Te esperaré.

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—Señora, a visto a sol— ella niega.

—No, solo la vi llendose al jardín, ya sabes cómo es—yo sonrió.

Tengo un mal presentimiento, dónde está.

Llegó al jardín y lo recorro todo con la mirada pero no la veo, derreoente piso algo, me agachó y lo veo, su arete.

Rápidamente corro a la habitacion esperando verla ahí, pero no está, y ahí sigue su celular, si ubiera salido se lo hubiera llevado.

—¡Mierda!— corro hacia abajo, y voy directo a su madre—sol no aparece, encontré su arete en el jardín y su celular sigue en la habitación— ella frunze el seño.

—Hay que ver las cámaras de seguridad— asiento, vamos rápido al cuarto de vijilancia y buscamos por toda la casa hasta que la veo.

—La secuestraron— mascullo— y es su padre— ella llora y yo estrelló mi mano en la pared—¡Mierda!— grito, siento un nudo en la garganta, la perdí, lo que más amaba se la llevaron..

(...)

An pasado dos días en los que no demos con su paradero, su madre y Enzo no dejan de llorar.

—Juro que si se atreve a tocarle un pelo lo mató.

—Señor, encontramos una camioneta como la del vídeo, son las mismas placas, está a las afueras de la cuidad—dice uno de mis hombres.

—Vamos por mi esposa— todos toman sus armas y yo tomo la mía.

—Por favor traiga a mi hija—Enzo dice y yo frunzo el seño— es mi hija— yo asiento.

—Eso espero señor—me subo a la camioneta y voy con mi equipo, cuatro camionetas armadas hasta los dientes y con 10 hombres en cada una.

—Quiero los planos de la casa— me los pasan y veo las entradas.

—Sabe que estamos aqui—llegamos y veo las cámaras.

—La matara— susurro.—¡Entren ya! Y lo quiero con vida, yo mismo lo mataré— ellos asienten, derriban la puerta- mantengan el perímetro asegurado, no quiero que nadie salga— ellos asienten, entramos a la casa abandonada, veo el primer cuarto el cual está con sangre, mi angustia crece cuando la veo.

—¡Saquenla!—

—Esta atada al fondo de la cabina, sus ojitos están abiertos y no se mueve, las lágrimas corren con fuerza—¡Mi vida, te sacaré solo aguanta un poco más!—grito, mis hombres rompen la cadena y ella flota por inercia hacia arriba, yo me subo a la cab...

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—Esta atada al fondo de la cabina, sus ojitos están abiertos y no se mueve, las lágrimas corren con fuerza—¡Mi vida, te sacaré solo aguanta un poco más!—grito, mis hombres rompen la cadena y ella flota por inercia hacia arriba, yo me subo a la cabina y la saco, pero no sé mueve.

—Señor déjenos darle primeros auxilios— dice un paramédico y yo asiento.

—Llevenla al hospital—digo susurrando— los sigo atras— ellos asienten y se la llevan.

—Lo encontramos—dice uno de mis hombres.

—Que nadie entre— mascullo, ellos asienten, entro a la habitación, y ahí está, la maldita rata

—Veo que nos encontraste—rie y yo lo golpeó con fuerza

—¡Cómo te atreviste a tocarla!—lo golpeó y el solo rie —Te matare— mascullo y el sonríe.

—Ella nunca fue mi hija, y la hize mía— mi cabeza duele y siento como mis manos tiemblan.

—¡Ella es mía!— lo sigo golpeando hasta que queda inconsciente. Lo arrastró, y le pongo una cadena, lo subo a la cabina y lo arrojó sin más, veo como despierta por la falta de aire, y como súplica.

—Nunca toques a mí mujer— veo como se retuerce y después de un minuto deja de moverse.

—Señor, la ambulancia ya va a partir—yo asiento y voy hacia ella, me subo en la ambulancia y ella sigue sin reacción.

—¿Está viva?—preguntó con un hilo de voz.

—Tiene pulso— suspiro y las lágrimas no tardan en salir, acaricio su mano y su rostro el cual tiene varios hematomas.

—Lo hize pagar por lo que te hizo presiosa—susurro en su oido—pero no me dejes, por favor, resiste y quédate conmigo—beso su mano.

—La estamos perdiendo—el paramédico dice y saca el desfrivilador.

—Despejen— me hago a un lado y la reanima

—Uno, dos tres, despejen—vuelve a hacerlo, y siente su pulso otra vez.

—Tiene pulso— suspiro, llegamos al hospital y la bajan, no suelto su mano en ningún momento hasta que llegamos a la sala de operaciones y no me dejan pasar, entonces recorro su rostro otra vez, piel pálida, ojos hermosos, largas y gruesas pestañas, nariz fina y afiliada, pómulos bonitos, algunas pecas y sus labios, los que me dejan sin habla, eso hermosos y finos labios.

—Te esperaré sol— susurro antes de que cierren la puerta—Aquí estaré, siempre—

Sentencia de amor.Where stories live. Discover now