10. Premeditado

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—Arschloch! —escupo cuando rompo la superficie del agua, tomando una gran bocanada de aire—

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Arschloch! —escupo cuando rompo la superficie del agua, tomando una gran bocanada de aire—. Scheisskerl arschloch!

¿Qué me está diciendo, coach? —le pregunta Jaden al abuelo, con las manos en las caderas y una ceja arqueada.

—¿Tengo cara de que sé alemán, Ridsley? —espeta el hombre—. No sé qué diablos te está diciendo, pero no debe ser bonito —asegura antes de poner sus ojos sobre mí—. Cuando termines de patearle el trasero por comportarse como un niño de cinco años espérame en el auto. Dejaré tu bolso ahí y luego voy a ir por un helado.

—¡No, papá dijo que debes cuidarte de los lácteos y también del azúcar! —advierto enfadada, apartándome los mechones de cabello mojados fuera del rostro—. ¡Y también debes hacer más ejercicio!

—Voy a ir caminando por el helado, eso cuenta como ejercicio —replica el anciano encaminándose a la salida—. Y un poco de chocolate nunca fue la causa de muerte de nadie, a diferencia de lo que pasaría si me quedara un segundo más junto a este idiota. —Señala a Jaden, quien levanta las manos en señal de inocencia—. Dale un golpe por mí por tirarte al agua.

—Estás asumiendo que yo no podría matarlo, abuelo —observo, pero él acelera su paso mientras nado hasta la orilla—. ¡Soy tu nieta, una Shepard, claro que podría! —digo elevando al voz, pero él desaparece de mi campo de visión.

Cierro los ojos un instante. Esto no me parece gracioso en absoluto. Mis botas favoritas están empapadas y no hay peor sensación que la de la ropa adhiriéndose como una segunda capa de piel a la tuya. Pienso que voy a tener que subirme al Jeep y estar incómoda en un viaje de quince minutos al departamento mojando el asiento y me hierve la sangre.

—¿Por qué rayos hiciste eso? —demando saber. Jaden se pasa una mano por la barbilla y sonríe ladeadamente, tomándose la pregunta a la ligera—. Este no es el contexto para divertirse y hacer una poolparty, vinimos a traba... —Me interrumpe arremangándose las mangas de la camisa mientras se acuclilla en el borde.

—Algún día tu cuerpo no podrá resistir ser tirado de improvisto a una piscina —se limita a decir.

Entiendo su punto. Traer a colación la entrevista de la niña y el mensaje de que en algún momento nos haremos ancianos y seremos incapaces de hacer ciertas cosas es inteligente, pero también manipulador dado que está justificando esta estupidez.

—Gracias a Mae Jamie Hallis creo que sí podrá —justifico haciendo referencia a que la niña adapta cada situación y juego de jóvenes para los más grandes. Los ojos cafés de Jaden adquieren un brillo desafiante y sonríe un poco más, entretenido—. ¿Acaso se te pasó ese mensaje? ¿O es que tu cerebro solo retiene lo que te conviene para hacer lo que se te da la gana y excusarte en el proceso? —Estoy molesta y no lo oculto.

—Soy detallista, nada de lo que verdaderamente me importa pasa desapercibido —contesta inclinándose un poco más y bajando la voz—. Esta es solo una cuestión de perspectivas, amor.

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