20. En danés

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Me despierto al sentir que traza suaves espirales en mi espalda

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Me despierto al sentir que traza suaves espirales en mi espalda.

—Ya me estaba aburriendo, amor —dice cuando me revuelvo entre las sábanas con la necesidad de retroceder el tiempo y volver hace cinco minutos atrás, cuando en sueños no tenía que enfrentarme a la vida adulta e ir a trabajar un domingo.

—¿Y qué tengo que ver yo con eso? —digo sobre mi estómago, incorporada en mis codos—. No soy un juguete como para que asumas que puedes entretenerte conmigo cada vez que no sabes qué hacer con tu existencia.

Está apoyado contra la cabecera, con el torso desnudo y la manta rozando su ombligo. Parece que lleva tiempo despierto y le falta energía. Después de un polvo —o repetidos polvos—, creí que me encontraría con un Jaden más juguetón, pero este esta por demás de tranquilo.

—Ayer no parecía molestarte la idea de que yo fuera tu juguete y tú el mío —apunta con una ceja arqueada y una sonrisa ladeada curvando sus labios.

—Voy a darte crédito por el ingenio —aseguro pinchándole las costillas con el índice antes de estirarme sobre él para alcanzar mi reloj y ver que solo nos queda media hora para llegar a Adrinike Cod—. ¿Sabes si está el abuelo despierto? Porque si me ve cruzar de tu cuarto al baño con este cabello que grita «¡Tuve sexo, mundo!», va a servirnos una promesa de muerte en el desayuno.

Dejo el reloj y tengo la intención se sacar mi trasero de la cama, pero me freno cuando aparta mi cabello, acomodándolo tras mi oreja y acariciando el lóbulo en un gesto por demás dulce.

De acuerdo...

—¿Pasa algo? —pregunto, rodeando su muñeca para que se detenga—. Pareces demasiado sereno. ¿El efecto de la eyaculación se prolongó o qué?

Eso lo hace reír.

—¿No puedo apreciar mi juguete sin ser juzgado? —No sé si lo dice en serio o me está evadiendo.

—El juguete tiene que ir a trabajar, y si no quieres quedarte sin empleo, tú también.

Salgo de la cama y a medida que recojo mi ropa me la voy poniendo. Él no hace ademán de moverse, pero siento sus ojos siguiendo mis pasos por la habitación. Intento quitarme la paranoia diciéndome que solo está siendo Jaden, el que era ayer, antes de tener sexo, pero una parte de mí está comenzando a arrepentirse. Que esté tan reflexivo me hace creer que, tal vez, no haya captado mi concepto de «encuentro casual».

Estuvo exquisito. Fue divertido y pasional. Sabe hacer cosas con la lengua que amenazaron con implosionarme internamente y conoce qué lugares tocar —y cómo—, para llevar a cualquiera a un paseo cuesta arriba en la colina orgásmica.

Conoce su cuerpo y sabe utilizarlo. En síntesis, su performance obtuvo diez de parte de cada juez, pero lo que me preocupa no es lo que pasó en la pista de baile en sí, sino detrás de bambalinas. Quiero preguntarle qué está pensando y si recuerdaque pactamos ayer, pero el tiempo corre y necesito una ducha.

Game overWhere stories live. Discover now