola hacia mi entrada. No encuentra allí ninguna resistencia, empieza con un ritmo lento y sus labios regresan a los míos. Mi respiración, cada vez más agitada, le va marcando el tempo con el que debe deslizarse dentro y fuera de mí. No tardo mucho en despeñarme por el precipio del clímax.

Me despierto con los espasmos residuales del orgasmo, es la primera vez que me corro por un sueño. Puta regla.

Quería probar a hacer una escena explícita y tenía una deuda con @itziarpastorllamas, pero creo que no es lo mío.

Gracias por leerme!

La chica del metro // AlbaliaWhere stories live. Discover now