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Kwon Ji Yong se sentó a solas en el mostrador del bar del hotel mientras afuera la noche se hacía más profunda. Miraba fijamente a la intacta copa de bourbon en frente de él. Estaba volviéndose rápidamente aguado y pálido. Mientras miraba los cubos de hielo derretirse, se preguntaba qué tomaría llenar el vacío dentro él.

"¿Cuándo dejaré de escoger a perdedores?" Pensó. El son de una melodía de Eric Satie lentamente circulaba a través del salón e intensificaba los sentimientos de tristeza de Ji Yong.

Por un año entero, la felicidad había estado a su alcance. Pero un mes antes, el hombre que Ji Yong pensaba estaba enamorado, lo había abandonado, escogiendo promover su carrera casándose con la única hija del presidente de la compañía.

"Los hombres solamente son buenos para el sexo," le había dicho a Ji Yong al final. "Ve y encuentra a alguien nuevo. Tal vez pueda calentar ese culo frígido tuyo."

Ji Yong había estado a punto de correr detrás de su amante. Pero las crueles palabras lo habían detenido abruptamente,desbordándose sobre él como una ducha fría.

No importa cuán duro Ji Yong trataba, solo no podía hacerse asimismo sentir cualquier placer del sexo anal. Su amante lo había atormentado e intimidado al respecto hasta el día que se habían separado.

Y aún Ji Yong tenía que admitir que había sabido desde el inicio que este hombre, que lo había tratado tan cruelmente e insensiblemente, no había sentido amor por él. Los sentimientos de Ji Yong habían sido verdaderos, pero para su amante, había sido nada más que un escape para deseos impropios, un pedazo de culo que no presentaba riesgo de embarazo y no lo presionaría para casarse.

"Traté tan fuerte que me gustara," venía el tortuoso pensamiento.

Ji Yong había fingido no darse cuenta de la verdadera naturaleza de su amante simplemente porque no había querido verlo.

"Soy un gran idiota."

Habían sido años desde que Ji Yong, en el primer rubor de la adolescencia, se había dado cuenta que solo sentía deseo por su propio sexo. Ahora, a casi 26, se preguntaba porque se encontraba asimismo en la misma situación una y otra vez. 

Suspirando, dejó de un lado sus pálidos flequillos parecidos a seda. Su perfil parecía delicado en su pena. Espesas, largas pestañas hacían intensos flecos, ojos almendrados sobre una estrecha finamente formada nariz y una boca bellamente moldeada. Cualquiera viéndolo se habría preguntado cómo alguien tan exquisitamente bello tendría tan pésima suerte con los hombres.

Pero no importa cuánto doliera, cuánto lloraba, no había nada que Ji Yong pudiera hacer - simplemente carecía de criterio cuando se refería a los hombres. Muchos de ellos eran atraídos por su apariencia, así que ¿por qué era que solamente escogía los perdedores que lo usaban y abandonaban?

Generalizar las cosas diciendo que, "Solamente escojo perdedores," no podía incluso comenzar a contener el dolor que había sufrido y el cual, incluso ahora, se negaba a dejarlo.

El hombre que recientemente había abandonado a Ji Yong había sido su jefe. Cuando se había separado, Ji Yong se había encontrado asimismo devastado y sin querer ver al hombre nunca otra vez. Pero las cosas solamente se habían vuelto peores; había sido degradado a un trabajo sin sentido, que odiaba. Su vida personal y profesional siendo destruidas en un solo golpe dejó a Ji Yong desolado, vacío y desinteresado en su insignificante existencia. ¿Quién podía culparlo por tratar de bloquear su dolor patrullando la ciudad en la noche, desesperadamente ansiando por el contacto humano?

Pero nada le traía satisfacción alguna. Una vez que había pasado por el cuartel gay de Shinjuku, pero sin encontrar a nadie interesante, se había encontrado asimismo persiguiendo a los hombres que se habían acercado a él uno detrás del otro. Parecía como que nada bueno en la vida le pasaría a él otra vez. Ji Yong deseaba ser sanado, pero era muy cobarde aceptar una noche de consuelo en los brazos de un extraño. Aún, el pensamiento de estar solo era insoportable así que había tropezado dentro de este hotel en la media noche. Ahora perseguía el mostrador del bar y se maldecía asimismo por su estupidez. Ciertamente que no entraría un tipo en un elegante hotel como este y trataría de recogerlo.

"Supongo que debería solo irme a casa," pensó para sí mismo. "Tengo que estar en el trabajo a las cinco en punto."

Luego Ji Yong se dio cuenta que era viernes en la noche. En el pasado cuando todavía le importaba su trabajo. No le había molestado trabajar en los fines de semana. Ahora sus dos días de descanso eran nada más que una enorme extensión de tiempo sin amante que pudiera prestarle significado.

"No hay sentido en regresar a mi habitación solo," decidió, haciendo de un lado su aguado bourbon para extinguir el vacío y la molestia que se mezclaba dentro de él. Emborracharse de repente parecía una buena idea. Aunque en realidad, Ji Yong había aprendido muchas veces durante el horrendo último mes que cuando la embriaguez pasaba, se sentía al menos tres veces peor que antes. No tenia tolerancia cuando se refería a alcohol y siempre se sentía como mierda antes de finalmente desmayarse.

"Es muy patético cuando incluso emborracharse no ayuda." Pensó. Sentado aquí frente de su copa vacía, se despreciaba asimismo por su cobardía.

"Dos bourbons en las rocas, por favor," una seductora, irresistible voz resonó, sorprendiendo a Ji Yong de su ensueño. "Uno para mí y uno para él."

Ji Yong levantó la cabeza y vio al hombre. Quien parecía estar a mediado de sus treinta, sentado a dos taburetes de él. Tenía un lustroso cabello negro y fina facción varonil que no parecía que pertenecían a una persona coreana. Su costoso traje de alta calidad lo hacía parecer como si había salido de las páginas de una revista de moda y que no tenía ningún asunto estar aquí sentado en el mundo real. Sus piernas se extendían desde todo el alto taburete hasta el piso con espacio libre, ocultando su impresionante altura.

El hombre miraba fijamente a Ji Yong con ojos negros azabache incluso más oscuros que la noche afuera. El corazón de Ji Yong palpitando desenfrenadamente, no podía apartar lejos su mirada fija. Sabía que tenía que rechazar la copa de bourbon que el cantinero le pasaba, pero se sentía como una rana encantada por una serpiente incapaz de escapar.

Mientras Ji Yong se sentaba allí paralizado, el hombre llevó su propia copa hacia su boca en un movimiento refinado y bebió.

El hombre terminó su bebida después de cinco o diez minutos y se puso de pie. Ji Yong estaba totalmente encantado y cautivado por la tentadora presencia del hombre.

"Habitación 2703," el hombre susurró dentro del oído de Ji Yong y se alejó del mostrador.

"¿Heh?" Ji Yong exclamó para sí mismo. Pequeños escalofríos corrían a través de él como una fiebre, y caliente enternecedor deseo brotaba dentro de su cuerpo. Nunca había sentido una reacción física tal hacia otra persona, era como si su corazón estaba a punto de reventar de su pecho. No podía creer que estaba siendo seducido por un tipo de clase alta en un hotel de clase alta.

"De ninguna manera," pensó. "Esto debe ser algún tipo de error..."

Pero la razón de Ji Yong y buen sentido pronto fueron abrumados por una poderosa tentación. Diez minutos después el hombre misterioso hizo su salida, Ji Yong dejó el bar el mismo.

『Esclavo enjaulado』 » GTOPWhere stories live. Discover now